Griselda Herrero: ¡°Para que un ni?o acepte probar un nuevo alimento puede ser necesario ofrec¨¦rselo entre 15 y 21 veces¡±
Lo que comemos no depende solo de nosotros y as¨ª lo explica esta nutricionista. La enorme oferta de productos insanos dificulta el camino hacia una vida sana. Algo en lo que hay que incidir en este D¨ªa Mundial de la Nutrici¨®n
Saber qu¨¦ comemos y qu¨¦ conviene que no comamos parece f¨¢cil, pero no lo es tanto. En nuestros h¨¢bitos influyen factores como la educaci¨®n alimentaria, las costumbres, el acceso que tengamos a la informaci¨®n o nuestros recursos emocionales, entre otros. Lo que comemos no depende solo de nosotros. El marketing alimentario, la enorme oferta de productos insanos y la normalizaci¨®n del consumo de determinados productos se encargan de poner piedras en el camino hacia una vida m¨¢s saludable. Algo en lo que hay que incidir este 28 de mayo, D¨ªa Mundial de la Nutrici¨®n. Un camino que se empieza a recorrer en la infancia y que ser¨¢ m¨¢s o menos pedregoso en funci¨®n de nuestra pericia esquivando obst¨¢culos y de lo que vayamos metiendo en nuestras mochilas. Griselda Herrero, dietista-nutricionista y fundadora de Norte Salud Nutrici¨®n, nos ofrece un mapa con el que orientarnos en Comer bien en familia (ESPASA); un libro muy pr¨¢ctico con informaci¨®n sencilla y un sinf¨ªn de juegos para aprender a comer de forma saludable en casa. Aprender todos, claro, porque si queremos que nuestros hijos e hijas coman mejor debemos empezar antes por nosotros mismos. ¡°?De qu¨¦ sirve querer que nuestros hijos coman verdura si nos ven comer a nosotros patatas fritas o dulces?¡±, se pregunta la dietista-nutricionista. Eso s¨ª, un aprendizaje sin presi¨®n, ni agobios, desde la flexibilidad y el disfrute.
PREGUNTA. Derribas ese dicho de que en la mesa no se juega y consideras el juego como una herramienta muy interesante para instaurar unos buenos h¨¢bitos alimenticios. ?Por qu¨¦ crees que es interesante aprender a alimentarse sano a trav¨¦s del juego?
RESPUESTA: Las investigaciones m¨¢s recientes con relaci¨®n al aprendizaje de los ni?os revelan que el juego constituye una de las formas m¨¢s importantes en la que los ni?os obtienen conocimientos y competencias esenciales. El juego es divertido, implica una participaci¨®n activa del ni?o, genera motivaci¨®n e inter¨¦s, es din¨¢mico, permite a los ni?os comunicar ideas y entender, fomenta la interacci¨®n social y la comunicaci¨®n y les permite experimentar. Todos esos ingredientes permiten que los conceptos se interioricen mejor y de una forma mucho m¨¢s agradable para ellos, as¨ª que, ?por qu¨¦ no utilizar el juego para aprender a comer mejor?
P: De hecho, en el libro vas ofreciendo juegos de todo tipo que has creado junto a tu pareja.
R: Ambos somos muy creativos y estamos siempre intentando innovar y crear cosas diferentes. La idea surge como casi todas las ideas: de la observaci¨®n y el cuestionarse c¨®mo ayudar mejor y de forma m¨¢s efectiva a las familias que veo en consulta, a los compa?eros del colegio de Nora o a cualquier padre o madre que me pregunta por redes sociales qu¨¦ hacer para que sus hijos coman mejor. Es mucho m¨¢s sencillo que un adulto entienda la teor¨ªa de c¨®mo deben comer sus hijos, pero no es tan f¨¢cil llevarlo luego a la pr¨¢ctica. Y mucho menos si lo hacemos desde la directividad, desde el aburrimiento o desde la incomprensi¨®n. As¨ª que, dijimos, ?c¨®mo podemos pon¨¦rselo m¨¢s f¨¢cil y divertido a los padres y a las madres y a sus hijos? Pues¡ ?Jugando!
P: ?De qu¨¦ depende que un ni?o o ni?a coma de forma m¨¢s saludable?
