Arabia Saud¨ª reajusta su pol¨ªtica regional ante el repliegue de EE UU
Signos de di¨¢logo con Qatar y los Huthi apuntan a un menor riesgo de enfrentamiento con Ir¨¢n
El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) facilit¨® el pasado 26 de noviembre la repatriaci¨®n de 128 yemen¨ªes que Arabia Saud¨ª hab¨ªa detenido durante su intervenci¨®n militar en el pa¨ªs vecino. Un par de d¨ªas antes, varios autobuses saud¨ªes cruzaron la frontera con Qatar con aficionados que deseaban asistir a la Copa del Golfo (la selecci¨®n pudo viajar en un vuelo directo, el primero entre los dos pa¨ªses en 30 meses). Se trata de dos peque?os gestos muy significativos, ya que apuntan a un replanteamiento estrat¨¦gico en Riad. A¨²n no est¨¢ claro si va a producirse un deshielo regional, pero al menos aleja los tambores de guerra que solo hace medio a?o sonaban en el golfo P¨¦rsico.
¡°Los saud¨ªes han tenido que reajustar sus planes probablemente porque las garant¨ªas de seguridad de Estados Unidos no han estado a la altura de lo que esperaban¡±, estima Ayham Kamel, responsable de Oriente Pr¨®ximo de la consultora de riesgos Eurasia Group, en conversaci¨®n con EL PA?S. ¡°Est¨¢n explorando formas de reducir tensiones con Ir¨¢n, con los huthi, e incluso con Qatar¡±, constata.
El punto de inflexi¨®n fue sin duda el ataque a dos de las principales instalaciones petroleras saud¨ªes a mediados de septiembre. De la noche a la ma?ana, el Reino del Desierto perdi¨® la mitad de su producci¨®n de crudo, 5,7 millones de barriles. Estados Unidos no tard¨® en acusar a Ir¨¢n (que niega cualquier implicaci¨®n y remite a la reclamaci¨®n de los rebeldes huthi de Yemen). Pero si los saud¨ªes nunca hab¨ªan pensado que los iran¨ªes se atrevieran a tanto, mucho menos esperaban que su aliado norteamericano mirara para otro lado sin hacer nada al respecto.
Solo unos meses antes, el presidente Donald Trump admiti¨® haber anulado ¡°en el ¨²ltimo momento¡± una operaci¨®n de represalia contra la Guardia Revolucionaria iran¨ª por haber derribado un dron estadounidense. El aparato vigilaba el golfo P¨¦rsico ¡°para garantizar la libre navegaci¨®n¡± tras una serie de sabotajes a buques petroleros a las puertas del estrecho de Ormuz, que da entrada a esas aguas.
Cuando el mismo d¨ªa del bombardeo a Abqaiq y Khurais Trump llam¨® al heredero saud¨ª para interesarse por el da?o causado, el pr¨ªncipe Mohamed Bin Salm¨¢n le dijo que el reino estaba ¡°preparado para hacer frente a esa agresi¨®n terrorista¡±, seg¨²n difundi¨® la agencia de noticias estatal SPA. Sin embargo, al quedar claro que Washington no pensaba tomar cartas en el asunto, Riad evit¨® acusar directamente a Teher¨¢n. Otra cosa hubiera exigido actuar. Los portavoces saud¨ªes presentaron lo sucedido como ¡°un ataque a la econom¨ªa global¡±, dando a entender que la respuesta debiera ser tambi¨¦n global. Pero nadie dio un paso al frente.
El temor a un enfrentamiento con Ir¨¢n y sus milicias ha influido sin duda en el giro estrat¨¦gico que se percibe. De hecho, el principal aliado saud¨ª en la regi¨®n, Emiratos ?rabes Unidos (EAU), ya empez¨® a distanciarse meses atr¨¢s de una pol¨ªtica que muchos analistas han atribuido a su hombre fuerte, Mohamed Bin Zayed. A diferencia de EE UU y Arabia Saud¨ª, eludi¨® responsabilizar directamente a Ir¨¢n de los incidentes navales de la pasada primavera, env¨ªo a responsables de su guardia costera a Teher¨¢n y para finales de verano hab¨ªa retirado la mayor¨ªa de sus tropas de Yemen.
