Gorbachov a Felipe Gonz¨¢lez: ¡°Hay mucho nerviosismo y todo puede explotar¡±
Las cartas que escribi¨® y recibi¨® Felipe Gonz¨¢lez cuando fue presidente de Espa?a recogen las tensiones de una ¨¦poca de fulminantes y profundas transformaciones
WILLY BRANDT le advirti¨® a Felipe Gonz¨¢lez en una carta del 28 de noviembre de 1986 que los conservadores iban a proponer medidas que, ¡°en nombre del liberalismo¡±, facilitar¨ªan el abandono de las pol¨ªticas de empleo y de seguridad social. Estaba a punto de celebrarse en Londres el Consejo Europeo y el l¨ªder de la socialdemocracia alemana, que entonces no estaba en el poder, le comentaba al joven presidente de Espa?a que conven¨ªa mantener ¡°una postura com¨²n desde el punto de vista socialista¡±. El 1 de enero de ese a?o Espa?a hab¨ªa entrado a formar parte de la Comunidad Econ¨®mica Europea. Y Brandt aprovechaba para pedirle a Gonz¨¢lez que reforzara la sensibilidad del Consejo hacia las cuestiones sociales. Espa?a empezaba a tener ah¨ª algo que decir.
La Fundaci¨®n Felipe Gonz¨¢lez pondr¨¢ a disposici¨®n de los ciudadanos el pr¨®ximo 10 de julio una parte importante de la correspondencia del que fue presidente de Espa?a entre 1982 y 1996, y ese mismo d¨ªa se presentar¨¢ el fondo de cartas en un acto en el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica. El material, m¨¢s de 10.000 p¨¢ginas, estar¨¢ disponible en la web de la Fundaci¨®n, junto al que ya se lleva ofreciendo desde el a?o pasado en que se empez¨® a sacar a la luz el imponente archivo que el pol¨ªtico socialista ha ido atesorando desde 1974 aproximadamente. Esta vez se har¨¢ p¨²blica una tercera parte del fondo de correspondencia, que integra cartas que intercambi¨® con l¨ªderes internacionales (Kohl, Mitterrand, Delors, Gorbachov, Bush, Thatcher, Mandela, Arafat, Peres, Rabin o, entre otros, pol¨ªticos latinoamericanos como Ra¨²l Alfons¨ªn, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez o Alan Garc¨ªa), pero tambi¨¦n se podr¨¢n consultar las cartas de los 33 ministros que escribieron al presidente, de los 52 que trabajaron en los distintos Gobiernos de Gonz¨¢lez. Adem¨¢s, se pondr¨¢ tambi¨¦n a disposici¨®n una amplia muestra de las preocupaciones que le trasladaron los propios ciudadanos al presidente: no solo llegaron a darle consejos precisos sobre una probable remodelaci¨®n del Gabinete, sino que manifestaron sus angustias y zozobras, sus esperanzas y temores, sus enfados o su voluntad de contribuir a la buena marcha del pa¨ªs.
Felipe en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ¡°Hay que dejar que el vapor se escape un poco de la caldera y dejar que la tapa siga cerrada¡±, le dijo Gorbachov a Gonz¨¢lez en un encuentro que celebraron en el Kremlin el 8 de julio de 1991. El muro de Berl¨ªn hab¨ªa ca¨ªdo en noviembre de 1989 y, tal como le acababa de manifestar el entonces presidente de la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas al mandatario espa?ol, estaban en ¡°una ¨¦poca de cambios cr¨ªticos y profundos¡±. ¡°Hay mucho nerviosismo y todo puede explotar¡±, a?ade Gorbachov.
