Camilo Romero: ¡°El problema del narcotr¨¢fico no se resuelve a punta de fumigaci¨®n¡±
El gobernador de Nari?o, el departamento con m¨¢s cultivos de coca en Colombia, cr¨ªtica abiertamente el esfuerzo del Gobierno por regresar al glifosato
![Camilo Romero, gobernador de Nari?o.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KM3C3RNTXZO5L5TDC6UKCEARRQ.jpg?auth=d83bc749291531b3030c8f8009fe3bb037fccfbb9ef8bf67bfafda6227bdfe70&width=414)
El gobernador de Nari?o, Camilo Romero (Ipiales, 1976), es una de las voces que se opone con mayor vehemencia al regreso de las fumigaciones con glifosato para combatir los cultivos de coca. As¨ª lo dej¨® meridianamente claro en marzo, durante su recordada intervenci¨®n en una audiencia p¨²blica de la Corte Constitucional. Acompa?¨®, junto al progresista Partido Verde en el que ahora milita, los acuerdos con la extinta guerrilla de las FARC, aunque se lamenta de que ¡°la paz nunca lleg¨® a Nari?o¡±. Este periodista con maestr¨ªa en Estudios pol¨ªticos fue hace no mucho el senador m¨¢s joven de Colombia y hoy lidera el departamento con mayor extensi¨®n de cultivos il¨ªcitos. Su principal llamado es a implementar la sustituci¨®n voluntaria de la coca, que a su juicio no es otra cosa que cumplir lo contemplado en los acuerdos.
¡°Es muy necesario para el pa¨ªs un ejercicio de Gobierno previo¡±, contesta Romero cuando se le pregunta por qu¨¦ decidi¨® regresar a la provincia, despu¨¦s de haber llegado a Bogot¨¢ como congresista del izquierdista Polo Democr¨¢tico con apenas 33 a?os, hace casi una d¨¦cada. Reconoce que en el Senado, donde intent¨® infructuosamente promover una revocatoria de sus colegas, tuvo ¡°una ruptura muy fuerte con el ala radical del partido¡±. De su periodo de cuatro a?os como gobernador, que termina despu¨¦s de las elecciones regionales que se celebran en octubre, destaca su gobierno abierto, un estilo distinto, aunque reconoce que es inevitable hablar de los cultivos de coca y los grupos armados que golpean su departamento.
¡°Nari?o es una s¨ªntesis de Colombia. Es de una biodiversidad extraordinaria, tiene poblaci¨®n afro, ind¨ªgena, mestiza la gran mayor¨ªa. En medio de ese departamento hay unas disparidades y unas brechas gigantescas¡±, apunta al detallar la geograf¨ªa de su regi¨®n. ¡°Entre la cordillera y el pac¨ªfico se vive en ese pa¨ªs del pasado que es el pa¨ªs de la guerra, con una conflictividad inmensa que se ha incrementado en ¨ªndices de homicidios, de desplazamientos, en momentos de la implementaci¨®n de la paz. Lo que resulta una incoherencia muy grande porque Nari?o le apuesta a la paz. No solo sale a marchar de blanco, no solo dice que quiere la paz, sino que vota por la paz¡±, subraya al recordar que el s¨ª en el plebiscito de 2016 sobre los acuerdos obtuvo el 65 por ciento de los votos ¨Ca pesar de que perdi¨® por un estrecho margen a nivel nacional¨C.
¡°Fueron la criminalidad y la delincuencia quienes han comprendido el valor estrat¨¦gico del departamento, y no el Estado colombiano¡±, se lamenta. ¡°Lo que se discute hoy en Nari?o es el valor institucional y de la democracia frente a la criminalidad y la delincuencia. Ese es el reto que tiene el pa¨ªs. Mi postura es de defensa de una regi¨®n, de un territorio y de su gente. Y en ese sentido enfrent¨¦ al Gobierno de Santos y ahora enfrento al Gobierno de Duque¡±. Asegura que encendi¨® todas las alarmas antes de que las FARC entregaran las armas, pues el Estado no estaba copando ese vac¨ªo, pero Bogot¨¢ dej¨® al departamento sin suficiente fuerza p¨²blica durante todo el 2017 y ese fue el germen del actual escenario en que no menos de diez organizaciones al margen de la ley se disputan el territorio, con especial ferocidad en el puerto de Tumaco. ¡°Con el cambio de Gobierno nos encontramos con que ahora ni siquiera se habla de paz¡±, apuntilla.
