C¨®mo ha impactado la covid-19 en la obesidad infantil
La crisis por coronavirus ha tenido un efecto claro en la econom¨ªa de muchas familias, lo que aumenta la vulnerabilidad de estos ni?os y ni?as
Un estudio publicado en marzo de 2020, en el que se analizaba el impacto de los comportamientos de estilo de vida en la infancia sobre la obesidad y el riesgo cardiometab¨®lico, conclu¨ªa que los ni?os y ni?as que ten¨ªan estilos de vida m¨¢s saludables mostraban menos posibilidades de tener obesidad en edades m¨¢s tard¨ªas. Esto que puede parecer obvio y de f¨¢cil abordaje, en realidad no lo es tanto. Con las cifras en la mano, Espa?a es uno de los pa¨ªses de la OCDE con mayor porcentaje de sobrepeso entre la poblaci¨®n infantil y adolescente: el 40,6 % de los ni?os y ni?as de entre 6 y 9 a?os tiene exceso de peso y el 76,2% debe mejorar la calidad de su alimentaci¨®n. As¨ª lo reflejaba el ¨²ltimo estudio ALADINO 2019, publicado por el Ministerio de Consumo y la Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria (AESAN) en el marco de la estrategia NAOS. Si bien antes de la pandemia, y a pesar de que las cifras eran ya preocupantes respecto a la prevalencia de la obesidad infantil, hab¨ªa cierta esperanza en la estabilizaci¨®n de las cifras con respecto a estudios anteriores. La cuesti¨®n ahora es saber qu¨¦ impacto est¨¢ teniendo la crisis por coronavirus en esta otra pandemia, la de la obesidad infantil.
Gilberto P¨¦rez, coordinador del Grupo de Trabajo de Obesidad Infantil de la Sociedad Espa?ola de Obesidad (SEEDO), explica que ¡°la percepci¨®n en consultas es que est¨¢ habiendo un empeoramiento de la ganancia ponderal de ni?os y adolescentes y que se est¨¢ produciendo un aumento de los casos de obesidad grave¡±. P¨¦rez menciona un estudio reciente de la plataforma de seguridad y bienestar digital para familia Qustodio que podr¨ªa confirmar las causas del repunte en las tasas de obesidad infantil y la adolescencia: mayor tiempo frente a las pantallas (ordenador, m¨®vil, tablet) y un menor tiempo de actividad f¨ªsica (30% de los ni?os pasan menos de una hora diaria al aire libre). Esto se traduce en que el 72% realiza menos actividad f¨ªsica que antes de la pandemia.
Pepe Serrano, pediatra y coautor de Alimentaci¨®n vegetariana en la infancia (Debolsillo clave), recuerda que la pandemia a¨²n no ha acabado y que, por tanto, ¡°a¨²n no se dispone de una cuantificaci¨®n fiable y fehaciente de todo lo que va sucediendo¡±. En su consulta no ha notado un cambio significativo con respecto a 2019 en el control de enfermos cr¨®nicos, en los que se incluyen a aquellos ni?os y adolescentes que padecen obesidad, y entre los ni?os que han ido acudiendo a los controles de salud rutinarios, pero tampoco quiere echar las campanas al vuelo. ¡°Estos dos grupos son una minor¨ªa. Nos queda por ver que habr¨¢ pasado cuando todos los ni?os y ni?as vuelvan a las consultas con normalidad porque sabemos que en todo este tiempo los ni?os est¨¢n saliendo menos a jugar a la calle, est¨¢n dedic¨¢ndole m¨¢s tiempo a las pantallas y se est¨¢n aburriendo m¨¢s. Todo esto condiciona que pueda haber una tendencia natural a matar el rato comiendo, especialmente productos poco saludables y a que, por supuesto, hagan menos ejercicio. Ambos factores son determinantes para que las tasas de exceso de peso se incrementen¡±, se?ala.
Las familias con menos recursos son las m¨¢s vulnerables
En el estudio Aladino 2019 tambi¨¦n arrojaba otros datos destacables como que el 23,2% de los ni?os y j¨®venes que pertenec¨ªan a familias con rentas inferiores a 18.000 euros brutos anuales padec¨ªa obesidad; pr¨¢cticamente el doble que en el caso de las familias con rentas m¨¢s altas. En la presentaci¨®n del estudio en septiembre de 2020, el ministro Alberto Garz¨®n hac¨ªa hincapi¨¦ en la cuesti¨®n de c¨®mo la pobreza afecta a los indicadores de obesidad y sobrepeso. ¡°En los barrios pobres, con rentas m¨¢s bajas, la tasa de obesidad es el doble que en los barrios ricos. Es un problema que no es solo de salud, es tambi¨¦n socioecon¨®mico. La malnutrici¨®n y el exceso de peso tienen un fuerte componente de clase social que, de no ser tenido muy en cuenta, nos llevar¨ªa a desplegar pol¨ªticas no todo lo eficaces que nos gustar¨ªa¡±, se?alaba.
La crisis por coronavirus tambi¨¦n ha tenido un impacto en la econom¨ªa de muchas familias, lo que aumenta la vulnerabilidad de estos ni?os y ni?as. Pepe Serrano sostiene que la pandemia ha llevado a muchas familias al extremo de que ¡°el hito es poder alimentar a sus hijos, sin demasiados miramientos m¨¢s¡±. Por otro lado, a?ade que esas clases menos favorecidas son, adem¨¢s, las que en mayor medida carecen de una informaci¨®n nutricional m¨ªnima para poder discriminar entre lo que es y lo que no es saludable. ¡°Si a la ausencia de informaci¨®n y la precariedad econ¨®mica le a?adimos que la densidad energ¨¦tica, es decir la cantidad de calor¨ªas por euro gastado, de los productos alimentarios no saludables es mucho m¨¢s elevada que la de los recomendados, tenemos la tormenta perfecta para la obesidad¡±.
