¡°Rusia est¨¢ detr¨¢s de la desestabilizaci¨®n en la regi¨®n¡±
El ministro lituano de Asuntos Exteriores, Gabrielius Landsbergis, asegura que una nueva ronda de sanciones de la UE contra Bielorrusia elevar¨ªan el coste para Putin de mantener a Lukashenko
A Gabrielius Landsbergis (Vilnius, 39 a?os) la pol¨ªtica le viene de familia. Su abuelo, Vytautas Landsbergis, fue el primer presidente de la Lituania que en 1990 se declar¨® independiente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ambos comparten recelos hacia la Rusia de Vlad¨ªmir Putin y el r¨¦gimen de Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia, contra quien lidia la mayor crisis en los seis meses que lleva en el cargo.
Pregunta. ?C¨®mo ve la evoluci¨®n de la crisis con Bielorrusia?
Respuesta. Es muy preocupante. [El presidente] Lukashenko ha demostrado que es capaz de utilizar instrumentos contra los civiles y la oposici¨®n que no imagin¨¢bamos. Cuando alguien toma un vuelo comercial, lo hace con la confianza de que el avi¨®n es seguro y que las personas en ¨¦l est¨¢n a salvo. Eso ya no es as¨ª y lo peor es que no sabemos si es la ¨²ltima l¨ªnea roja que se salta Bielorrusia o si habr¨¢ m¨¢s.
P. ?Y qu¨¦ papel cree que ha jugado Rusia en todo esto?
R. Sin duda, Rusia est¨¢ detr¨¢s de todos los episodios de desestabilizaci¨®n de la regi¨®n. Putin tiene elecciones a finales de a?o y no estoy seguro de que conf¨ªe en sus posibilidades porque no es tan fuerte como sol¨ªa. Por eso necesita, en primer lugar, asegurarse de que no hay oposici¨®n interna, que es lo que ha hecho con Alex¨¦i Navalni, y luego intentar demostrar que es el ¨²nico que puede dar estabilidad a la regi¨®n. Y para eso antes tiene que crear una situaci¨®n de inestabilidad sobre la que actuar. El mensaje que Europa tiene que trasladar no solo a Minsk, sino a Mosc¨², es que somos conscientes de su participaci¨®n en estos episodios, en sus intentos de desestabilizar la regi¨®n y no confiamos en ¨¦l como pacificador.
P. En las ¨²ltimas semanas su Gobierno ha acusado a Bielorrusia de permitir, e incluso favorecer, la entrada de migrantes ilegales por la frontera.
R. La migraci¨®n cada vez m¨¢s forma parte de esas amenazas h¨ªbridas a las que nos enfrentamos. Muchos pa¨ªses de Europa se enfrentan a la llegada de migrantes irregulares ¡ªEspa?a, Alemania o Italia, por ejemplo¡ª, pero en este caso se trata de migraci¨®n dirigida, porque no se trata de gente que quiera venir a Lituania a buscar una vida mejor, sino que el r¨¦gimen bielorruso les hace cruzar la frontera para desestabilizar a la Uni¨®n Europea. Y eso supone que la frontera del norte de Europa ya no es segura.
P. ?Qu¨¦ espera que haga ah¨ª la Uni¨®n Europea?
R. Ahora nos encontramos entre los pa¨ªses que tienen problemas con la inmigraci¨®n irregular y ah¨ª no tenemos experiencia. En el pasado hemos participado en el programa de reubicaci¨®n, recientemente acogimos a 10 solicitantes de asilo procedentes de Lampedusa (Italia), pero nuestra ¨²nica experiencia era con la migraci¨®n legal, donde nosotros pod¨ªamos decidir si entraban o no en el pa¨ªs. As¨ª que necesitamos ayuda para el control de fronteras y asistencia t¨¦cnica y pol¨ªtica para lidiar con esta situaci¨®n.
P. Y en general, ?qu¨¦ esperan que la UE haga con Bielorrusia?
R. Creo que muchas de las cosas que no hicimos tras las elecciones del a?o pasado [cuando Lukashenko fue reelegido presidente en medio de acusaciones de fraude y las mayores protestas desde la ca¨ªda de la URSS] ahora parecen bastante razonables. Bielorrusia es muy dependiente del comercio con Europa y a trav¨¦s de Europa, de productos derivados del petr¨®leo, maquinaria e incluso para su financiaci¨®n, ya que la mitad de la deuda bielorrusa est¨¢ en manos de bancos occidentales. A esos sectores se les puede imponer sanciones.
Las sanciones elevar¨ªan el coste para Putin de apoyar a Lukashenko
P. Esas medidas pueden acabar da?ando a la econom¨ªa lituana, que mantiene un importante negocio con Bielorrusia a trav¨¦s del puerto de Klaipeda.
R. Puede que s¨ª, pero creemos que incluso as¨ª hay que plantear el debate y creemos, adem¨¢s, que es lo justo. Si la decisi¨®n realmente acaba perjudicando nuestra econom¨ªa, entonces podr¨ªamos solicitar alg¨²n tipo de ayuda o compensaci¨®n a la UE. Lo ideal ser¨ªa encontrar un equilibrio.
P. ?No teme que esas medidas acaben echando a Lukashenko a¨²n m¨¢s en brazos de Mosc¨²?
R. De lo que no hay duda es de que eso elevar¨ªa el precio que Mosc¨² tiene que pagar por mantener a Lukashenko y no estoy seguro de que Putin est¨¦ dispuesto a hacerlo. Ahora mismo, Putin est¨¢ en una posici¨®n dif¨ªcil. Por un lado, le gustar¨ªa deshacerse de Lukashenko porque es ineficaz y esas sanciones acaban cost¨¢ndole caro a Rusia. Pero por otro, si deja caer a Lukashenko, ser¨ªa como admitir que la presi¨®n social ha forzado su salida. Y eso puede suscitar ideas interesantes en Rusia. Creo que est¨¢ en una encrucijada.
P. Tras el incidente del avi¨®n, ?han tenido que aumentar la seguridad de la oposici¨®n bielorrusa que vive exiliada en Lituania?
R. A¨²n estamos evaluando la situaci¨®n. Ayudamos a los pol¨ªticos que est¨¢n aqu¨ª en la medida que podemos, como corresponde a un pa¨ªs de acogida. Ellos tienen que ser cautos y conscientes de que a pesar de que est¨¢n en un pa¨ªs de la OTAN y de la UE, Rusia y Bielorrusia pueden infiltrar agentes ¡ªcomo ha pasado en el Reino Unido y en otros pa¨ªses¡ª.
P. ?Han podido hablar con [Roman] Protasevich?
R. No, todav¨ªa no. Estamos en contacto con su familia, pero no tenemos ninguna noticia oficialmente. Luego est¨¢ lo que hemos visto emitido en la televisi¨®n bielorrusa, que es sencillamente horrible, porque mostraba a una persona que claramente hab¨ªa sido torturada y obligada a decir cosas que muestran que no es su verdadero yo hablando. Todo esto demuestra que no podemos aceptar que m¨¢s de 400 personas est¨¦n siendo torturadas y hayan sido encarceladas a solo 200 kil¨®metros de donde estamos sentados en este momento, en un mundo muy parecido a Corea del Norte.
P. Viendo la derivada que est¨¢ adoptando el r¨¦gimen bielorruso, ?cu¨¢l es su peor temor?
R. Bielorrusia se ha convertido en realidad en una c¨¢rcel, en un gulag para los 10 millones de personas que viven encerradas tras su frontera, con un l¨ªder inestable y con la vida de muchas personas vidas en peligro.
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