Carta a mi hijo con discapacidad: el estr¨¦s, esa especie invasora
Para combatir la sobrecarga cr¨®nica hay que conocer sus consecuencias: la paralizaci¨®n f¨ªsica y mental. Para luchar contra ellas, lo ideal es el deporte o buscar momentos para relajarse, pero esto no servir¨¢ de nada si no se combina con una actitud positiva
Querido Alvarete,
A veces me sent¨ªa abrumado, me faltaba el aire y la calma. Las preocupaciones no ten¨ªan piedad conmigo, parec¨ªa como si se organizaran y me atacaran todas a la vez. Cuando ven¨ªan a por m¨ª, trataba de esquivarlas cerrando los ojos, pero en ese momento me saltaba a la cabeza la imagen de cientos de folios cayendo. Eran tantos y estaban tan juntos que no era capaz de distinguir qu¨¦ pon¨ªa en cada uno de ellos, me agobiaba la sensaci¨®n, por lo que no me quedaba m¨¢s remedio que volver a abrirlos y ver c¨®mo ah¨ª segu¨ªan todas mis preocupaciones, impidi¨¦ndome huir a Nunca Jam¨¢s.
Porque ese era el lugar al que anhelaba escapar. Quer¨ªa volar, como Peter Pan, para poder seguir la estrella del norte hasta el pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s. Una vez all¨ª, vivir¨ªa saltando y brincando de ¨¢rbol en ¨¢rbol, volando de felicidad y, sobre todo, sin preocupaciones. Pero como no sab¨ªa volar, no me quedaba m¨¢s remedio que lanzarme, temblando, al mar de la vida, esperando ser capaz de chapotear de boya en boya, aterrado por todos los tiburones que cre¨ªa que me acechaban.
El sufrimiento es parte inherente a la condici¨®n humana, tanto por nuestra condici¨®n finita como por el mal uso que hacemos de nuestra libertad, por lo que es absurdo pretender estar libres de ¨¦l. Adem¨¢s, se acrecienta cuando la vida te golpea fuerte, ya que parece que llevara haci¨¦ndolo desde el principio, transmiti¨¦ndote la sensaci¨®n de que todo a tu alrededor es una potencial amenaza.
Tenemos que aprender a manejar el sufrimiento, a convivir con ¨¦l y, sobre todo, a que no nos incapacite. Tengo claro que, como tantas otras cosas, la soluci¨®n pasa por el amor, pero tambi¨¦n tengo claro que el amor es la primera causa de sufrimiento: quien mucho ama, mucho sufre. Por eso, debemos inclinarnos hacia el poder del amor, dejando de lado sus limitaciones, convirti¨¦ndolo en ese combustible que te impulsa y que te mantiene firme, incluso cuando todo parece invitarte a rendirte. No es f¨¢cil, pero es sencillo si sabes c¨®mo¡ amando sin medida.
Y luego est¨¢ el hijo mayor del sufrimiento: el estr¨¦s, que es un mal end¨¦mico de la ¨¦poca en que vivimos. Compatibilizar ser padre con la vida laboral, con tus m¨¦dicos, con tus terapias y pretender llegar a todo es la f¨®rmula perfecta para que asome el estr¨¦s. Me han dado much¨ªsimos consejos para atacarlo: pensar en positivo, hacer deporte, tratar de descansar¡ Todos ellos son buenos y necesarios, aunque complicados de llevar a cabo en determinadas circunstancias, pero a m¨ª lo que mejor me funciona es ponerme en marcha. Tengo clar¨ªsimo que el movimiento, en todas sus versiones, cura y la inacci¨®n enferma.
El estr¨¦s, como si se tratara de una especie invasora, se autoprotege quit¨¢ndonos la iniciativa y paraliz¨¢ndonos. De esta manera se autorregenera, volvi¨¦ndose m¨¢s y m¨¢s fuerte e impidi¨¦ndonos luchar contra ¨¦l. Un ejemplo claro es cuando posponemos tareas sencillas, dej¨¢ndolas para m¨¢s tarde hasta acumularse, y c¨®mo con el tiempo van provocando estr¨¦s, a medida que somos conscientes de todo lo que nos queda por hacer.
