Seis estrategias para mejorar la comunicaci¨®n con nuestro hijo adolescente
Los conflictos en esta etapa se producen porque los j¨®venes necesitan abandonar el nido y esto implica un reajuste personal y familiar. Buscan reafirmaci¨®n y su lugar en el mundo
Un fuerte portazo y te quedas al otro lado de la puerta sin entender muy bien el motivo de la explosi¨®n del conflicto. Despu¨¦s de unos minutos, abres sigilosamente la puerta y preguntas: ¡°?Est¨¢s bien?¡±; ¡°D¨¦jame en paz¡±; ¡°?Puedo ayudarte en algo?¡± o te enfrentas a un silencio sepulcral. El conflicto es inherente a la vida y a trav¨¦s de ¨¦l aprendemos a lidiar con un sinf¨ªn de situaciones. Es la confrontaci¨®n de intereses entre dos o m¨¢s personas, que frente a una misma situaci¨®n, tienen ideas, metas u objetivos diferentes. Adem¨¢s, nos permite reflexionar sobre nuestras necesidades y la de las personas que nos acompa?an a diario, conocer diferentes formas de ver el mundo y llegar a acuerdos.
Si algo caracteriza la etapa de la adolescencia, son las constantes desavenencias que se desencadenan entre padres e hijos. Disconformidades que a los progenitores nos llenan de culpa e impotencia y a nuestros hijos de incomprensi¨®n y rabia. La ropa, el pelo, los estudios, el orden, la hora de llegar a casa o las amistades son algunos de los motivos que producen estas discusiones. Estos conflictos nos hacen sentir que no somos capaces de entender las necesidades o el malestar de nuestros adolescentes y que nos alejan enormemente de ellos. No es f¨¢cil entender por qu¨¦ se muestran tan irreverentes, irascibles y les cuesta tanto escuchar nuestras opiniones o sugerencias.
La falta de recursos ante estas situaciones, en ocasiones, nos hace adoptar una comunicaci¨®n violenta normalizando los gritos o las conversaciones llenas de ¨®rdenes, reproches o juicios de valor. Esta forma de relacionarnos les crea un gran malestar emocional y les hace sentir incomprendidos y diferentes.
Sin duda, los adolescentes son rebeldes y desafiantes habitualmente y muestran poco inter¨¦s por querernos escuchar, pero eso no significa que no necesiten nuestro cari?o y comprensi¨®n. Sus miedos e inseguridades provocadas por los cambios f¨ªsicos, psicol¨®gicos, emocionales y sociales que atraviesan les hacen comportarse de manera irreverente e impulsiva. Los conflictos en esta etapa se producen porque nuestros hijos necesitan abandonar el nido y esto implica un importante reajuste personal y familiar. Buscan su reafirmaci¨®n, su lugar en el mundo, su libertad para pensar, hacer o decidir qu¨¦ desean hacer, para empezar a vivir con m¨¢s libertad y sentir a su manera.
La comunicaci¨®n debe continuar siendo uno de los pilares m¨¢s relevantes en nuestro acompa?amiento durante esta etapa y, por esta raz¨®n, debemos encontrar estrategias que nos permitan crear nuevos canales de comunicaci¨®n. Es esencial que nuestros adolescentes se sientan escuchados, reconocidos, y respetados. El modo en el que hablemos ser¨¢ un factor clave para ayudarles a desarrollar su personalidad y una sana autoestima y para aprender la forma m¨¢s id¨®nea para relacionarse con otras personas. Los conflictos no son buenos ni malos, si conseguimos hacerles frente desde la calma, se convertir¨¢n en una magn¨ªfica oportunidad para aprender y generar conexi¨®n. El problema no reside en lo que decimos sino en el modo en lo que lo hacemos.
Nuestros adolescentes necesitan sentir que estamos a su lado sin condici¨®n, que les escuchamos con mucho respeto, que existen los l¨ªmites, que entendemos que para ellos no es nada f¨¢cil hacerse mayor. Que establecemos unas expectativas acertadas hacia ellos y tenemos muy en cuenta sus necesidades u opiniones. Una comunicaci¨®n afectiva y respetuosa con nuestros adolescentes nos permitir¨¢ mostrarnos emp¨¢ticos y hacer sentir a nuestros hijos que pueden contar con nosotros para todo aquello que necesiten. Un modelo de comunicaci¨®n no violenta nos permitir¨¢ hablar con ellos desde la eficacia y la empat¨ªa respetando tanto las necesidades de nuestros hijos como las nuestras.
Por ¨²ltimo, proporcionar¨¢ a nuestros hijos un mayor bienestar emocional, mejores niveles de autoestima, un autoconcepto m¨¢s ajustado y un alto desarrollo moral y social. Les permitir¨¢ desarrollar estrategias de comunicaci¨®n y resoluci¨®n de conflictos.
?C¨®mo podemos conseguir una comunicaci¨®n eficaz y respetuosa con nuestros adolescentes?
- Hablando siempre desde el respeto y el amor incondicional. Eliminando de nuestras conversaciones los improperios, las cr¨ªticas desmesuradas, los juicios de valor y comparaciones y las etiquetas que tanto da?an a nuestros hijos e hijas. Utilizando un lenguaje lleno de respeto y grandes dosis de afectividad.
- Siendo accesibles, estando presentes y disponibles. Buscando espacios para poder hablar sin prisas y escucharles con inter¨¦s para que puedan compartir con nosotros todo aquello que les gusta o les preocupa respetando la intimidad que necesitan, sus ritmos vitales y estados an¨ªmicos.
- Dialogando con ellos con ganas de entendernos, sin interrogaciones, iron¨ªas o comparaciones. Abriendo conversaciones bidireccionales y eliminando los gritos o las palabras mal sonantes cuando haya momentos complicados. Ayud¨¢ndoles a identificar y gestionar las emociones por las que transitan desde la calma y la responsabilidad.
- Explic¨¢ndoles todo lo que nos gusta de ellos, acept¨¢ndoles tal y como son. Valorando sus esfuerzos y logros, ofreci¨¦ndoles nuestra ayuda siempre que lo necesiten. Recordando los l¨ªmites y escuchando sus quejas con cari?o, sus propuestas y necesidades. Teniendo muy presente las caracter¨ªsticas propias de la etapa.
- Dejando que tomen sus propias decisiones y que se hagan responsables de las consecuencias de sus conductas. Estableciendo normas y l¨ªmites consensuados que deben cumplir con respeto.
- Siendo el mejor ejemplo comunicativo que puedan tener, gestionando correctamente nuestros propios conflictos, controlando nuestra ira y ofreciendo soluciones desde la calma, el amor y la comprensi¨®n.
Peter Druker dec¨ªa: ¡°Lo m¨¢s importante en la comunicaci¨®n es escuchar lo que no se dice¡±. Observemos con paciencia y cari?o a nuestros adolescentes para poderles ofrecer toda la seguridad y apoyo que necesitan en esta etapa tan convulsa pero a su vez crucial y necesaria.
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