R: Depende de muchas cosas. La m¨¢s importante, de la educaci¨®n familiar que tenga desde el nacimiento. Los h¨¢bitos de la familia son cruciales para adquirir h¨¢bitos saludables en los ni?os porque no olvidemos que educamos m¨¢s con el ejemplo que con la voz. ?De qu¨¦ sirve querer que nuestros hijos coman verdura si nos ven comer a nosotros patatas fritas o dulces? Para ello es evidente que debemos disponer de alimentos saludables en casa, porque de lo contrario la elecci¨®n m¨¢s sana ser¨¢ complicada. Una vez tenemos unos h¨¢bitos b¨¢sicos en la familia, nunca utilizar la comida como moneda de cambio (premio, castigo, recompensa, chantaje, prohibici¨®n, obligaci¨®n) porque, por un lado vamos a interferir en sus propias y naturales se?ales de regulaci¨®n del hambre y la saciedad y, por otro, podemos generar conductas alimentarias inadecuadas ahora o en el futuro. Y por ¨²ltimo, a?adir¨ªa la flexibilidad, que creo que es clave para tener unos buenos h¨¢bitos alimentarios. Esto no implica elegir lo que se quiera en todo momento, sino permitir poder modificar decisiones alimentarias, teniendo presentes el objetivo de salud.
P: Dices en el libro que es fundamental tener conocimientos de nutrici¨®n para tomar decisiones saludables adecuadas al elegir los alimentos para nuestros hijos, pero que, seg¨²n ha encontrado la ciencia, en realidad a d¨ªa de hoy no siempre disponemos de informaci¨®n para tomar estas decisiones. ?C¨®mo llegar a esa informaci¨®n?
R: El problema es que esa informaci¨®n sobre alimentaci¨®n est¨¢ rodeada de un mont¨®n de halos de pseudociencia e intereses alejados de la salud. Para saber que lo que estoy leyendo tiene m¨¢s o menos evidencia podemos seguir unos consejos b¨¢sicos: huir de todo aquello que prometa soluciones r¨¢pidas, venga en un envase muy adornado o con muchas frases que llamen la atenci¨®n, lo venda un famoso cobrando por ello, recomiende usar X producto para conseguir objetivos, o que est¨¦ alejado del sentido com¨²n. Y en todo, caso, ante la duda, acudir a un profesional ¨Cque en este caso es el dietista-nutricionista¨C que te ayude a resolverlas.
P: Ocurre tambi¨¦n que el acceso a esa informaci¨®n requiere un mayor esfuerzo por nuestra parte y eso hace que muchas veces acabemos abandonando o no llegando a ella. La cuesti¨®n es, ?deber¨ªamos esforzarnos m¨¢s en alcanzarla o en realidad deber¨ªan ser otros quienes tendr¨ªan que hacer llegar esa informaci¨®n al lugar adecuado?
R: Esto es trabajo de todos. Vivimos en comunidad y, como digo en la introducci¨®n del libro, todos somos responsables de que nuestra salud sea mejor o no, como sociedad.
En este sentido, claro que podemos esforzarnos en buscar mejor informaci¨®n a nivel individual, pero tambi¨¦n es una responsabilidad pol¨ªtica y social que se nos facilite dicha informaci¨®n, que se generen estrategias que impidan, por ejemplo, el marketing alimentario que confunde a la poblaci¨®n (como las alegaciones nutricionales o el nutriscore), que se trabaje desde todos los ¨¢mbitos por una sociedad m¨¢s saludable y transparente, no permitiendo a las empresas lucrarse a costa de la salud de la poblaci¨®n, fomentando pol¨ªticas de salud p¨²blica que promuevan h¨¢bitos saludables y no lo opuesto (desde dietistas-nutricionistas en sanidad p¨²blica o en los colegios, hasta prohibiendo las m¨¢quinas de vending en hospitales y centros educativos, por ejemplo). Por tanto, no es solo culpa de los padres no tener acceso a una informaci¨®n adecuada. Intentamos hacerlo lo mejor que podemos, pero no nos lo ponen f¨¢cil.
P: Te preguntaba lo anterior porque creo que muchas veces se nos exige llegar a una cantidad de cosas inabarcables ¨Cconocimientos en nutrici¨®n, en sue?o infantil, en parentalidad positiva, en hitos de aprendizaje y desarrollo¨C y eso genera cierto agobio en las familias¡
R: Exacto. Agobio, culpabilidad y frustraci¨®n. Por eso es necesario empezar a abrir un poco la mente y empezar a ser m¨¢s conscientes de las grietas que tenemos en la estructura social para poder exigir cambios en este sentido. Si desde los estratos sanitarios, educativos y sociales se empiezan a hacer peque?os cambios, todos empezaremos a ¡°desnormalizar¡± ciertas cosas y a ver la otra cara de la moneda, donde nos ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil acceder a una informaci¨®n m¨¢s acertada.
P: Hablas de ¡°desnormalizar¡± socialmente las elecciones alimentarias insanas; algo que ocurre sobre todo en determinados contextos. ?Es posible realmente ense?ar a nuestros hijos e hijas a alimentarse sano en un entorno obesog¨¦nico como el actual?
R: Posible es, sencillo no tanto. Es cierto que el ambiente que nos rodea nos complica un poco la labor, pero tambi¨¦n es cierto que tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos en h¨¢bitos saludables. Y, ojo, esto no significa tener que hacerlo perfecto ni buscar una alimentaci¨®n 100 % saludable porque eso no es posible ni es saludable y lo ¨²nico que nos puede generar es frustraci¨®n.