¡°No al glifosato¡±
Colombia registra un desbocado aumento de los cultivos de coca, que alcanzaron una extensi¨®n r¨¦cord de 171.000 hect¨¢reas al cierre de 2017, de acuerdo con la ONU. Solo Nari?o, en la convulsa frontera con Ecuador, concentra m¨¢s de 45.000 hect¨¢reas. Y en ese contexto, el Gobierno de Iv¨¢n Duque, presionado por Washington, pretende reactivar las fumigaciones a¨¦reas con glifosato, suspendidas desde 2015 como respuesta a un fallo de la Corte Constitucional. En la audiencia de marzo ante el alto tribunal, donde Santos y Duque contrastaron su pol¨ªtica antidrogas, Romero habl¨® con una camiseta que resum¨ªa su mensaje: ¡°No al glifosato¡±.
En su opini¨®n, hay tres variables fundamentales. Para empezar, el glifosato ¡°no ha sido eficiente¡±. En Nari?o, si se toman los datos del 2005 al 2014, se incrementaron los cultivos il¨ªcitos a pesar de que se asperj¨® un ¨¢rea equivalente a 370.000 hect¨¢reas, detalla. ¡°Nos asperjaron 3.700.000 litros de glifosato y pasamos de 13.875 hect¨¢reas en 2005 a 17.585 en 2014, casi 4.000 hect¨¢reas m¨¢s¡±.
En segundo lugar, est¨¢ el tema del da?o que causa, pues es potencialmente cancer¨ªgeno. Aqu¨ª Romero recuerda que Colombia resolvi¨® amistosamente una demanda de Ecuador con el pago de una compensaci¨®n y la garant¨ªa de una franja de protecci¨®n en la que no se fumiga. ¡°Hay un reconocimiento del propio Gobierno colombiano para llegar a conciliar que s¨ª le hizo da?o al territorio y a la poblaci¨®n ecuatoriana, tanto que desembolsa 15 millones de d¨®lares. Es un reconocimiento de facto del da?o que le caus¨® a su vecino¡±, argumenta.
En tercer lugar, el gobernador apunta a que el precio de las fumigaciones es mayor, de acuerdo con toda la informaci¨®n que han logrado recoger. ¡°No hay l¨®gica alguna. ?Vas a atacar tu territorio, tu gente, la vida, el ambiente, la salud¡ y adem¨¢s te cuesta m¨¢s?¡±
Romero denuncia la estigmatizaci¨®n que equipara denunciar la falta de presencia del Estado, o criticar el glifosato, con ponerse del lado del narcotr¨¢fico. ¡°Estamos de acuerdo con el Gobierno en que hay que acabar con los cultivos de uso il¨ªcito y en el apoyo irrestricto a nuestra fuerza p¨²blica. Pero en lo que no estamos de acuerdo es en c¨®mo vamos a resolver el problema del narcotr¨¢fico. No es a punta de fumigaci¨®n, por ineficiente. No les va a dar resultados. Donde fumiguen, la poblaci¨®n tendr¨¢ que desplazarse y entonces va a sembrar en otro lugar¡±.
La segunda posible respuesta del Gobierno, valora, es la erradicaci¨®n manual, forzosa, que genera un conflicto social y cuesta la vida tanto de soldados y polic¨ªas como de las poblaciones cocaleras que se les enfrentan. Seg¨²n los datos de la ONU, el 35% de las zonas erradicadas manualmente son resembradas, mientras eso ocurre solo en el 1 por ciento de las ¨¢reas donde se implementa la sustituci¨®n voluntaria, que es la tercera posible respuesta.
"?Cu¨¢l es el camino? Sustituci¨®n de cultivos de uso il¨ªcito. Porque no es otra cosa que cumplir con el acuerdo de paz, va a costar menos que la fumigaci¨®n con glifosato y es la ¨²nica que contempla una mirada social, no solo la mirada de la criminalidad, para enfrentar el narcotr¨¢fico", concluye.
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