La transcripci¨®n de la larga conversaci¨®n que mantuvieron ambos l¨ªderes en Mosc¨² es uno de los documentos que forman parte del expediente de correspondencia del l¨ªder ruso que estar¨¢ disponible en el archivo de la Fundaci¨®n. El r¨¦gimen comunista que hab¨ªa gobernado desde 1917 una de las dos grandes potencias de la ¨¦poca de la Guerra Fr¨ªa estaba a punto de hacerse trizas. ¡°Hemos salido de un sistema, pero no hemos llegado al otro¡±, le dec¨ªa Gorbachov. En marzo hab¨ªa convocado un refer¨¦ndum sobre la continuidad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; sali¨® el ¡°s¨ª¡±, pero poco despu¨¦s del encuentro con Gonz¨¢lez, en agosto, se produjo un golpe de Estado: el sector comunista m¨¢s recalcitrante quer¨ªa recuperar el poder. Sobre las viejas fuerzas, Gorbachov le coment¨® a Gonz¨¢lez: ¡°Hay un ala de dogm¨¢ticos que a m¨ª me llaman burgu¨¦s, sin ning¨²n argumento, por nostalgia del viejo Partido, cuando estaba este por encima de las leyes, como Dios dando alegr¨ªas a todo el mundo, sin contar con nada ni con nadie, con su jerarqu¨ªa en el pedestal, algo abominable que he vivido desde muy joven¡±.
¡°Tengo el temor de que, como muestra de nuestra incapacidad, en los pr¨®ximos meses llamemos de nuevo al amigo americano para que ponga orden en Yugoslavia¡±, le dijo Gonz¨¢lez refiri¨¦ndose a la falta de miras de la Comunidad Econ¨®mica Europea. ¡°Eslovenia es muy peque?o en comparaci¨®n con lo que puede ocurrir aqu¨ª¡±, observ¨® Gorbachov. Estaban sentados conversando amablemente en el Kremlin y mientras tanto las costuras del viejo mundo se romp¨ªan.
Bush le dijo en 1991 que EE UU retirar¨ªa ¡°todas las armas nucleares t¨¢cticas de sus buques¡±
George Bush y las armas nucleares. El 27 de septiembre de 1991, casi dos meses despu¨¦s del encuentro entre Gorbachov y Gonz¨¢lez en Mosc¨², el presidente de Estados Unidos, George Bush, le escribi¨® al presidente de Espa?a. Despu¨¦s de precisar que los acontecimientos se hab¨ªan acelerado tras lo ocurrido en la Uni¨®n Sovi¨¦tica el 19 de agosto, le dec¨ªa: ¡°El triunfo de los reformista sobre los golpistas parece haber infundido al movimiento reformista no solo una nueva vitalidad y energ¨ªa, sino una legitimidad muy real, previamente ausente del sistema sovi¨¦tico¡±.
Y le hablaba de la OTAN y de las armas nucleares. ¡°Vamos en direcci¨®n hacia unas fuerzas m¨¢s peque?as, m¨¢s ¨¢giles y con m¨¢s capacidad de respuesta ante los nuevos y variados retos militares¡±, le explicaba. El 31 de julio, Bush hab¨ªa firmado con Gorbachov el tratado START (al que despu¨¦s se le a?adi¨® un I para diferenciarlo del segundo, que el propio Bush pact¨® con Yeltsin en 1993) para reducir el n¨²mero de misiles nucleares que pose¨ªa cada una de las grandes potencias, pero estaba inquieto por la posible involuci¨®n pol¨ªtica en la URSS tras el golpe de agosto. El susto pas¨®, as¨ª que Bush ve¨ªa las cosas con optimismo: ¡°Nos encontramos actualmente frente a una oportunidad sin paralelo para modificar la postura nuclear tanto de Estados Unidos como de la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±. Y al final de la misiva le anunciaba que Estados Unidos iba a retirar ¡°todas las armas nucleares t¨¢cticas de nuestros buques y submarinos navales, incluido el misil nuclear de crucero Tomahawk lanzado desde el mar¡±. Se abr¨ªa un tiempo nuevo.
