Los beneficios de llevar a tu hijo al mercado: autonom¨ªa, responsabilidad o saber negociar
Cuando los ni?os van a la compra con sus padres aprenden sobre la procedencia de los alimentos, a ser responsables con el medioambiente y a tener que tomar decisiones informadas sobre lo que se puede adquirir dentro de un presupuesto
Un guante de pl¨¢stico envuelve su diminuta mano. Despacio, una a una, deposita las mandarinas en el interior de la bolsa que sujeta su padre, quien observa atentamente que no manosee el resto de piezas de fruta. Seguidamente, coge un par de pimientos y un trozo de calabaza. Mientras tanto, el progenitor le habla del precio de los alimentos, tambi¨¦n de su textura y olor. ¡°Predicar con el ejemplo es lo mejor que podemos hacer los adultos para que la experiencia de ir al mercado aporte aprendizaje¡±, asegura Juan Antonio Ortega, coordinador del Comit¨¦ de Salud Medioambiental de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP). Para Ortega, establecer di¨¢logos y ense?ar a los ni?os a hacer elecciones alimentarias conscientes no solo mejora su salud f¨ªsica, sino que tambi¨¦n les inculca un sentido de responsabilidad hacia el bienestar del planeta: ¡°Esta educaci¨®n integral es una inversi¨®n en su salud futura y en la del medio ambiente¡±.
El mercado es una entorno ecosocial, donde se aprenden valores relacionados con la sostenibilidad, el medioambiente o la justicia social. Y tambi¨¦n un entorno en el que relacionar los productos que est¨¢n presentes en los lineales de los puntos de venta con lo que se come en casa. ¡°Se puede admirar colores, apreciar formas, anotar si alg¨²n alimento les gusta mucho y otros no los conocen. Tambi¨¦n cabe preguntarse a d¨®nde ir¨¢ lo que no se vende cada d¨ªa. Podemos introducir el concepto de desperdicio alimentario. Tambi¨¦n leer las etiquetas para que sepan cu¨¢les son productos de proximidad¡±, sostiene Carmelo Marc¨¦n, especialista en educaci¨®n medioambiental.
Hacer la compra con los hijos se convierte en una oportunidad para desvelarles que no todos los mercados est¨¢n igual de surtidos ni tienen los mismos productos; que no toda la gente dispone de dinero suficiente para comprar los mismos alimentos; que el clima influye en los productos que se venden seg¨²n la ¨¦poca del a?o, y que si hay naranjas en pleno verano es porque han recorrido miles de kil¨®metros en avi¨®n, lo que va asociado a una gran carga contaminante para el medioambiente. ¡°Con todo, lo m¨¢s conveniente es relacionar el producto con la producci¨®n, que hay alimentos m¨¢s saludables (en general, los naturales) que otros (los muy elaborados); que la producci¨®n y el consumo deben ser responsables para que no se derroche agua y que los productores tengan trabajo. Siempre tiene que haber una relaci¨®n de respeto entre la tierra y lo que esta nos da con el uso que hacemos de ella¡±, a?ade Marc¨¦n.
Unos aprendizajes en el entorno familiar que deben servir para convertir a los menores en futuros adultos responsables. ¡°Por ejemplo, las comidas pueden convertirse en espacios educativos fundamentales para la formaci¨®n en h¨¢bitos saludables de los m¨¢s peque?os. Tambi¨¦n preparar la mesa y presentar los alimentos para que sean apetecibles e inviten a probarlos. Asimismo, el propio acto de comer se puede convertir en un momento familiar ideal para compartir el d¨ªa a d¨ªa de cada uno de los miembros de la familia, comentar las inquietudes, etc¨¦tera, lo cual contribuye a su bienestar en general¡±, declara Mart¨ªn Tribaldos, de Gasol Foundation, la fundaci¨®n creada en 2013 por los hermanos Marc y Pau Gasol que trabaja para reducir las cifras de obesidad infantil a trav¨¦s de la promoci¨®n del deporte, la actividad f¨ªsica y una alimentaci¨®n saludable.
Aunque tanto mercados como supermercados pueden ser escenarios educativos sobre salud, sostenibilidad y econom¨ªa, ¡°los primeros tienden a ofrecer una experiencia m¨¢s cercana a la fuente de alimentos y una comprensi¨®n de la comunidad local, mientras que los segundos pueden ofrecer una perspectiva m¨¢s amplia del sistema alimentario global¡±, retoma Ortega. El conocimiento del mercado ense?a a los ni?os importantes lecciones de responsabilidad y autonom¨ªa al tener que tomar decisiones informadas sobre las compras dentro de un presupuesto establecido con los padres. ¡°Esta experiencia pr¨¢ctica fomenta la independencia y habilidades de planificaci¨®n esenciales para su desarrollo personal¡±, a?ade este experto.
Pero que los menores vayan solos al mercado es algo que debe hacerse de una manera gradual. Entre los 9 y 12 a?os, algunos ni?os pueden empezar a realizar tareas simples fuera de casa, como ir a una tienda cercana, siempre que se sientan c¨®modos y seguros con la idea. ¡°Como regla general, expertos en seguridad infantil consideran que una distancia de unas manzanas (aproximadamente de medio kil¨®metro a un kil¨®metro), en un entorno familiar y seguro, como su barrio, podr¨ªa ser adecuada para que un chico de esa edad vaya solo a comprar¡±, indica Ortega.
Adem¨¢s, recuerda que interactuar en un ambiente como el del mercado de los barrios mejora sus habilidades sociales y de comunicaci¨®n, ya que los menores aprenden a negociar, a pedir ayuda y a entender las din¨¢micas de interacci¨®n humana en un contexto real y diverso: ¡°La gesti¨®n de un presupuesto para las compras introduce conceptos b¨¢sicos de educaci¨®n financiera, mientras que enfrentar peque?os desaf¨ªos promueve la resoluci¨®n de problemas y la toma de decisiones¡±. Para Ortega, ir a la compra contribuye significativamente a la madurez de los chicos y chicas, equip¨¢ndolos con las herramientas necesarias para navegar por la vida de manera m¨¢s efectiva y consciente.
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