Victoria Gabald¨®n, fundadora de ¡®MaMagazine¡¯: ¡°Es tremendamente urgente que la maternidad ocupe la agenda social y pol¨ªtica¡±
Con su nueva revista, la periodista busca compartir la experiencia de ser madre y descargar as¨ª la culpa que una mujer se pone sobre ella misma
Una barca en medio del oc¨¦ano. As¨ª le dije a Victoria Gabald¨®n (Zaragoza, 1981) que me sent¨ªa hablando y escribiendo sobre cuestiones de maternidad m¨¢s all¨¢ de lo pr¨¢ctico de la experiencia. Ella, periodista y fundadora de la nueva revista MaMagazine, result¨® sentir lo mismo cuando se embarc¨® en este proyecto, cuyo primer n¨²mero, trimestral, se public¨® el pasado febrero. P¨¢ginas en las que se habla de la maternidad m¨¢s honesta y brutal. Esa maternidad que est¨¢ en la literatura, en el arte, en la filosof¨ªa, en las experiencias personales, en las voces de todas las mujeres que ahora, por fin, lo cuentan. ¡°Empec¨¦ a buscar otras voces, otros testimonios, otras im¨¢genes, otros versos, otras expresiones. Sent¨ª la necesidad de abrir el di¨¢logo sobre las maternidades. De contar lo que no nos hab¨ªan contado. De hacerlo de manera honesta, cruda y valiente. De exponernos, al fin y al cabo¡±, cuenta.
La escritora y activista estadounidense Grace Paley escrib¨ªa: ¡°Las mujeres se sienten c¨®modas hablando de lo personal, a diferencia de los hombres. Se cuentan m¨¢s cosas, y tienen muchos problemas en com¨²n. Algo interesante es que las mujeres han comprado libros escritos por hombres desde siempre, y se dieron cuenta de que no eran acerca de ellas. Pero continuaron haci¨¦ndolo con gran inter¨¦s porque era como leer acerca de un pa¨ªs extranjero. Los hombres nunca han devuelto la cortes¨ªa¡±.
Compartir las experiencias con respecto a la maternidad, escribir sobre ellas, reflexionar, escuchar a otras mujeres, descarga un poco la culpa que una mujer se pone sobre ella misma ante situaciones complejas. Contarlas tambi¨¦n sirve para sentirse comprendida y encontrar aquello con lo que una se identifica o para entender otras realidades. ¡°MaMagazine surge de no encontrar relatos en los que me sintiese representada. Yo quer¨ªa saber qu¨¦ sienten las madres imperfectas, las separadas, las que aman a sus criaturas con locura, pero que, a veces, sue?an con dimitir de sus cargos y de sus cargas. Quer¨ªa saber qu¨¦ pasaba con esas maternidades fuera de la heteronorma, con las mujeres que abortan, con las que tienen claro que nunca ser¨¢n madres. Con las que desean serlo con todas sus fuerzas, pero no lo consiguen. Hay tantas maternidades como mujeres y esto hay que contarlo¡±, reflexiona Gabald¨®n.
En la conversaci¨®n aparecen libros escritos hace d¨¦cadas como El nudo materno (1976), de Jane Lazarre, o Nacemos de mujer (1996), de Adrienne Rich, como si en esta deriva se encontrara, de repente, un continente nuevo. En lo que ellas contaron nos reconocemos.
PREGUNTA. ¡°Yo dar¨ªa mi vida por mi hijo. Sin duda prefiero morirme a perderlo. Pero ha destrozado mi vida y solo vivo pensando en c¨®mo recuperarla¡±, escribe Jane Lazarre. Sobre esta brutal ambivalencia, ?es el sistema o es c¨®mo es entendida la maternidad lo que frustra continuamente a una mujer?
RESPUESTA. Es el sistema. No tengo ninguna duda acerca de ello. El problema no es ser madres, sino serlo en una sociedad que nos da la espalda. Y es que sigue siendo conveniente hacerlo, como sigue siendo conveniente dar la espalda a las criaturas y a la tercera edad. La sociedad sigue estando configurada para el desarrollo y auge del ejecutivo agresivo. Nuria Labari acaba de escribir sobre ello en su ¨²ltima novela, El ¨²ltimo hombre blanco.
P. ?Por qu¨¦ las mujeres se buscan en otras experiencias, en otros testimonios, sobre la maternidad?
R. Para no sentirnos tan solas. No deja de ser parad¨®jico que tantas de nosotras nos sintamos tan solas al convertirnos en madres estando rodeadas de gente. Necesitamos contarnos, necesitamos leernos.
P. ?Necesitamos fomentar el esp¨ªritu cr¨ªtico tambi¨¦n en la maternidad?
R. Sin lugar a dudas. Extender el di¨¢logo sobre nuestras maternidades es b¨¢sico y muy enriquecedor. As¨ª la entenderemos como lo que es: un deseo y no un derecho. Tachar a la maternidad de derecho puede abrir la puerta a pr¨¢cticas de mercantilizaci¨®n y eso es peligroso, pues atenta contra los colectivos m¨¢s vulnerables: las madres y las criaturas. Otra cosa bien distinta es el derecho que tenemos a maternar en las mejores condiciones posibles.
Adem¨¢s de la parte m¨¢s pr¨¢ctica de la crianza, hay un universo muy rico en torno a las maternidades, desde la filosof¨ªa o el arte hasta las disciplinas cient¨ªficas. Pero hay que buscarlo mucho. La escritora Siri Hustvedt contaba en un reciente encuentro con periodistas: ¡°Cuanto mayor soy, m¨¢s he empezado a notar que en la narrativa de la filosof¨ªa, la literatura o la ciencia es igual de importante lo que falta como lo que est¨¢. Ha faltado la historia de la gestaci¨®n y el nacimiento¡±. Este vac¨ªo explica el lugar que ocupa la maternidad.
Un cambio irreversible
Se dice muchas veces que hay cosas que solo se alcanzan a comprender o a plantearse cuando te conviertes en madre. Para muchas mujeres llegar a la maternidad no solamente es una metamorfosis, sino tambi¨¦n una especie de revelaci¨®n. Lo que no funciona y las carencias comienzan a flotar a su alrededor. Y ocurre algo sorprendente: mientras una est¨¢ inmersa en ese shock vital, el sistema se encarga de recordarle que no es para tanto. Que debe volver a su estado anterior cuanto antes. ¡°La maternidad te cambia la vida de forma irreversible. No es posible volver atr¨¢s, a quien eras antes de ser madre¡±, dice ante eso Gabald¨®n.
P. La maternidad impulsa muchas veces proyectos, cambios, creatividad. Esto, obviamente, se piensa desde el privilegio pero, a veces, tambi¨¦n desde la supervivencia. ?Son suficientes 16 semanas de permiso de maternidad?
R. No lo son. Muchas mujeres no quieren volver tan pronto a sus trabajos o vuelven a sus trabajos y no se encuentran, y compran el siguiente timo de la estampita: el del emprendimiento. Al principio crees que eso te permite encontrar la manera de conciliar, pero la sorpresa es que ser aut¨®noma es un modo precario de existir en lo laboral con una p¨¦rdida enorme de derechos.
P. ?Qu¨¦ supone criar en un entorno de negaci¨®n total hacia los cambios de la maternidad?
R. Supone frustraci¨®n y culpa. Es tremendamente urgente que la maternidad, la forma en la que maternamos, ocupe posiciones destacadas en las agendas social y pol¨ªtica. Incluso en la econom¨ªa: yo sue?o con que se blanquee, de una vez por todas, el valor de los cuidados porque una sociedad sin cuidados es una sociedad que se muere.
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