Carta a mi hijo con discapacidad: me pregunto cu¨¢ntas veces m¨¢s tendremos que esquivar tu muerte
Un susto puede hacer que uno se ponga en lo peor. Esta situaci¨®n estresante reciente me ha recordado una vez m¨¢s el valor de tu vida, me ha hecho valorar las cosas en su justa medida y la importancia de aprovechar el tiempo ante la fragilidad de la vida
Querido Alvarete.
Esta ma?ana, llegando a la oficina, despu¨¦s de una reuni¨®n que he tenido fuera, llamo a tu madre para saber c¨®mo van las cosas por casa. Aparentemente, todo est¨¢ en orden y ella aprovecha la llamada para insistirme en que me vaya a hacer deporte esta tarde y as¨ª me desfogo un poco. En ese momento, se oye a tu hermana mediana pegando un grito de auxilio, tu madre suelta el tel¨¦fono y grita: ¡°Alvarete, ?qu¨¦ te pasa? ?Reacciona!¡±. Luego se oye a lo lejos una voz de emergencia preguntando si hay alg¨²n problema. Entremedias, escucho los lloros de mi hija y de mi mujer¡ Mientras tanto, no s¨¦ c¨®mo reaccionar.
Al principio, pego gritos al tel¨¦fono preguntando qu¨¦ pasa. Cuando soy consciente de que el problema es contigo, empiezo a decir: ¡°Intentad salvarlo, no dej¨¦is que se vaya¡±. Instintivamente, me subo al coche y me dirijo hacia casa. Estoy bloqueado, no s¨¦ si deber¨ªa colgar el tel¨¦fono y llamar a una ambulancia, hacer una llamada al grupo de la familia para que alg¨²n hermano que viva cerca vaya corriendo a casa¡ Por fin, coge el tel¨¦fono tu hermana y me dice que ya est¨¢s bien, que te has atragantado con un caramelo, pero que finalmente ha salido. Se pone tu madre y los dos nos quedamos llorando, por una mezcla de alegr¨ªa y desahogo por la experiencia vivida.
Han pasado casi 12 horas y a¨²n no me he recuperado del susto. Me he pasado todo el d¨ªa con la mente noqueada. Me pregunto cu¨¢ntas veces m¨¢s tendremos que esquivar tu muerte. Ya van unas cuantas veces que he sentido que te perd¨ªa, y cada una de ellas ha dejado una marca imborrable en mi coraz¨®n.
Hoy la meditaci¨®n del d¨ªa tengo clar¨ªsima cu¨¢l es: me trasladar¨¦ a ese preciso instante e intentar¨¦ aprender de lo ocurrido. Much¨ªsimas ense?anzas brotan de este momento. La primera, y m¨¢s importante, es que me recuerda una vez m¨¢s el valor de tu vida. Es uno de mis objetivos vitales y de los motivos por los que escribo estas cartas, para que la gente valore tu vida, al menos como yo la valoro. Mientras cre¨ªa que te hab¨ªa perdido, se me han olvidado todos las malas experiencias que hemos pasado, como este fin de semana, que has tenido tan complicado. No me he acordado de mis ganas de descanso o de viajar, solo he pensado en que quer¨ªa abrazarte, al menos, una vez m¨¢s.
El resto del d¨ªa he estado agotado por el estr¨¦s de esos cinco minutos de locura, pero he rebosado felicidad. Me ha dado igual la faena que me hab¨ªas hecho hace unos d¨ªas o que yo haya perdido el iPad con el foll¨®n¡ Solo he estado pensando en que iba a poder abrazarte otra vez y en que hab¨ªa que celebrarlo con tus hermanas y tu madre esta noche. Y ah¨ª est¨¢ la segunda ense?anza: hay que valorar las cosas en su justa medida.
La tercera lecci¨®n es la fragilidad de la vida: hoy estamos aqu¨ª y debemos aprovecharlo, no podemos dejar pasar la oportunidad de disfrutar con nuestros seres queridos. He recordado ahora que este verano a¨²n no te he subido a la monta?a, con lo que te gusta, y he temido que ya no tendr¨ªa la posibilidad de hacerlo. No lo hab¨ªa hecho hasta ahora por cansancio, por pereza, porque a¨²n queda mucho verano por delante¡ pero ninguna de esas excusas me habr¨ªa servido si te hubieras ido, igual que no me sirvieron cuando aquel mi¨¦rcoles no fui a comer con mi abuela, como sol¨ªa hacer cada semana, y nunca m¨¢s volv¨ª a tener la oportunidad.
M¨¢s all¨¢ de estas peque?as lecciones, tambi¨¦n me he dado cuenta de lo duro que es para tus hermanas vivir a tu lado. Lo mucho que tienen que sufrir por culpa de este tipo de experiencias tan ag¨®nicas. Hoy ha sido un atragantamiento, que desgraciadamente le puede pasar a cualquiera, pero t¨² bien sabes a qu¨¦ me refiero. A la vez, el fruto que obtienen de vivir a tu lado es incalculable. Mis hijas, tus hermanas, se han convertido en extraordinarias. Prueba de ello es c¨®mo tu hermana es capaz de darse cuenta de tu problema (estabas en ese momento solo y te estabas apagando sin decir nada), avisar a tu madre y llamar a emergencias sin que nadie se lo dijera, para posteriormente volver a ayudar con la maniobra para liberarte y luego, pensando que yo lo estar¨ªa pasando mal, coger el tel¨¦fono para tranquilizarme.
A pesar de que no tengo la vida que so?aba ¡ª?qui¨¦n la tiene?¡ª, doy muchas gracias a dios porque tengo muchas cosas maravillosas, una de ellas eres t¨², y tambi¨¦n est¨¢n tu madre y tus hermanas. Puede, seguro, que no sea la persona m¨¢s exitosa, ni el m¨¢s guapo, ni simp¨¢tico, y me faltan amigos, pero no cambiar¨ªa mi vida por ninguna porque en esas otras vidas no est¨¢is vosotros a mi lado, mi familia.
Te quiero,
Pap¨¢.
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