Por tanto, para poder combatir eficientemente el estr¨¦s cr¨®nico, hay que conocer sus consecuencias, la paralizaci¨®n f¨ªsica y mental, y luchar contra ellas. Para ello hago deporte, intento buscar momentos para relajarme, pero todo esto no me servir¨ªa de nada si no lo combinara con una actitud activa, atacando los problemas, enfrent¨¢ndome a ellos, en definitiva, movi¨¦ndome. En mi opini¨®n, no generan estr¨¦s los problemas de por s¨ª, genera estr¨¦s no actuar frente a ellos.
Ahora, cuando cierro los ojos y veo todas esas hojas caer, respiro hondo y empiezo a separarlas de una en una, afrontando cada uno de los problemas de manera individual, sin pensar en los otros, actuando contra los que puedo y asumiendo los dem¨¢s. Al sentir que estoy haciendo lo que puedo, no me libero de los problemas, pero s¨ª del estr¨¦s que generan. Porque, al menos en mi caso, el estr¨¦s va ligado a la culpa de sentir que no estoy haciendo todo lo que debo. Cuanto m¨¢s paralizado he estado, m¨¢s estr¨¦s he tenido. Los primeros meses de tu enfermedad, donde culpaba a todos y maldec¨ªa mi mala suerte, fueron los m¨¢s duros porque, en lugar de luchar, baj¨¦ los brazos y me rend¨ª, y el estr¨¦s me devoraba porque sab¨ªa lo que ten¨ªa que hacer y no hac¨ªa.
Ahora, el problema sigue, incluso se ha acrecentado al hacerte mayor, pero me siento menos estresado, porque no paro de hacer cosas para cambiar la situaci¨®n y tengo la conciencia tranquila. Sigo sin poder volar, pero he aprendido otra manera de elevarme: a trav¨¦s de tus ojos, de tus sonrisas y de tus abrazos. Alvarete, me has ense?ado otra forma de ver y entender el mundo, has convertido mi vida en una aventura, haci¨¦ndome ver que el verdadero vuelo es el del coraz¨®n, que se eleva hacia el amor incondicional.
Juntos nos hemos enfrentado a desaf¨ªos, a los que nunca pens¨¦ que tuviera que enfrentarme. Muchos de ellos me han golpeado, derrumb¨¢ndome con una fuerza que me invitaba a rendirme, pero siempre he encontrado un motivo para levantarme: t¨². Te has convertido en mi maestro, ense?¨¢ndome que no existen fuerzas m¨¢s poderosas que la compasi¨®n y el amor.
La vida nos ha zarandeado fuertemente, as¨ª es, y con tanto movimiento se nos cayeron algunas cosas, pero hemos podido recoger la mayor¨ªa y, a su vez, encontrar alguna nueva. La vida nos ha quitado, pero nos ha dado la oportunidad de aprender su verdadero sentido, que reside en el amor, y este es su mayor regalo.
As¨ª que, en lugar de so?ar con huir a Nunca Jam¨¢s, elijo quedarme aqu¨ª, en el Ahora y Siempre, contigo. Junto a ti, cada momento es especial y cada d¨ªa una oportunidad para aprender. Me cost¨® verlo, pero estaba destinado a hacerlo: Alvarete, t¨² eres mi estrella del norte, brillando con una luz que no se apaga y que te atrapa, invit¨¢ndote a seguirla. Contigo aprend¨ª a volar, como siempre so?¨¦ de ni?o, perdiendo el miedo a equivocarme, y alcanc¨¦ la m¨¢xima felicidad al darme cuenta de que en esta vida solo el que se entrega a los dem¨¢s vive plenamente.
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