La soledad de Arabia Saud¨ª frente a un Ir¨¢n envalentonado tiene mucho que ver con la pol¨ªtica de Trump (su estrategia de ¡°m¨¢xima presi¨®n¡±, que tanto atrajo a los gobernantes saud¨ªes y emirat¨ªes recelosos como ¨¦l del acuerdo nuclear, intenta obtener concesiones de Teher¨¢n sin tener que iniciar otra guerra en Oriente Pr¨®ximo), pero tambi¨¦n con los errores cometidos por el reino. Apenas dos meses despu¨¦s de su llegada al poder en 2014, y contra todo pron¨®stico, el rey Salm¨¢n inici¨® una pol¨ªtica m¨¢s activa con la intervenci¨®n militar en Yemen para frenar el avance de los rebeldes huthi, tras los que ve¨ªa la mano de su rival por la hegemon¨ªa en la regi¨®n.
La ¡°doctrina Salm¨¢n¡±, como la bautiz¨® el malogrado periodista Jamal Khashoggi, era en realidad idea de su hijo y heredero. Con apenas 29 a?os, un joven pr¨ªncipe Mohamed, convencido del decreciente inter¨¦s en la zona de EE UU (entonces bajo Barack Obama) y deseoso de hacer valer el peso de su pa¨ªs en la regi¨®n, se puso al frente de esa guerra como ministro de Defensa y al a?o siguiente lanz¨® un ambicioso programa de reformas.
Cinco a?os despu¨¦s, el desastroso resultado de la campa?a b¨¦lica, el desatinado boicot a Qatar, la controvertida purga de hombres de negocios y el ominoso asesinato de Khashoggi le han pasado factura y deslucido sus cambios estrella, incluida la salida a Bolsa de Aramco, el gigante petrolero saud¨ª. Ahora Arabia Saud¨ª est¨¢ tratando de corregir el rumbo, o al menos de deshacerse de lastre.
La liberaci¨®n de los prisioneros yemen¨ªes no es el ¨²nico gesto que indica que est¨¢ buscando una salida del avispero yemen¨ª. El enviado de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, ha constatado una reducci¨®n significativa de los bombardeos a¨¦reos. Adem¨¢s, el propio rey ha expresado su deseo de que el reciente acuerdo de Riad (entre los separatistas del sur y el Gobierno internacionalmente reconocido) sirva de base para unas conversaciones de paz m¨¢s amplias. Al mismo tiempo, los analistas anotan las idas y venidas del ministro de Exteriores de Om¨¢n, que una vez m¨¢s sirve de canal de comunicaci¨®n con Ir¨¢n.
¡°Eso no significa una normalizaci¨®n autom¨¢tica¡±, advierte Kamel, el analista del Eurasia Group. Dif¨ªcilmente podr¨ªa serlo. Las monarqu¨ªas ¨¢rabes sun¨ªes, que recelan de la influencia del Ir¨¢n chi¨ª entre sus poblaciones, siguen queriendo limitar su alcance y EE UU contin¨²a alertando contra las actividades de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Sin embargo, sus vecinos parecen haber llegado a la conclusi¨®n de que un eventual enfrentamiento ser¨ªa m¨¢s da?ino para sus intereses.
La diplomacia del f¨²tbol y las cumbres
La decisi¨®n de Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos (EAU) y Bahr¨¦in de participar en la Copa del Golfo, cuya final se celebra este domingo, se interpret¨® como un gesto de deshielo con Qatar, pa¨ªs sede del campeonato al que sus vecinos mantienen bajo boicot diplom¨¢tico y comercial desde junio de 2017.
Una semana despu¨¦s, la noticia de que la reuni¨®n anual del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) va a celebrarse en Riad en vez de en Abu Dhabi, donde estaba previsto, ha dado lugar a que los observadores especulen con una ¡°cumbre de la reconciliaci¨®n¡±. Aunque no se ha dado ninguna explicaci¨®n para el cambio de sede, algunos lo atribuyen al mayor recelo existente entre los dirigentes emirat¨ªes y catar¨ªes. De momento, el emir de Qatar no ha dicho si responder¨¢ positivamente a la invitaci¨®n del rey Salm¨¢n (desde la crisis, Doha ha enviado representantes de bajo nivel a esa cita anual).
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