C¨®mo hablar con los ni?os de la tragedia de la DANA: ¡°Todas las emociones son v¨¢lidas¡±
Son muchas las personas fallecidas y afectadas a causa de la Dana que ha golpeado Espa?a, en especial Valencia. Hay s¨ªntomas o conductas que pueden aparecer en los menores tras episodios estresantes y que los padres deber¨ªan saber c¨®mo abordar
Espa?a est¨¢ de luto. Son muchas las personas fallecidas y afectadas a causa de la Dana que ha golpeado sobre todo Valencia. Miedo, tristeza, incertidumbre e impotencia son algunas de las muchas emociones que ha sembrado la Dana en los afectados y las personas que seguimos desde fuera de la Comunidad Valenciana la tragedia. Muchas personas fallecidas, pero tambi¨¦n personas que a¨²n se encuentran desaparecidas e incomunicadas.
Como experto en trauma, me gustar¨ªa ofrecer unas orientaciones para las familias que est¨¢n tratando de sobrellevar el caos que ahora mismo est¨¢n viviendo. Espero que estos breves consejos sean ¨²tiles para que puedan ayudar y acompa?ar a sus hijos en esta situaci¨®n tr¨¢gica y ca¨®tica.
- Calma. No todas las situaciones desagradables, ca¨®ticas y estresantes se van a convertir en traum¨¢ticas. Para evitar que el tr¨¢gico suceso se convierta en traum¨¢tico, debemos hablar y permitir que el menor exprese c¨®mo se siente. Ofrecer contextos de di¨¢logo y seguridad es importante para vuestros hijos.
- Diferentes emociones. Son muchas las emociones que pueden experimentar vuestros hijos e hijas en estos d¨ªas y en las sucesivas semanas: rabia, miedo, tristeza, culpa, etc¨¦tera. Todas ellas, sin excepci¨®n, son v¨¢lidas, por lo que deben ser permitidas y atendidas de manera sensible por parte de los adultos que rodeamos a los menores.
- Ley del silencio. A veces, con buena intenci¨®n, tratamos de no hablar de acontecimientos desagradables como la muerte de un familiar o un vecino a causa de la Dana. En este caso, con la mejor de las intenciones, ser¨ªamos c¨®mplices de la ley del silencio. Debemos hacer todo lo contrario: dar voz a lo sucedido y a lo que sentimos. Evitar hablar de ello nunca es una buena soluci¨®n. Es mejor integrar que evitar y disociar.
- No forzar. Si en determinado momento tu hijo o hija no quiere hablar de lo sucedido, hay que respetarle e intentarlo en otro momento. Lo importante es hablar sobre ello, aunque no siempre cuando queramos nosotros, sino cuando el menor est¨¦ preparado.
- S¨ªntomas. En ocasiones, los acontecimientos estresantes y traum¨¢ticos conllevan cambios fundamentales en la conducta del menor: terrores nocturnos, hacerse pis en la cama, hiperactividad, mayor irascibilidad de lo habitual, estar despistado en clase, m¨¢s desobediente... Todas ellas son formas normales de procesar el trauma. Est¨¢n tratando de integrar el acontecimiento en su cerebro y en su vida de la manera m¨¢s sana y adaptativa que pueden.
- Somatizaciones. No es descabellado que el menor somatice la tensi¨®n, el miedo y el caos experimentado a lo largo de estos d¨ªas tan estresantes en su cuerpo: eccemas, diarreas, taquicardias, dermatitis, cefaleas, dolor abdominal, mareos, etc¨¦tera.
- Empatizar. Para que padres e hijos puedan hablar es necesario encontrar un momento tranquilo y tratar de entender c¨®mo se sienten. Conectar y sintonizar con sus miedos, dudas y tristeza es fundamental para que se sienta visto y aceptado. Hayamos o no vivido de cerca la muerte de un familiar, amigo o vecino, es importante tener en cuenta que tanto el menor como los adultos estamos en fase de shock y tratando de elaborar el duelo por lo ocurrido.
- Narrativa. Ante un acontecimiento que nos desregula y que nos da mucha pena y miedo, es significativo que las familias hablemos de lo sucedido, calmemos a los hijos y les demos una narrativa coherente y veraz sobre lo sucedido. No es conveniente ocultar ni mentir sobre lo ocurrido, puesto que tarde o temprano se enterar¨¢n y eso har¨¢ que no conf¨ªen en nosotros.
- Mirada incondicional. Hacernos cargo de nuestro hijo de una manera incondicional y sin juzgarle es imprescindible. Apoyarle por qui¨¦n es, no por lo que siente. Acogerle con sus dudas, miedos e incertidumbres har¨¢ que puedan confiar en nosotros.
- Ayuda profesional. Los ni?os y los adolescentes necesitan tiempo, al igual que los adultos, para integrar y asimilar lo sucedido, sobre todo ante la crudeza de lo ocurrido. Esta fase de shock es compleja y puede llevar un tiempo, quiz¨¢s algunos meses. Si en casos concretos se observa que el menor contin¨²a con mucho miedo o ansiedad, con pensamientos anticipatorios, posiblemente ha llegado el momento de pasar a otro escenario. Pedir ayuda profesional es sin¨®nimo de responsabilidad y valent¨ªa.
Aunque estas orientaciones b¨¢sicas est¨¦n dirigidas a los afectados por la Dana, pueden ser extensibles a cualquier persona, familia o comunidad que haya vivido o est¨¦ viviendo una situaci¨®n estresante parecida.
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