Margaritis Schinas: ¡°Hay que lograr un f¨¦rreo control de las fronteras europeas, como EE UU¡±
El vicepresidente de la Comisi¨®n Europea para Asuntos Migratorios reclama a los socios que aprueben el plan de Bruselas ¡°para evitar que se repitan casos como el de Canarias¡±
Habla un castellano fluido con un misterioso acento asturiano e inesperados y chispeantes giros coloquiales. Conoce a fondo la pol¨ªtica espa?ola, y espera a que se apague la grabadora para contar divertid¨ªsimos chismes, irreproducibles por escrito. Margaritis Schinas (Sal¨®nica, 58 a?os) ha ocupado puestos en las instituciones europeas durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas; hoy es vicepresidente comunitario responsable de la agenda migratoria y de la ¡°protecci¨®n del estilo de vida europeo¡±, sea lo que sea eso. Schinas es un genuino representante del centroderecha europeo; un liberal cl¨¢sico, sea lo que sea eso tambi¨¦n. Y patrocina un plan migratorio que la UE pretende aprobar en 2021 y que incluye un f¨¦rreo control de fronteras con 10.000 agentes de Frontex, acuerdos diplom¨¢ticos con los vecinos del Norte de ?frica y un mecanismo de solidaridad que para el Sur es insuficiente y para el Este ¡ªy para algunos socios centroeuropeos¡ª es excesivo. ¡°No es la crisis econ¨®mica o el aumento de la desigualdad lo que mejor explica el auge de los populismos, sino nuestro fracaso a la hora de encauzar el problema migratorio¡±, avisa en una de esas raras entrevistas presenciales que permite ¨²ltimamente la pandemia en una soleada y radiante Bruselas. Y eso s¨ª que es raro.
Pregunta. Con el coronavirus se han reducido las llegadas de migrantes, pero la inmigraci¨®n no se cae de la agenda, no cesa de provocar desencuentros e incluso hemos visto episodios de xenofobia, el ¨²ltimo de ellos en Canarias. ?Por qu¨¦ se da esa paradoja?
Respuesta. A diferencia de 2016, hoy no tenemos una presi¨®n sist¨¦mica, una verdadera crisis, sino brotes al estilo de Canarias, como antes los vimos en Calais, en Lampedusa, en las islas griegas o en la ruta de los Balcanes. Lo que ocurre es consecuencia de no tener un sistema integral de gesti¨®n de la migraci¨®n, que regule desde la llegada del migrante hasta que pide asilo o se le devuelve, y que incluya un blindaje de las fronteras, relaciones diplom¨¢ticas con los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito y mecanismos de solidaridad. Con ese pacto, estoy convencido de que lo de Canarias no hubiera sucedido.
P. Pero ese proyecto de Bruselas ha recibido un rechazo frontal de los pa¨ªses del Sur, que consideran que est¨¢ sesgado hacia los intereses del Centro y el Este.
R. No hay tal rechazo frontal. Y no, no existe ese sesgo. Lo digo como uno de los autores del pacto, pero tambi¨¦n como sure?o.
P. Pedro S¨¢nchez ha recalcado que es ¡°claramente insuficiente¡±. Y una carta de Espa?a, Italia, Malta y Grecia califica de ¡°pura ficci¨®n¡± algunos aspectos del plan.
R. Hace cinco a?os, con una propuesta de la Comisi¨®n Juncker hecha de coraz¨®n ¡ªlas cuotas obligatorias de acogida de refugiados¡ª, nos estrellamos: lo que t¨¦cnicamente es factible a veces no es posible en pol¨ªtica. Podemos seguir haciendo propuestas de coraz¨®n, pero prefiero poner sobre la mesa algo que se pueda aprobar: el Sur tendr¨¢ la certeza de que habr¨¢ solidaridad efectiva y permanente, y en el Este daremos la opci¨®n de no tener reubicaciones obligatorias, pero s¨ª medidas equivalentes, como esta idea de los retornos esponsorizados; el pa¨ªs que no quiera refugiados asume ¡ªy paga¡ª los retornos en nombre de los Veintisiete. Pero el tono de esa carta, insisto, no era de rechazo frontal.
