El fen¨®meno de la ¡®gramnesia¡¯: ?se olvidan los abuelos de lo duro que es criar ni?os peque?os?
El t¨¦rmino est¨¢ ganando adeptos entre padres primerizos que se sienten incomprendidos y criticados por sus propios progenitores. Una cuesti¨®n que pone en evidencia la enorme brecha intergeneracional en cuanto a estilos de crianza
Gloria (nombre ficticio) teme que su hija de tres a?os tenga una rabieta delante de su madre porque sabe lo que tendr¨¢ que escuchar despu¨¦s: ¡°No la est¨¢is educando bien¡±, ¡°t¨² con su edad nunca hac¨ªas eso¡±, ¡°t¨² nunca llorabas¡± y un largo etc¨¦tera. ¡°Yo lo hablo con mis amigas, que tienen hijos de su misma edad, para confirmar que no estoy loca, y a todas les pasa lo mismo. Pero mi madre me hace sentir mal porque lo que yo entiendo de eso es que ella lo hizo bien y yo no, aunque no me lo diga directamente¡±, explica. Para sobrevivir a esos comentarios, ha aprendido a hacer o¨ªdos sordos porque de lo que est¨¢ convencida Gloria es que a su madre se le ha olvidado lo que realmente es tener ni?os peque?os.
Esto es lo que los anglosajones han denominado gramnesia, la contracci¨®n de las palabras grand parents (abuelos) y amnesia, que servir¨ªa para explicar un fen¨®meno que, en mayor o menor medida, muchos padres parecen compartir: abuelos que han olvidado la dureza de criar a un beb¨¦ o educar a un ni?o peque?o. ¡°Es un proceso natural del cerebro humano que podr¨ªamos comparar con el dolor del parto. Se nos olvida meses despu¨¦s ayud¨¢ndonos a recuperar las ganas de tener un beb¨¦¡±, opina Louise Kerdoncuff, psic¨®loga francesa infantil y experta en parentalidad que, a trav¨¦s de su cuenta de Instagram ¡ªen la que acumula 37.000 seguidores¡ª, acompa?a a los progenitores d¨¢ndoles algunas frases que pueden servirles para gestionar conflictos con sus hijos o con quienes critican su modo de educar.
¡°A no ser que hubiera hechos muy traum¨¢ticos durante la crianza, los padres olvidan con el tiempo los momentos m¨¢s duros de la infancia de sus hijos¡±, se?ala Kerdoncuff, que en su propia experiencia como madre de dos ni?as ha visto que el cisma intergeneracional entre padres y abuelos se ha ensanchado. ¡°Cuando nuestros padres nos dicen, por ejemplo, que nosotros no ten¨ªamos rabietas o que nuestros hijos no saben comportarse en la mesa porque no los estamos educando bien, probablemente lo dicen porque han olvidado lo que es convivir con ni?os¡±, a?ade la experta. ¡°Pero puede que tambi¨¦n tengan algo de raz¨®n porque los m¨¦todos de educaci¨®n han cambiado¡±, matiza, ¡°cuando yo era peque?a se buscaba que los ni?os no hicieran mucho ruido y ocuparan el menor espacio posible, y para lograrlo los padres eran m¨¢s autoritarios. En cambio, hoy ponemos el acento de la educaci¨®n en la inteligencia emocional¡±.
En Estados Unidos, el t¨¦rmino circula por foros de crianza desde hace a?os y desde hace unos meses se extiende por redes sociales, sobre todo despu¨¦s de que Allie McQuaid, conocida como @Millenialmomtherapist en Instagram, madre y terapeuta de familias, lo recuperara en un v¨ªdeo de unos pocos segundos que acumula ya m¨¢s de cuatro millones de reproducciones.
¡°Esto es muy real¡±, comentan decenas de mam¨¢s, mientras que algunas abuelas se defienden y recriminan que los padres millenials no busquen en ellas el consejo de generaciones anteriores, ¡°como se ha hecho siempre¡±. Frases como: ¡°T¨² cuando saliste del hospital ya dorm¨ªas de un tir¨®n¡± o ¡°vosotros no hac¨ªais esas crisis¡±, o incluso ¡°te ense?¨¦ a ir al ba?o antes de que tuvieras un a?o¡±, se instalan en el cerebro de los nuevos padres, haci¨¦ndoles pensar que no est¨¢n educando a sus hijos como deber¨ªan o que no son capaces de criar a un beb¨¦.
Lola San Mart¨ªn, de 34 a?os y madre de un ni?o de dos, asegura haberse sentido muy cuestionada por su entorno en sus decisiones. ¡°Cuando mi ni?o era peque?o, hice seis meses de lactancia exclusiva. Mi suegra no dejaba de decirme que le diera agua o manzanilla, pese a que ahora est¨¢ totalmente desaconsejado, y ella me respond¨ªa que ellos a nosotros nos lo daban, o que nos daban el biber¨®n con cereales para dormir mejor¡±, recuerda. Otras decisiones, como la introducci¨®n de alimentos s¨®lidos, tambi¨¦n ha sido blanco de cr¨ªticas por parte de su familia. ¡°Me he sentido juzgada en todo lo que hac¨ªa. Como ellos lo hicieron de una manera y criaron a varios hijos antes que yo, parec¨ªa que yo ten¨ªa que hacer lo mismo, aunque las consignas actuales hayan cambiado¡±, a?ade.
