El Asad quiere legitimar en las urnas la victoria militar en Siria
El presidente afronta como un plebiscito sus cuartos comicios tras derrotar a sus rivales en un pa¨ªs devastado
En las anteriores presidenciales sirias, el presidente Bachar el Asad gan¨® con el 89% de los votos mientras iba perdiendo la guerra. Siete a?os despu¨¦s, espera ser plebiscitado de nuevo en las elecciones convocadas el 26 de mayo, cuando sus enemigos ya han capitulado, est¨¢n asediados o siguen en el exilio. La intervenci¨®n rusa y el despliegue de fuerzas proiran¨ªes le salvaron entonces de la derrota. Est¨¢ por ver c¨®mo sobrevive ahora en un nuevo mandato al tim¨®n de un pa¨ªs devastado, escindido y con la mitad de su poblaci¨®n (22 millones) desarraigada.
Los otros cinco candidatos ¡ªentre ellos una mujer, por primera vez¡ª que te¨®ricamente le desaf¨ªan en las urnas son contendientes irrelevantes frente la carest¨ªa de los alimentos, la devaluaci¨®n de la libra en un 100% frente al d¨®lar o la escasez de combustible en un pa¨ªs con yacimientos de petr¨®leo (ahora en manos de las milicias kurdas aliadas de Estados Unidos). El r¨¦gimen de Damasco achaca la miseria a las sanciones internacionales, empezando por las de Washington, sin admitir que es precisamente su bloqueo al proceso de di¨¢logo y reconciliaci¨®n con la oposici¨®n auspiciado por la ONU lo que provoca el castigo econ¨®mico.
Bachar el Asad parece ser ahora su principal rival. Cuando acaba de cumplirse medio siglo de hegemon¨ªa de la dinast¨ªa fundada por su padre, Hafez el Asad, fallecido hace 21 a?os, el presidente sirio se aferra a la Constituci¨®n vigente para vetar a candidatos procedentes de la rebeli¨®n que se alz¨® en su contra en 2011. Se les exigen condiciones absurdas, como haber residido en el pa¨ªs durante el ¨²ltimo decenio o contar con el aval de 35 diputados del Parlamento.
El mediador de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, constat¨® a comienzos de a?o que el Gobierno de Damasco hab¨ªa paralizado el proceso de negociaciones con representantes de la oposici¨®n y de la sociedad civil para pactar un nuevo texto constitucional que d¨¦ paso a la convocatoria de unas elecciones libres supervisadas por la comunidad internacional. La alternativa a las conversaciones apadrinadas por la ONU en Ginebra, que fue impulsada por Rusia ¡ªel llamado foro de di¨¢logo de Astan¨¢, con participaci¨®n turca e iran¨ª en la capital de Kazajist¨¢n¡ª, se encuentra tambi¨¦n en estado de coma inducido.
Bajo la tutela de Mosc¨² ¡ªque ha suscrito acuerdos con Damasco para explotar yacimientos de hidrocarburos en Siria¨C, El Asad se ha empe?ado en mostrar al mundo ¡°un proceso electoral como prueba de legitimidad del r¨¦gimen¡±, sostiene el analista de Oriente Pr¨®ximo Zvi Barel en el diario Haaretz. Tras haber ganado en el campo de batalla, impone las reglas de juego del r¨¦gimen en las urnas. El voto de los 5,5 millones de refugiados se ver¨¢ cuestionado si no se puede justificar ¡°un documento de salida legal del pa¨ªs¡±, y la mayor¨ªa de los 6,7 millones de desplazados de sus hogares por la guerra no van a tener asignado colegio electoral.
Los tres millones de sirios asediados en la provincia de Idlib (noroeste), ¨²ltimo basti¨®n de los insurgentes y los m¨¢s de dos millones de kurdos quedar¨¢n tambi¨¦n excluidos. Las presidenciales del mes que viene dif¨ªcilmente estar¨¢n respaldadas por la participaci¨®n si m¨¢s de la mitad del censo se ve apartado de las urnas.
Afianzado en el poder en Damasco, Bachar el Asad se dispone a revalidar en las urnas ¡ªsin nadie que le dispute su permanencia ¡ªla presidencia sobre dos tercios del territorio que controlaba en 2011, y las ruinas que dan sepultura a cerca de 400.000 muertos, con una factura en p¨¦rdidas econ¨®micas de un bill¨®n de euros, y ocho de cada diez sirios bajo el umbral de la pobreza. El bloqueo a los convoyes con ayuda humanitaria internacional, condicionado por el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU, amenaza adem¨¢s con agravar la situaci¨®n de millones de personas que pueden verse golpeadas por la hambruna.
Mientras Europa y Estados Unidos cuestionan la legitimidad de unas elecciones presidenciales sin presencia de la oposici¨®n, desde la vecina Turqu¨ªa, que ocupa amplias franjas de territorio en el norte de Siria, se ha reclamado que se invaliden por privar de derecho de voto a los refugiados.
Control sobre el Ej¨¦rcito por la minor¨ªa alau¨ª
Despu¨¦s de ser plebiscitado sin contrincante alguno en los comicios de 2000 con el 97% de los votos, Bachar el Asad permite la concurrencia de otros candidatos desde 2014. La oposici¨®n califica de ¡°farsa¡± una votaci¨®n encaminada a consolidar a un r¨¦gimen que se asienta sobre el control de las Fuerzas Armadas por la minor¨ªa alau¨ª (musulmana chi¨ª), a la que pertenece el clan de El Asad.
Un decenio despu¨¦s del levantamiento popular en el marco de la Primavera ?rabe y con la guerra estancada a causa de la pandemia, el Ej¨¦rcito ha consolidado el dominio sobre la denominada Siria ¨²til, la zona central del pa¨ªs m¨¢s f¨¦rtil y poblada. Mientras la guerra se eterniza, pa¨ªses vecinos como Jordania, Irak y Emiratos ?rabes Unidos han vuelto a acercarse a Damasco para intentar restablecer relaciones comerciales, a pesar de las sanciones internacionales. Israel, mientras tanto, observa la continuidad de El Asad en el poder como un mal menor y ya conocido ante la posible emergencia de una alternativa islamista radical en Siria.
Cuando Bachar el Asad se registr¨® como candidato el pasado mi¨¦rcoles, envi¨® un mensaje inequ¨ªvoco de que, aunque oposici¨®n y grupos rebeldes y parte de la comunidad internacional exigen su renuncia al cargo como punto de partida a una soluci¨®n al conflicto, ¨¦l va a buscar la apariencia de legitimidad en las urnas para su victoria militar.
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