P. Pues lo parec¨ªa. En el lenguaje de madera diplom¨¢tico habitual, es una carta dur¨ªsima.
R. Tenemos un problema en el Mediterr¨¢neo, desde Grecia hasta Ceuta y Melilla; hasta Canarias. Y no es un problema griego, italiano o espa?ol, sino un problema europeo. Europa est¨¢ contribuyendo con dinero, con medios, pero necesitamos un cambio de paradigma: no podemos seguir a trancas y barrancas, tapando agujeros cuando surge un problema. En esa carta, el Sur deja claras sus prioridades, pero tambi¨¦n los pa¨ªses del grupo de Visegrado han rechazado esa propuesta. Algo habremos hecho bien: creo que en medio hay espacio para poder aterrizar un acuerdo. Hay que acallar al frente populista demostrando que la UE puede resolver el problema migratorio.
P. ?Hay alguna bala de plata para el Sur?
R. ?Por qu¨¦ tuvimos la crisis en Canarias, por qu¨¦ hab¨ªa 20.000 personas sin perfil de asilo? Porque Marruecos no control¨® esa zona, y porque Frontex, la agencia europea de fronteras, tampoco estaba all¨ª. Eso cambiar¨ªa con el pacto: esa es la bala de plata de la que disponemos.
P. ?Y por qu¨¦ cree que Espa?a no ve con buenos ojos la presencia de Frontex?
R. Eso me pregunto yo, por qu¨¦ Frontex no est¨¢ en Canarias cuando hay un serio problema ¡ªapenas hay siete observadores¡ª y s¨ª est¨¢ masivamente en el Egeo, con cientos de agentes.
P. ?Canarias no es un aperitivo de lo que puede venir? Como en Moria, el modelo parece encaminado a mantener a los inmigrantes embotellados en las islas, a las puertas del continente. ?El plan no aboca a que aparezcan otros muelles de Arguinegu¨ªn?
R. En absoluto.
P. Los expertos creen que s¨ª. El Gobierno espa?ol tambi¨¦n recela.
R. El plan introduce la noci¨®n de circuito migratorio: todo est¨¢ conectado con todo. Hay un trabajo previo, de diplomacia con los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito. Se refuerza el control de fronteras con 10.000 agentes. Cuando aun as¨ª llega un migrante lo primero es hacer ex¨¢menes m¨¦dicos y de seguridad, y determinar el perfil de asilo. Eso tiene que estar listo en un plazo de cinco d¨ªas, ni uno m¨¢s. Si la persona tiene perfil de asilo se inician los procedimientos legales; si no, se le devuelve en virtud de los acuerdos firmados con los pa¨ªses de origen. Con rapidez. Volvamos a Canarias: all¨ª se concentraron 20.000 personas porque Marruecos miraba hacia otro lado, y porque el control de fronteras fall¨® con estr¨¦pito. Eso mejorar¨ªa con nuestra propuesta.
P. ?Est¨¢ diciendo que Marruecos no colabora lo suficiente?
R. Van muchos fondos europeos hacia Marruecos, y Rabat colabora en la parte del Estrecho, pero no en el ¨¢rea m¨¢s occidental.
P. Y parece que no lo har¨¢ si Europa no pone m¨¢s dinero. ?No es una especie de chantaje, no hay incentivos perversos con Turqu¨ªa o con Marruecos?