Borrador a Fidel Castro. ¡°Te ruego que me disculpes y recibas esta carta como personal, desprovista de toda connotaci¨®n de cargos y por tanto de relaciones pol¨ªticas entre Estados¡±. Es el 3 de octubre de 1990, y Felipe Gonz¨¢lez ensaya un borrador de una larga carta que quiere enviarle a un viejo amigo, el presidente cubano Fidel Castro. Ese borrador puede leerse hoy como una puesta a punto de las ideas de un socialista eu?ropeo ante el espejo que le ofrece el mito que encarna la revoluci¨®n en Latinoam¨¦rica. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn exige volver a pensarlo todo. ¡°Desde mi convicci¨®n democr¨¢tica sigo creyendo que el socialismo es la respuesta, pero rechazo desde lo m¨¢s profundo esa visi¨®n de ¡®Socialismo o muerte¡¯ que lleva a la derrota de los pueblos, que destruye ¡ªincluso ¨¦picamente¡ª la esperanza de vivir en paz y libertad¡±.
¡°?Por qu¨¦ sigo creyendo que el socialismo es la respuesta? ?Ahora que tanto se habla del triunfo del capitalismo?¡±: este es el asunto que Gonz¨¢lez abordaba en aquel borrador. Cuando manda el mercado, es imprescindible que los poderes p¨²blicos garanticen la sanidad, la educaci¨®n, ¡°una protecci¨®n a los viejos o a los ni?os¡±, el combate contra la desigualdad, le dec¨ªa. Y enseguida iba al grano, observando que le repugnaba esa ¡°corriente de pensamiento¡± que identificaba ¡°democracia y mercado¡±. Al confundir ¡°los valores con los instrumentos¡±, apuntaba que ¡°es un nuevo fanatismo de sustituci¨®n del que combate: el fanatismo comunista¡±.
Gonz¨¢lez hac¨ªa una abierta defensa de la democracia y le propon¨ªa a Castro que hiciera reformas en su pa¨ªs. Confundir el socialismo con lo que ha hecho el comunismo es condenarlo al fracaso. ¡°As¨ª ocurrir¨¢ en Cuba si t¨² no reaccionas a tiempo y ayudas a pilotar con tu pueblo el cambio inexorable¡±.
La carta no sali¨® nunca de La Moncloa. Fidel sigui¨® acudiendo a Felipe para defender los intereses de su pa¨ªs. El 29 de marzo de 1996 le mand¨® 10 folios para justificar la negativa de Cuba a que inspeccionaran su r¨¦gimen de prisiones para valorar la situaci¨®n de los derechos humanos. No hay otro pa¨ªs, observaba, ¡°donde el hombre reciba atenci¨®n m¨¢s cuidadosa y sea tenido en mayor respeto¡±. Para Castro, todo iba bien. Luego, a mano, tras la firma: ¡°No dejes de recordar que en Cayo Piedra los peces esperan por ti. Tambi¨¦n la gente de Tropicana¡±.
Cambios en Alemania. Ronald Reagan gobern¨® en Estados Unidos en los a?os ochenta; Margaret Thatcher, en el Reino Unido; a Helmut Kohl le toc¨® la tarea de unificar Alemania tras el hundimiento del comunismo en los pa¨ªses del Este. Felipe Gonz¨¢lez tuvo que lidiar con el fuerte empuje que tuvieron las fuerzas conservadoras durante buena parte de sus mandatos. Del lado socialista lo acompa?aron durante un trecho largo Mitterrand en Francia, Soares en Portugal, Papandreu en Grecia y, durante una temporada, Craxi en Italia. Delors reforz¨® sus posiciones durante el tiempo en que fue presidente de la Comisi¨®n Europea, entre 1985 y 1995.
La correspondencia de ida y vuelta entre Gonz¨¢lez y Kohl es la m¨¢s voluminosa de las que la Fundaci¨®n saca a la luz en julio. Felipe le explicaba, antes de que Espa?a entrara en la CEE, que quer¨ªa minimizar ¡°los efectos perjudiciales del periodo transitorio para los trabajadores espa?oles ya instalados en los actuales Estados miembros¡±, como se lee en los env¨ªos de esa ¨¦poca.