Una brecha intergeneracional ¡°brutal¡±
La difusi¨®n del t¨¦rmino gramnesia ha servido tambi¨¦n para poner en evidencia la brecha intergeneracional que se ha producido en cuesti¨®n de veinte o treinta a?os en cuanto a estilos de crianza, como se?alaba McQuaid en su publicaci¨®n. ¡°Es muy probable que las anteriores generaciones de madres no tuvieran tanto espacio para expresar sus emociones o explicar sus luchas de la maternidad. Ahora hay mucha m¨¢s informaci¨®n para las nuevas mam¨¢s y mucho m¨¢s espacio para comparar experiencias, lo que puede ser un punto de inflexi¨®n en la experiencia de la maternidad¡±, escrib¨ªa la estadounidense.
Noelia Extremera, psic¨®loga perinatal en LactApp [aplicaci¨®n dedicada a la lactancia y maternidad que resuelve dudas de manera personalizada], valida el concepto de gramnesia, cuyas consecuencias ve en pacientes que llegan perdidas en su maternidad por entornos que no las dejan maternar como ellas querr¨ªan hacerlo. ¡°Hablar de olvido me da un poco de miedo porque exime de responsabilidad a los abuelos. Yo lo que veo atendiendo a madres es que hay una brecha intergeneracional brutal. A las generaciones anteriores les ha sido ¨²til perpetuar los patrones de crianza, pero hemos llegado a una generaci¨®n que ha integrado lo emocional¡±, observa la psic¨®loga.
Extremera insiste en no querer juzgar los m¨¦todos de otras generaciones, pero recuerda que t¨¦cnicas como dejar llorar a un beb¨¦ hasta que se duerma o reaccionar con violencia ante un ni?o que tiene una rabieta para que se calle han demostrado tener un impacto negativo. ¡°Se actuaba desde el desconocimiento. Hoy sabemos que el ¨²nico recurso de los beb¨¦s es el llanto y que no atenderlo genera indefensi¨®n aprendida, lo que tiene un impacto emocional muy grande. Las rabietas se conten¨ªan con violencia, que lo ¨²nico que genera es miedo. Ahora se bombardea a las madres con el mensaje de que hay que crear un apego seguro con los ni?os y est¨¢n todas superangustiadas porque no tenemos referencias, no tenemos apegos seguros en nuestra vida cotidiana y estamos aprendiendo a construirlos de mayores, y muchos porque vamos terapia¡±.
En su consulta, Extremera recibe a pacientes que llegan ¡°diagnosticadas¡± por su familia con una supuesta depresi¨®n posparto que no es tal. ¡°En cuanto esa madre se recoloca un poco y pone una serie de l¨ªmites a su entorno ya no tiene depresi¨®n, entonces, ?qu¨¦ ten¨ªa antes? La terapia psicol¨®gica es tambi¨¦n aceptar el malestar de un entorno que no respeta mi forma de maternar, y eso est¨¢ teniendo un impacto muy fuerte en la salud materna¡±, defiende. Si las madres ganan seguridad a medida que van escuch¨¢ndose a s¨ª mismas y reivindicando su autoridad ante el entorno, Extremera recuerda que los desaf¨ªos evolucionan continuamente porque los ni?os crecen y los retos van cambiando: ¡°No hay una f¨®rmula en la que todos acaben contentos. A menudo llegamos a un punto en el que hay que tomar partido: o causar malestar a tu familia, que tiene ciertas expectativas sobre sus hijos y sus nietos, o proteger a tus hijos de situaciones que no quieres que se normalicen¡±.
Algunas ideas para responder a las cr¨ªticas
Louise Kerdoncuff, psicóloga francesa infantil y experta en parentalidad, propone algunas frases que pueden ayudar a los padres a afrontar las críticas a su estilo de crianza. En primer lugar, recomienda no ir hacia la confrontación ni actuar como adolescentes rebeldes. Si la persona que lanza la crítica está abierta a la reflexión, se puede buscar un momento de calma, cuando los niños no estén delante, para tratar de entender qué es lo que les preocupa de nuestra forma de actuar y defender por qué queremos educar de otra manera. Si no es el caso, y la persona está convencida de tener razón, es mejor poner límites. Si los reproches se reproducen delante del niño con frases pasivo-agresivas como “estás muy mimado” o “tu madre no te ha enseñado modales en la mesa”, el niño tiene que escuchar que lo defendemos. Para ello podemos decir frases como “No te puedo dejar decir eso”, “No estoy de acuerdo contigo” o “Yo no veo las cosas como tú”, y recordar, por ejemplo, que el niño hace lo que puede.
“El problema es que cuando somos padres no tenemos mucha confianza en nosotros mismos, pero hay que creer en la forma en la que uno decide educar a su hijo. Hay que respirar y recordarse que los padres somos nosotros, porque cuando estamos con nuestras familias los roles pueden invertirse o difuminarse. Si la persona insiste en que tenemos que castigar al niño o ser más autoritario podemos responder con frases como: 'Entiendo tu punto de vista, pero nosotros queremos hacer las cosas a nuestra manera' o 'Nosotros lo hacemos de esta forma, si no estamos de acuerdo no pasa nada, no tenemos por qué estarlo”, aconseja Kerdoncuff.
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