R. El dinero es imprescindible, pero no se trata solo de dinero. Son tambi¨¦n visados, intereses comerciales, relaciones diplom¨¢ticas, becas Erasmus, incentivos econ¨®micos. No se trata de correr detr¨¢s de los problemas hoy en Canarias, ma?ana en Lampedusa y pasado en las islas griegas; se trata de llegar a acuerdos con una veintena de pa¨ªses a los que vamos a hacer una buena oferta, y de poner en pie el resto del plan. Ahora dependemos de los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito, y casi de las personas que tienen el poder en esos pa¨ªses, para tener las cosas bajo control. Y eso no puede ser.
P. ¡°Grecia es el Real Madrid de los Balcanes¡±, dijo hace un tiempo en su pa¨ªs. Pero lo que llega es el incendio de Moria, o el hecho de que Frontex mira hacia otro lado en Grecia con las devoluciones en caliente de afganos. ?Eso es presentable?
R. Moria, como Canarias, nos cuenta a las claras lo que hay que cambiar. Y lo primero para fraguar ese acuerdo de inmigraci¨®n es que las fronteras de la Uni¨®n est¨¦n protegidas: no podemos dejar eso a la responsabilidad exclusiva de los Estados de primera l¨ªnea. Hay que europeizar el control de fronteras: hay que lograr un control f¨¦rreo de las fronteras europeas, como hace EE UU. Cuando llegas a Estados Unidos queda claro que atraviesas la frontera estadounidense; cuando llegas a la frontera exterior de la Uni¨®n tambi¨¦n tienes que tener claro que est¨¢s llegando a Europa. Para activar la solidaridad antes hay que blindar las fronteras. Dicho esto: somos la UE. No somos Australia. No construimos muros.
P. Hay m¨¢s de mil kil¨®metros de Muros en Europa, seis veces m¨¢s que en 1989.
R. ?D¨®nde?
P. En Ceuta y Melilla. En Bulgaria, en Grecia, en Hungr¨ªa. Hasta en Francia los hay.
R. Pero son exclusivamente para controlar fronteras. Mire, Europa va a seguir siendo un destino de asilo. Pero el control de fronteras y el derecho de asilo no son antit¨¦ticos, por mucho que se empe?en algunos partidos. Somos Europa: podemos hacer las dos cosas. Frontex no se encuentra solo demandantes de asilo, hay tambi¨¦n amenazas h¨ªbridas: acu¨¦rdese de Evros, adonde trajeron a 20.000 personas en autobuses protegidos por el Ej¨¦rcito prometi¨¦ndoles que iban a llegar a M¨²nich la ma?ana siguiente.
P. ?Cu¨¢ndo remita la pandemia se van a acelerar las llegadas? ?Qu¨¦ previsiones tiene?
R. Si la situaci¨®n mejora, como parece, habr¨¢ m¨¢s llegadas. Pero tambi¨¦n el Norte de ?frica se va a beneficiar del turismo: eso puede compensar parte del aumento.
P. ?Est¨¢ encargado de proteger el estilo de vida europeo, no?
R. S¨ª, soy vicepresidente para la promoci¨®n del estilo de vida europeo.
P. ?C¨®mo casan con el estilo de vida europeo las devoluciones en caliente?
R. No casan bien. Pero la responsabilidad de proteger las fronteras s¨ª es parte de nuestros valores; hay una demanda social muy clara para controlarlas.
P. Kundera define a los europeos como quienes sienten nostalgia de Europa. ?Esas im¨¢genes de devoluciones en caliente de afganos con Frontex haciendo como que no est¨¢ ah¨ª d¨®nde deja los valores europeos?
R. No estamos ante una elecci¨®n binaria: nuestra obligaci¨®n es proteger nuestras fronteras, y proporcionar asilo a quien tenga derecho. Pero los sondeos son claros: la gente est¨¢ pidiendo que las fronteras est¨¦n bajo control.