En 1992, los problemas eran distintos. Una semana antes del Consejo que se celebr¨® en Edimburgo, Gonz¨¢lez preparaba el 6 de diciembre un borrador en el que hac¨ªa la larga lista de problemas pendientes. Refiri¨¦ndose al n¨²mero de parlamentarios, le dec¨ªa: ¡°Mi criterio es favorable, por l¨®gica democr¨¢tica, a que se incorporen los que corresponden a los L?nder del este de Alemania¡±. Hab¨ªa otros asuntos (negociaciones GATT, Yugoslavia, centrales nucleares), pero la reunificaci¨®n de Alemania empezaba ya a adquirir un relieve propio.
Un mundo lleno de ruidos. El mundo cambi¨® radicalmente durante el tiempo que Felipe Gonz¨¢lez estuvo en La Moncloa. Junto a la monumental cat¨¢strofe de los reg¨ªmenes comunistas, hab¨ªa otros asuntos en el orden internacional que enrarec¨ªan el panorama. Entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre de 1991, auspiciada por el Gobierno de Espa?a, se celebr¨® la Conferencia de Paz de Madrid, que pretend¨ªa buscar una salida al grav¨ªsimo contencioso entre Israel y los palestinos. Gonz¨¢lez mantuvo una estrecha relaci¨®n con los l¨ªderes de Oriente Pr¨®ximo. De tanto en tanto, Sim¨®n Peres o Isaac Rabin le hablaban de la violencia palestina. Yasir Arafat tambi¨¦n le daba su versi¨®n de lo que suced¨ªa all¨ª. El 17 de marzo de 1996 le cont¨® que el Gobierno israel¨ª continuaba ¡°con su pol¨ªtica de bloqueo y castigo colectivo, confiscando m¨¢s territorios palestinos para construir nuevos asentamientos israel¨ªes y ampliar los existentes, especialmente en la zona de Jerusal¨¦n¡±.
El 3 de octubre de 1989, Fran?ois Mitterrand trataba otro asunto grave: ¡°La amenaza que representan las drogas, la impunidad de la que gozan muchos traficantes, en parte por el insuficiente control de sus transacciones financieras, y los graves acontecimientos que afectan a algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, sobre todo a Colombia, deben llevarnos a reforzar la lucha contra este flagelo y coordinarnos mejor, ante todo en el marco de la Comunidad Europea¡±. El 11 de septiembre, el presidente peruano Alan Garc¨ªa le hab¨ªa escrito un telegrama para pedirle justamente eso, que Europa se implicar¨¢ en una campa?a que el presidente Bush acababa de poner en marcha. La lucha contra el narcotr¨¢fico ¡°ser¨ªa incompleta si solo alcanza a Estados Unidos, Colombia, Per¨² y Bolivia¡±. Europa tiene que estar tambi¨¦n, ¡°con su consumo ascendente de droga¡±, sosten¨ªa Garc¨ªa.
Durante la presidencia de Gonz¨¢lez, las dictaduras en Latinoam¨¦rica pasaron a la historia y empezaron muchos procesos a la transici¨®n a la democracia. Cay¨® Pinochet y cayeron otros militarotes. Las relaciones del entonces presidente de Espa?a con algunos de los pol¨ªticos que guiaron esos procesos llegaron a ser muy pr¨®ximas. Cuando Ra¨²l Alfons¨ªn perdi¨® el poder ante Carlos Menem, le cont¨® a Felipe que quer¨ªa hacer una oposici¨®n constructiva. Pero le confesaba que le estaban poniendo las cosas dif¨ªciles. En una carta del 24 de octubre de 1989 se quejaba abiertamente: ¡°Me apesadumbra especialmente el manejo malicioso de la informaci¨®n, cuando no de la difamaci¨®n abierta, para desprestigiar a mi Gobierno y a mis colaboradores m¨¢s ¨ªntimos¡±. As¨ª son a veces las cosas del poder. Y as¨ª las ve¨ªan los que ten¨ªan entonces algo que decir.?
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