Los cinco pilares para una vida saludable desde la infancia incluyen la pr¨¢ctica de actividad f¨ªsica, un sue?o saludable, consumir m¨¢s alimentos de origen vegetal y menos alimentos ultraprocesados y pasar menos horas frente a las pantallas. ?Comer de forma insana siempre se traduce en sobrepeso y obesidad? ?Y al rev¨¦s, comer saludablemente y tener una constituci¨®n m¨¢s grande? Responde Pepe Serrano que ambos supuestos son perfectamente posibles: ¡°Tengamos en cuenta que se ha establecido, en t¨¦rminos poblacionales y con respecto a estudios cient¨ªficos, que hay m¨¢s de 120 determinantes de la obesidad. Por supuesto que es necesario llevar un estilo de vida saludable, pero no olvidemos que gran parte de la constituci¨®n de cada uno de nosotros nos viene marcada gen¨¦ticamente. De c¨®mo cuidemos esos factores expuestos depender¨¢ que inclinemos la balanza, nunca mejor dicho, hacia uno u otro lado. Tampoco debemos olvidar que hay algunas enfermedades y s¨ªndromes ¨C posiblemente el m¨¢s conocido sea el de Prader-Willi¨C en los que uno de sus rasgos propios es la obesidad. En esos casos comer de forma adecuada ayudar¨¢ a mitigar los efectos de la enfermedad, pero no ser¨¢ suficiente para compensar el exceso de peso que comportan¡±.
Repercusiones en la etapa adulta
Sufrir obesidad en la infancia y en la adolescencia tiene repercusiones en la etapa adulta. Y todas ellas muy desfavorables. Seg¨²n Pepe Serrano, la obesidad infanto-juvenil predispone a enfermedades como la diabetes, ciertos tipos de c¨¢nceres, a enfermedades card¨ªacas por incremento de la grasa que existe alrededor del coraz¨®n o, las ya conocidas, enfermedad coronaria o los accidentes cerebrovasculares. ¡°Cada vez sabemos m¨¢s de las funciones del tejido adiposo como ¨®rgano endocrino en el cual sus c¨¦lulas b¨¢sicas, los adipocitos, tienen atribuciones en la producci¨®n y secreci¨®n de sustancias involucradas en los procesos reguladores del hambre y la saciedad. Un desajuste de ese tejido adiposo, por exceso, como sucede en la obesidad, conlleva una desregulaci¨®n de ese complejo sistema induciendo a diversas patolog¨ªas y perpetuando la obesidad¡±, explica.
Adem¨¢s, Serrano se?ala que una de las consecuencias que se tiene poco en cuenta es que ese exceso de peso dificulta cada vez m¨¢s el ejercicio y la movilidad, lo que lleva a la persona que la padece a una rueda de la que es dif¨ªcil salir: ¡°El aumento de masa corporal hace ya de por s¨ª m¨¢s dificultoso el ejercicio. Tambi¨¦n las articulaciones que sostienen al cuerpo, caderas, rodillas y tobillos se ven abocadas a un incremento en sus fuerzas de tensi¨®n, lo que tambi¨¦n compromete una normal movilidad. Con ello se cierra un c¨ªrculo muy peligroso: exceso de peso, menor ejercicio, movilidad dificultada y vuelta al exceso de peso¡±.
Para Gilberto P¨¦rez lo m¨¢s importante en la atenci¨®n de la infancia y la adolescencia es identificar los per¨ªodos cr¨ªticos que se asocian con el riesgo de desarrollo de obesidad infantil y donde podemos poner en marcha todas las herramientas preventivas a nuestro alcance. Los periodos cr¨ªticos son tres: los 1000 primeros d¨ªas de vida (incluye los nueve meses de embarazo y hasta los dos a?os de vida); el ?rebote adiposo? (entre los cinco y los siete a?os); y la adolescencia. ¡°En las curvas de ¨ªndice de masa corporal (IMC) se ha identificado un crecimiento en el primer a?o de vida que decrece posteriormente llegando a valores m¨ªnimos entre los cinco y los siete a?os, momento en que se produce un nuevo aumento hasta la edad adulta. Esto se ha llamado ¡°rebote adiposo¡± (RA). No es una medida cualquiera, ya que refleja un periodo continuo durante el crecimiento, y porque en este momento se identifican cambios (favorables y desfavorables) en la adiposidad. El IMC durante estos a?os proporciona informaci¨®n que puede ayudarnos a comprender los cambios individuales y el desarrollo de riesgos para la salud como la obesidad infantil. Un RA temprano o precoz se asocia con un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad¡±.
La adolescencia, seg¨²n el coordinador de la SEEDO, tiene tambi¨¦n un enorme impacto en el riesgo de obesidad as¨ª como de otros trastornos endocrino-metab¨®licos (diabetes mellitus tipo 2 y dislipemias) y aumento del riesgo cardiovascular. ¡°Si un adolescente tiene sobrepeso u obesidad, tiene m¨¢s del 70% de posibilidades de ser un adulto con obesidad; por lo que es un periodo de enorme importancia en el riesgo (o protecci¨®n) de obesidad en la etapa adulta¡±, concluye.
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