P. Los sondeos tambi¨¦n dicen que los migrantes abusan del Estado del bienestar, y los datos reales lo desmienten. El Eurobar¨®metro dice que los italianos creen que hay un 25% de migrantes, cuando Eurostat rebaja la cifra al 10%. Los pa¨ªses del Este, que son los m¨¢s duros, presentan porcentajes de migrantes del 3% de la poblaci¨®n. ?No es contradictorio ese clima de opini¨®n con las estad¨ªsticas reales? ?No es contraproducente ir tras los sondeos?
R. Hay argumentos de sobra a favor de una pol¨ªtica migratoria com¨²n, y al final esos argumentos caer¨¢n por su propio peso: la demograf¨ªa nos obliga a traer gente; necesitamos trabajadores para los servicios y la industria, para la transici¨®n digital y tecnol¨®gica. Pero hay que ir a buscar esos trabajadores de una manera ordenada, legal: no con pateras. Hay que abrir la puerta para que la gente no salte por la ventana.
P. Se cumple un a?o de la Comisi¨®n Von der Leyen. El virus cogi¨® a la UE desprevenida; la primera respuesta fue negativa, con el control de fronteras, y falt¨® solidaridad.
R. Pero luego la cosa mejor¨®: el fondo de recuperaci¨®n es un momento hamiltoniano; hemos cruzado un Rubic¨®n y no hay vuelta atr¨¢s: esa conquista est¨¢ a la altura del euro o el mercado ¨²nico. Y hay un segundo triunfo: la compra europea de vacunas es un ¨¦xito impensable hasta hace nada. 2020 no fue un mal a?o para el europe¨ªsmo.
¡°Espa?a no puede fallar con los fondos europeos¡±
Bruselas es consciente de que la crisis espa?ola es y va a ser m¨¢s dura que la de la gran mayor¨ªa de socios europeos. El batacazo econ¨®mico es mayor, la cicatriz fiscal ser¨¢ m¨¢s grave y las tasas de paro espa?olas no tienen comparaci¨®n en Europa, salvo por Grecia. El vicepresidente Margaritis Schinas dice que Espa?a ha hecho lo que deb¨ªa (expedientes de regulaci¨®n temporal de empleo y l¨ªneas de liquidez del ICO para sostener la econom¨ªa), y que Europa tambi¨¦n ha hecho su parte: suspendi¨® las reglas fiscales y ha aprobado un fondo europeo de recuperaci¨®n de 750.000 millones de euros, de los que 140.000 millones son para Espa?a. Bruselas tiene dos dudas: si Espa?a sabr¨¢ gastar adecuadamente todo ese dinero en tiempo y forma, y si sabr¨¢ hacer las reformas estructurales asociadas, que la UE viene reclamando desde los tiempos de Delors, por no decir de Monnet. ¡°Hace 10 a?os, la Gran Recesi¨®n fue completamente asim¨¦trica: el Sur sufri¨® la austeridad, y la fractura con el Norte fue muy problem¨¢tica. Pero el coronavirus es un problema general, que no ha hecho distinciones: es una crisis completamente sim¨¦trica. La l¨®gica Norte-Sur se ha difuminado. Y no va a volver r¨¢pidamente: en los dos o tres pr¨®ximos a?os la prioridad absoluta es salir de esta¡±. ¡°En el caso de Espa?a es extra?a esa conversaci¨®n hispano-espa?ola llena de ruido, de politiqueo, de polarizaci¨®n. A la UE le interesa mucho que Espa?a e Italia lo hagan muy bien, que demuestren que pueden gastar ese dinero y hacer las reformas necesarias pensando en el medio plazo¡±, sostiene. ¡°Las dos familias pol¨ªticas ¡ªlos socialdem¨®cratas y el centroderecha¡ª que metieron Espa?a en el coraz¨®n de Europa tienen ahora una oportunidad hist¨®rica para garantizar la estabilidad durante a?os, quiz¨¢ m¨¢s de una d¨¦cada. La polarizaci¨®n se explica por razones hist¨®ricas, pero este es un momento ¨²nico. Espa?a no puede fallar¡±, cierra Schinas.
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