Empat¨ªa y afecto, dos claves para ayudar a tu hijo a dominar la ira

La rabia es la emoci¨®n m¨¢s potente que sienten los humanos, se convierte en la expresi¨®n de la ira. Una emoci¨®n vinculada a las experiencias desagradables y a la hostilidad fundamental para la adaptaci¨®n y la supervivencia. Aparece cuando una persona vive una situaci¨®n injusta, cuando siente que lo que le est¨¢ pasando es indignante, se invaden sus derechos o no consigue algo que desea con todas sus fuerzas. Una rabia que puede llegar a alterar la frecuencia cardiaca y arterial, aumentar la adrenalina, tensar los m¨²sculos, provocando malestar y sudor, incomprensi¨®n o resentimiento y alterando el equilibrio natural del cuerpo. Una furia que provoca que la persona act¨²e de una manera desproporcionada o busque culpables en su entorno.

Pero esta es una emoci¨®n normal y necesaria para sobrevivir. Se activa en la am¨ªgdala, una de las zonas m¨¢s primitivas del cerebro, que se pone en marcha cuando la persona se siente inc¨®moda, tiene miedo o se siente agraviada. El mal humor, el enfado o el odio acostumbran a acompa?arla. Y, por supuesto, los ni?os tambi¨¦n sienten rabia. Cuando las cosas no les salen como ellos esperan o desean, la experimentan con intensidad, provoc¨¢ndoles enfado, irritaci¨®n y mucha frustraci¨®n. Que se rompa una galleta, ser incapaz de encestar la pelota en una canasta o no ser el ganador de un juego de mesa pueden desencadenar en el ni?o una explosi¨®n de rabia.

Esta emoci¨®n no gestionada adecuadamente puede llevar al menor a mostrarse agresivo f¨ªsica y verbalmente, a romper cosas, pegar, morder, insultar o lanzar objetos. Un comportamiento generado por el desbordamiento emocional cre¨¢ndole mucho malestar. Por esta raz¨®n, ser¨¢ esencial que el adulto establezca l¨ªmites claros y coherentes en torno a sus comportamientos inseguros o agresivos.

Las pataletas de los ni?os var¨ªan mucho seg¨²n la edad que tengan, no es igual acompa?ar el berrinche de un ni?o de 2 a?os que de 4 o 10. El enfado no debe ser reprimido ni contenido, tan solo acompa?ado con grandes dosis de respeto y empat¨ªa. El ni?o necesita sentir que el adulto es un espacio seguro al que puede recurrir cuando las emociones intensas e inc¨®modas aparecen y no sabe hacerles frente. Aprender a manejar la ira ser¨¢ una habilidad que le servir¨¢ durante toda su vida y le posibilitar¨¢ conseguir sus objetivos. Si el ni?o aprende a gestionar la rabia correctamente, sabr¨¢ hacer frente al fracaso y frustraci¨®n de forma adecuada, enfrentarse a situaciones injustas, buscar soluciones a sus problemas y defenderse de manera ajustada. El enfado puede favorecer el cambio, potenciar la motivaci¨®n y creatividad y puede convertirse ser un gran impulsor del di¨¢logo.

Esta son cuatro claves que pueden llevar a cabo los adultos para ayudar a un ni?o a dominar su ira:

1. Cuando un ni?o tiene un berrinche necesita que el adulto que le acompa?a mantenga la calma y le transmita la seguridad que ¨¦l no encuentra en su interior. Si el adulto reacciona gritando, amenazando, utilizando palabras humillantes o dando portazos ¨²nicamente conseguir¨¢ empeorar la situaci¨®n. Que el ni?o perciba que el adulto valida lo que siente, que le ayuda a hacerle frente, ser¨¢ clave para que no se culpabilice cuando es incapaz de modular correctamente sus emociones.
2. Ense?ar al ni?o a reconocer los motivos o circunstancias que le han provocado tanta c¨®lera. Ofrecerle el tiempo y el espacio que necesite para calmarse y para analizar lo que ha pasado. Es muy importante que entienda que la emoci¨®n no se elige, pero el comportamiento s¨ª. Necesitar¨¢ que el adulto se muestre emp¨¢tico y le ayude a buscar posibles soluciones para que cuando vuelva a experimentar la emoci¨®n pueda actuar de otra manera.
3. Ense?ar al ni?o estrategias para autorregularse para poder canalizar la ira y el estr¨¦s. Ser¨¢ esencial que aprenda a prevenir las situaciones que le puedan provocar estos desbordamientos emocionales. Los h¨¢bitos y las rutinas le ayudar¨¢n mucho a evitar los berrinches porque se sentir¨¢ m¨¢s seguro al saber qu¨¦ tiene que hacer en cada momento.
4. Las t¨¦cnicas de relajaci¨®n, respiraci¨®n y la pr¨¢ctica deportiva ayudar¨¢n al ni?o a canalizar mejor su energ¨ªa y a tomar conciencia de sus emociones. Unas actividades que potenciar¨¢n su autocontrol y empat¨ªa, bajar¨¢n su estr¨¦s y mejorar¨¢n su concentraci¨®n y aprendizaje y que le ayudar¨¢n a conectarse con ¨¦l mismo y su entorno y a encontrar el equilibrio, mejorando su bienestar emocional.

El ni?o debe aprender a transitar por todas las emociones y aprender a identificarlas y resolverlas de forma constructiva. El adulto, desde la empat¨ªa, el afecto y la comprensi¨®n, debe ayudarle a hacer frente a todas las emociones, especialmente aquellas que le producen m¨¢s incomodidad o malestar. El adulto debe convertirse en el mejor ejemplo que pueda tener en el momento de gestionar su propia rabia o enojo, mostr¨¢ndose calmado cuando hace frente a una situaci¨®n complicada.

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