La dram¨¢tica sombra de la guerra saud¨ª en Yemen
Cuatro a?os despu¨¦s de la intervenci¨®n de Riad, el conflicto en el pa¨ªs vecino sigue causando dolor e inestabilidad
La reacci¨®n de Arabia Saud¨ª a los ataques a sus instalaciones petroleras del pasado s¨¢bado se ha centrado en asegurar que no habr¨¢ desabastecimiento de hidrocarburos, sin mencionar la guerra que hay detr¨¢s. Pero mientras recuperar el nivel de producci¨®n se presenta como cuesti¨®n de d¨ªas, o como mucho semanas, su intervenci¨®n en Yemen que refleja la rivalidad con Ir¨¢n resulta m¨¢s complicada de resolver. Incluso si la actual crisis no va a m¨¢s, ya ha causado un grave problema a la imagen del reino como proveedor fiable de crudo.
Que los rebeldes yemen¨ªes hayan sido capaces de golpear el coraz¨®n de la industria petrolera saud¨ª plantea hasta qu¨¦ punto Ir¨¢n est¨¢ facilitando ayuda y tecnolog¨ªa a esa milicia. Pero m¨¢s all¨¢ de si el ataque parti¨® de suelo yemen¨ª o de otro lugar bajo control de grupos armados aliados de Teher¨¢n y de si se utilizaron drones o misiles, el bombardeo de Abqaiq y Khurais muestra la vulnerabilidad de unas instalaciones que no son solo clave para Arabia Saud¨ª, sino para la econom¨ªa mundial. En ese sentido, el da?o diplom¨¢tico est¨¢ hecho.
Ahora la cuesti¨®n es c¨®mo evitar que se agrave. Ni una improbable respuesta militar saud¨ª (sugerida por el pr¨ªncipe heredero, Mohamed Bin Salm¨¢n, en su conversaci¨®n telef¨®nica con el presidente estadounidense, Donald Trump), ni un bombardeo quir¨²rgico contra Ir¨¢n como el que Trump contempl¨® el pasado junio, solucionan la pesadilla en la que Yemen se ha convertido para Riad. Tampoco el m¨¢s amplio problema del encaje de Ir¨¢n en la regi¨®n.
Desde que reci¨¦n nombrado ministro de Defensa el entonces biso?o pr¨ªncipe Mohamed decidiera intervenir en Yemen en 2015, todo su poder¨ªo a¨¦reo y el apoyo terrestre de su vecino y aliado Emiratos ?rabes no han sido suficientes para echar a los rebeldes Huthi de San¨¢. Al contrario, esa milicia se ha robustecido en el campo de batalla y ha logrado un nivel de asistencia por parte de Ir¨¢n del que antes carec¨ªa. De hecho, sus proyectiles han ido mejorando tanto en alcance como en punter¨ªa. Sin embargo, la audacia y resultado de su ¨²ltimo ataque lo colocan en otra magnitud.
Pero incluso si se confirman las alegaciones estadounidenses de que Ir¨¢n lanz¨® casi una docena de misiles de crucero y una veintena de aviones no tripulados desde su territorio, Arabia Saud¨ª, el mayor importador de armas del mundo, se enfrenta a algunas preguntas inc¨®modas. ¡°?Para qu¨¦ le han servido los sistemas de defensa que compra a Estados Unidos? ?C¨®mo es posible que no dieran una se?al de alerta?¡±, plantea Haizam Amirah Fern¨¢ndez, investigador del Real Instituto Elcano.
¡°Ir¨¢n apoya a los Huthi, pero responsabilizar de cada una de sus acciones a Teher¨¢n no resulta convincente. No siguen ¨®rdenes de nadie. Algunas de sus armas proceden de Ir¨¢n, pero la mayor¨ªa de ellas las capturaron cuando el Ej¨¦rcito nacional de Yemen se desintegr¨®¡±, opina Brian M. Downing, analista pol¨ªtico-militar estadounidense.
Y sin embargo es posible que sin la ayuda de Ir¨¢n, Arabia Saud¨ª no pueda salir del laberinto yemen¨ª. El siempre oportunista r¨¦gimen de Teher¨¢n ha ofrecido ahora su colaboraci¨®n a la ONU para pacificar el m¨¢s pobre de los pa¨ªses ¨¢rabes. Considera su ascendiente sobre los Huthi como otra ficha para negociar con la comunidad internacional. As¨ª que resulta improbable que d¨¦ pasos significativos mientras no se arregle la relaci¨®n entre Ir¨¢n y EE UU, algo que desborda la pol¨ªtica regional, pero en lo que el Reino del Desierto y sus aliados ¨¢rabes pueden colaborar.
De momento los ataques han conseguido llamar la atenci¨®n del mundo, aunque los yemen¨ªes lamentan que los cinco a?os de penurias que ellos llevan sufriendo no susciten tanto inter¨¦s. ¡°La coalici¨®n, y en especial Arabia Saud¨ª, ha bombardeado escuelas, hospitales y zonas urbanas, matando a miles de civiles, sin que eso conmueva a los pa¨ªses que se llenan la boca hablando de libertades y derechos humanos; pesan m¨¢s los intereses econ¨®micos que las vidas humanas¡±, se queja Mohamed D., un padre de familia muy cr¨ªtico con el r¨¦gimen Huthi y con las restricciones que ha impuesto desde que se hizo con el poder en San¨¢ a finales de 2014.
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