Por qu¨¦ no es recomendable solucionar el aburrimiento de los hijos en verano
Los ni?os dicen ¡°me aburro¡± como reflejo de los adultos y de su intolerancia al no hacer nada. Sin embargo, conviene que los m¨¢s peque?os aprendan a gestionar su tiempo libre para que lo puedan disfrutar y busquen por s¨ª mismos actividades que no est¨¦n estructuradas por los progenitores
Las vacaciones estivales son las m¨¢s largas del a?o para los ni?os. La desconexi¨®n de la rutina y de las obligaciones escolares genera una din¨¢mica diferente, que suele ir asociada a actividades acu¨¢ticas y al aire libre, pero tambi¨¦n a abundantes horas libres, que pueden provocar que los ni?os pronuncien m¨¢s de una vez: ¡°Me aburro¡±. La respuesta habitual de los padres es la de rellenar esos espacios en blanco, cuando son, precisamente, la oportunidad de oro para que los peque?os aprendan a gestionar y disfrutar el aburrimiento que, en realidad, es el gozar del no hacer o de la vida contemplativa.
La rutina diaria nos impone un ritmo trepidante de actividad y cuando se tiene tiempo libre cuesta adaptarse a un ritmo m¨¢s natural y saludable. Los menores reciben ese ejemplo y lo acaban tambi¨¦n por integrar. ¡°El aburrimiento no es algo exclusivo de los ni?os, tambi¨¦n les ocurre a los adultos, y no lo toleramos bien. Es habitual vincular la eficiencia y la productividad a la felicidad. Se suele tener la necesidad de cubrir la agenda con un gran n¨²mero de compromisos, lo que nos exige ser m¨¢s productivos, competitivos, consumistas y muy exigentes con nuestro trabajo y responsabilidades¡±, explica Iosune Mendia, psic¨®loga y coach familiar en San Lorenzo de El Escorial (Madrid).
La necesidad de convertir cada minuto en algo que aporte resultados ha provocado que incluso los momentos de dolce far niente se conviertan en una fuente de estr¨¦s. ¡°Vivimos en una sociedad que asocia el no hacer nada con algo negativo y una p¨¦rdida de tiempo. Nos sentimos mal porque creemos que deber¨ªamos estar haciendo m¨¢s; porque no se dedica cada minuto del d¨ªa a algo productivo. Esto sucede porque se asocia mucho el rendimiento y la productividad con la autoestima y la val¨ªa¡±, asegura Mendia. Los ni?os dicen ¡°me aburro¡± como reflejo de los adultos de su entorno. ¡°Se les ha ense?ado a tener el tiempo siempre ocupado con horarios, tareas estructuradas y pantallas. Sin embargo, ocupar a los ni?os con actividades, tanto en el colegio como fuera de este, les priva de aprender a administrar su tiempo¡±, contin¨²a la experta. ¡°Esto, adem¨¢s, les provoca una desconexi¨®n de su mundo interior y dejan de saber lo que les gusta o les mueve en la vida¡±, a?ade.
Algo tan natural para los menores como su capacidad l¨²dica tambi¨¦n puede estar mediatizada por su falta de habilidad para gestionar el tiempo libre, que deriva en la sensaci¨®n de aburrimiento. ¡°Hay menores que ya no saben jugar solos y necesitan que alguien les acompa?e o dirija para hacerlo¡±, matiza la experta. Ella menciona otros factores que influyen para que un ni?o diga que est¨¢ aburrido: ¡°Cuando hay dificultad para mantener la atenci¨®n, tanto internamente con respecto a pensamientos y emociones, como externamente, con lo que sucede fuera, el ni?o no se concentra en nada concreto y tiene m¨¢s posibilidades de aburrirse¡±.
El miedo al aburrimiento
En general, los adultos tienen miedo de que los ni?os se aburran durante las vacaciones. ¡°Cuando sucede, supone una demanda extra de atenci¨®n por parte de los padres, que est¨¢n m¨¢s relajados en verano o que, por el contrario, contin¨²an trabajando. La situaci¨®n exige una conexi¨®n emocional m¨¢s profunda y prolongada y, a veces, el propio adulto tiene una excesiva conexi¨®n con las pantallas¡±, explica Diana Gonz¨¢lez, terapeuta familiar especializada en poblaci¨®n infantojuvenil. Desmarcarse de las pantallas en verano ser¨ªa lo ideal para dejar que el ni?o se aburra y conecte con su creatividad o haga otro tipo de actividades: ¡°Juegos compartidos, tener contacto con el agua y la naturaleza, dar paseos, compartir yoga en casa, jugar al ajedrez o contar cuentos¡±, propone Gonz¨¢lez.
Otras recomendaciones tendr¨ªan que ver con los adultos, como bajar el ritmo de actividad y tolerar el aburrimiento de sus hijos. ¡°Esto ayudar¨¢ a los ni?os a tener ocupaciones m¨¢s creativas al tener que utilizar los recursos que tengan a mano, lo que fomenta un desarrollo saludable¡±, asegura la especialista. Conseguir que los ni?os no tengan un concepto negativo del aburrimiento implica que conecten con ¨¦l sin prejuicios. ¡°Para conseguirlo, una propuesta puede ser sentarse o tumbarse y sugerirles que sientan lo que ese espacio en blanco les trae, desde el silencio hasta notar la respiraci¨®n o las ideas que surgen¡±, aconseja la experta.
El aburrimiento, un espacio para crear
Aburrirse es bueno para los menores porque se trata de un lienzo en blanco donde poder crear con autonomía. “Da la oportunidad a los niños de decidir cómo utilizar el tiempo libre; de explorar su mundo interno y externo y de sacar a relucir lo que más les gusta o apasiona. Es el lugar donde nace la creatividad y las ideas para solucionar problemas”, explica la terapeuta familiar especializada en población infantojuvenil Diana González. No es recomendable solucionar el aburrimiento de los hijos: “Si se interviene para dar ocupación a los niños, se castra la capacidad de ser los autores de su propio tiempo”.
Aunque los niños son los responsables de su propio aburrimiento, y de aprender a gestionarlo, se les puede echar una mano mientras aprenden a hacerlo. “Como, por ejemplo, con el tarro del aburrimiento, que consiste en decorar un recipiente donde introducir papeles con nombres de actividades para hacer, como escribir a la abuela, hacer recortables de muñecos para dibujarles ropa, realizar un collage, disfrazarse, colorear un mandala o regar las plantas”, sugiere la especialista.
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