P: ?Qu¨¦ podemos hacer?
R: Creo que lo m¨¢s interesante es educar a nuestros hijos en valores saludables: desde fomentar el consumo de fruta y verdura, hasta ir a reciclar los pl¨¢sticos o mantener una correcta higiene del sue?o. De forma general, habitual, no los 365 d¨ªas del a?o las 24 horas. Si un d¨ªa no cocinamos y nos vamos al Burguer, ?genial! Si un d¨ªa nos acostamos m¨¢s tarde porque hemos salido a ver las estrellas, ?genial! Si un d¨ªa estamos todo el d¨ªa en el sof¨¢ viendo pelis y no hemos hecho ejercicio, ?genial! Lo m¨¢s importante es preguntarnos qu¨¦ normalidad queremos que aprendan nuestros hijos, sabiendo que fuera de nuestra burbuja familiar se encontrar¨¢n con otros factores y tendr¨¢n que aprender a desenvolverse en ellos. Si nunca le damos un helado a nuestro hijo para que coma saludable, nunca sabr¨¢ enfrentarse de forma coherente a ese tipo de alimentos porque no habr¨¢ aprendido a gestionar su consumo. Y es que saber comerse un helado tambi¨¦n es comer saludable.
P: Y no solo basta con comer de forma saludable¡
R: Para m¨ª la salud es mucho m¨¢s que comer sano. Aprender a comer de forma saludable implica tambi¨¦n relacionarse bien con la comida, de ser capaces de comer de forma consciente y no mientras miramos el m¨®vil ¨Cque adem¨¢s nos puede incluir mucho en las elecciones alimentarias que hagamos¨C. Es un t¨¢ndem con el ejercicio f¨ªsico y el descanso porque est¨¢n directamente relacionados entre s¨ª.
P: Mencionas lo de comer mirando el m¨®vil. ?C¨®mo son en general nuestros h¨¢bitos en la mesa? ?Sabemos comer en familia?
R: Pues lamentablemente creo que no. M¨¢s all¨¢ de que comamos m¨¢s o menos saludable, no le damos la importancia que tiene a comer en familia. Desde familias que no pueden comer juntas en ninguna de las ingestas del d¨ªa, hasta otras para las que comer juntos solo implica estar sentados en la misma mesa ¨Cmientras cada uno est¨¢ a lo suyo¨C. En muchos casos es que ni siquiera nos hemos planteado que pueda haber otra forma de hacerlo; es lo que hemos aprendido o lo que hemos sabido hacer en las circunstancias que nos rodean. Quiz¨¢ es momento de pararse a pensar si hay algo que podamos cambiar para convertir ese momento en un espacio de bienestar, diversi¨®n y enriquecimiento familiar.
P: Habr¨¢s escuchado muchas veces lo de ¡°mi hijo no come de nada¡±. ?Qu¨¦ hacemos cuando nuestros hijos o hijas no comen una amplia variedad de alimentos? ?Cu¨¢ndo debemos preocuparnos realmente?
R: Lo primero, no agobiarnos. Los estudios nos dicen que para que un ni?o acepte probar un nuevo alimento puede ser necesario ofrec¨¦rselo entre 15 y 21 veces. Tambi¨¦n debemos pensar si realmente es una amplia variedad o no. Me encuentro muchas veces en consulta padres muy preocupados porque sus hijos ¡°no comen nada de verdura¡± y cuando indagas un poco resulta que comen cuatro o cinco tipos.
Lo segundo es preguntarnos si ofrecemos esos alimentos que no comen en casa, si los comemos los dem¨¢s o est¨¢n en la mesa a su alcance. Tambi¨¦n hay que averiguar qu¨¦ es lo que impide que los coman, porque esta informaci¨®n nos dar¨¢ pistas sobre c¨®mo podemos ofrecerlos de otra forma. Y si adem¨¢s implicamos al ni?o o la ni?a en su elaboraci¨®n tendremos m¨¢s opciones de que al menos lo prueben.
Y por ¨²ltimo creo que es importante analizar qu¨¦ come el resto del d¨ªa. ?Es posible que rechace alimentos porque ha estado comiendo otros productos como chucher¨ªas, pan o snacks? Quiz¨¢ es m¨¢s una cuesti¨®n de hambre o de que su paladar se ha acostumbrado al sabor dulce, por lo que es m¨¢s f¨¢cil a¨²n que rechace las verduras.
Todo esto desde la tranquilidad y la normalidad, sin dramas ni mucho menos oblig¨¢ndole a probarlo. Si a¨²n as¨ª, nos sigue preocupando, deber¨ªamos consultar con su pediatra y con un dietista-nutricionista.
Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.