Siete momentos miserables y humillantes de la crianza que los padres y madres no suelen reconocer
Un buen padre ama a sus hijos en todo momento, pero a veces el cuerpo le pide hacerse invisible en circunstancias poco favorecedoras
La crianza regala momentos maravillosos e inolvidables donde el coraz¨®n de cualquier progenitor est¨¢ a punto de explotar de amor. Pero tambi¨¦n obsequia con momentos muy embarazosos y humillantes, dignos del peor Larry David, donde los padres y madres sacan a relucir su parte m¨¢s miserable, in¨²til o perdedora. Y, seg¨²n c¨®mo lo mires, tambi¨¦n acaban siendo momentos inolvidables, porque hay verg¨¹enzas que marcan a fuego.
Recojo aqu¨ª siete de las m¨¢s comunes, que solo se confiesan ante los amigos m¨¢s ¨ªntimos o en momentos de gran camarader¨ªa paternal, porque incluso en la mezquindad se viaja en el mismo barco.
- El cl¨¢sico: llevar al ni?o a clase dopado de Dalsy para que no se le noten esas d¨¦cimas inc¨®modas que te obligar¨ªan a quedarte en casa un d¨ªa que lo tienes complicado a nivel laboral. Este, adem¨¢s, tiene dos variables premium: primero, saber que el ni?o se ha cagado en casa, pero llevarlo con el regalo a la escuela infantil para que lo cambien all¨ª, porque a ti te da pereza o vas mal de tiempo. Estallido 2: llevar al cr¨ªo a clase sin avisar de que tiene piojos, coronavirus o cualquier cepa nueva que se extienda r¨¢pidamente.
- El protector: salir a proteger a tu hijo cuando otro le molesta o le hace da?o, y defenderlo desde la rabia inesperada y exagerada, aprovechando para gritar o asustar al ni?o agresor. Por supuesto, con gusto le dar¨ªas cuatro gritos, pero no lo haces porque t¨² eres un adulto responsable. Y, sobre todo, porque si el ni?o es un mat¨®n supones que sus padres tambi¨¦n lo ser¨¢n.
- El demasiado visible: en toda lista de momentos humillantes no pueden faltar todas esas manchas en la ropa, sobre todo de mocos, v¨®mito y zumo o papilla, en especial cuando tienes una reuni¨®n importante y cero posibilidades de cambiarte de ropa. No se experimenta a tope el poder de la crianza hasta que tu hijo te vomita encima varias veces cuando est¨¢is comiendo fuera de casa, y t¨² te debates entre el asco, la preocupaci¨®n por su salud y el querer huir r¨¢pidamente del bar o restaurante dej¨¢ndoles el regalo para limpiar.
- El despiste razonable: la mayor¨ªa de padres compran la misma ropa infantil en los mismos sitios y, adem¨¢s, a seg¨²n qu¨¦ edades, los cr¨ªos se parecen con los mismos peinados. Cualquiera puede confundirse. Esa es la frase que sirve como defensa cuando, en el parque, en el Chiquipark o en alguna actividad del centro comercial descubras que has estado vigilando a otro cr¨ªo y que no tienes ni idea de d¨®nde est¨¢ el tuyo.
- La deuda: tarde o temprano no puede faltar esa llamada misteriosa que te cita en secretar¨ªa sin darte mucha explicaci¨®n. All¨ª y en persona, de manera m¨¢s o menos disimulada, te echan la bronca porque se ha devuelto un recibo. No hace falta que llamen a un mat¨®n con bate de b¨¦isbol para cobr¨¢rtelo, porque su desprecio sutil duele m¨¢s. En ese momento, da igual tu carrera, tu patrimonio y tu buena voluntad, te sientes como si te fueran a expulsar a ti y a quitarte el t¨ªtulo de Bachillerato retroactivamente.
- El desespero nocturno: tampoco te sientes orgulloso de todas esas noches agotadoras en las que el beb¨¦ berreaba y no te dejaba dormir nada de nada. Sabes que esa es una de las t¨¦cnicas de tortura que usan en Guant¨¢namo para acabar con la cordura de las mentes m¨¢s fuertes, pero incluso as¨ª, como lo quieres m¨¢s que a nadie, te odias por haberle gritado varias veces en vez de usar la calma zen de las mamis zen de Instagram.
- El disimulo: un buen padre ama a sus hijos en todo momento, pero a veces el cuerpo le pide hacerse invisible en circunstancias poco favorecedoras. Como cuando tus cr¨ªos gritan o montan el n¨²mero en p¨²blico, rompen algo en alguna tienda o son ellos los que pegan a otro en el parque. Qu¨¦ casualidad que en esos momentos siempre necesites ir al lavabo o atender al m¨®vil.
Y vosotros, ?en cu¨¢ntos de estos momentos os reconoc¨¦is?
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