La polarizaci¨®n agriada, o de los insultos a los cuchillos
M¨¦xico pr¨¢cticamente se ha deslindado en dos mitades y construir puentes es percibido como un acto de traici¨®n en ambos lados del abismo
La polarizaci¨®n termin¨® por imponerse. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha conseguido que el espacio p¨²blico se convierta en la arena de confrontaci¨®n de dos concepciones contrapuestas, dos fuerzas pol¨ªticas e ideol¨®gicas en disputa por una idea distinta de naci¨®n. Algunos podr¨ªan pensar que esta polarizaci¨®n a la que ha apelado el presidente se origina en un rasgo de car¨¢cter, y quiz¨¢ podr¨ªa haber algo de eso despu¨¦s de tantos a?os actuando como opositor, pero me parece que m¨¢s bien obedece a una estrategia pol¨ªtica.
Su raz¨®n tendr¨¢, pero ciertamente parecer¨ªa un dise?o arriesgado. Habr¨ªa que recordar que su arribo al poder se facilit¨®, entre otras cosas, gracias a la confrontaci¨®n entre los candidatos del PRI, Jos¨¦ Antonio Meade, y del PAN, Ricardo Anaya. Hoy ambos partidos, aunados a muchas otras fuerzas, est¨¢n juntos y luchando en su contra. Supongo que en su c¨¢lculo pol¨ªtico el presidente asumi¨® que esa desventaja se compensa por la efervescencia que insufla entre sus filas este ambiente de confrontaci¨®n. En lugar de ceder en alg¨²n terreno para negociar con alguno de los frentes y dividir al enemigo (como rezan los c¨¢nones), en la ecuaci¨®n de sumas y restas de L¨®pez Obrador enfrentarlos a todos juntos le pareci¨® m¨¢s efectivo. En las elecciones de verano sabremos si su ecuaci¨®n es correcta o no.
Pero es un hecho que el presidente consigui¨® lo que quer¨ªa: el pa¨ªs pr¨¢cticamente se ha deslindado en dos mitades. Est¨¢s conmigo o est¨¢s en mi contra, ha sostenido desde hace algunos meses y sus cr¨ªticos y adversarios pol¨ªticos han terminado por comprar la misma tesis. Construir puentes es percibido como un acto de traici¨®n en ambos lados del abismo; los argumentos de uno y otro hace rato dejaron de ser escuchados y la descalificaci¨®n es la ¨²nica moneda de intercambio entre los dos bandos.
Sin embargo, me parece que la polarizaci¨®n no solo se extendi¨® sino tambi¨¦n que escal¨® a una segunda etapa en las ¨²ltimas semanas. La disputa por una idea distinta de naci¨®n est¨¢ transitando de la discusi¨®n acalorada a las agresiones tentativas. Un pleito entre vecinos en el que s¨²bitamente aparecen cuchillos en las manos, lo cual convierte a la disputa en otra cosa. Se me dir¨¢ que el presidente ya hab¨ªa comenzado a repartir golpes desde que cancel¨® la construcci¨®n del aeropuerto, pero ¨¦l pensar¨ªa que ese manotazo no es sino la neutralizaci¨®n del otro manotazo, el que fue orquestado por Enrique Pe?a Nieto al ordenar dicho aeropuerto e imponerlo a la siguiente administraci¨®n.
Pero en general, lo que ha venido haciendo el presidente es utilizar todos sus activos y facultades para avanzar el proyecto de cambio de r¨¦gimen del que se siente mandatado por el voto popular. Ha llevado al l¨ªmite la interpretaci¨®n de algunas atribuciones, parte de las cuales han sido neutralizadas por los jueces y, consecuentemente, ¨¦l se ha quejado de los jueces sin que las cosas pasen a mayores.
Por su parte, la oposici¨®n est¨¢ moviendo cielo, tierra y mar para obstaculizar el avance del proyecto obradorista, particularmente en tres l¨ªneas: la construcci¨®n de alianzas electorales para los comicios del verano; la batalla para ganar la narrativa en la conversaci¨®n p¨²blica, para lo cual ha invertido recursos ingentes en c¨ªrculos medi¨¢ticos y redes sociales, y, tercero, en el frente jur¨ªdico para sistematizar amparos en tribunales en contra de las iniciativas de la 4T.
Todas ellas son v¨¢lidas y tienen derecho a defender su idea de pa¨ªs, como tambi¨¦n lo tiene el presidente en nombre de los que gobierna y lo llevaron a Palacio Nacional con el fin de buscar un cambio en el estado de cosas. Puede haber momentos de rudeza innecesaria, pero ni los factores de poder adversos a L¨®pez Obrador han incurrido en pr¨¢cticas de resistencia da?inas o alianzas con los poderes salvajes, como sucedi¨® en otros pa¨ªses (y mejor ni mencionarlas para no invocarlas), ni el presidente ha utilizado recursos extralegales o autoritarios para afectar intereses, m¨¢s all¨¢ de su virulencia verbal. Ni los empresarios est¨¢n paralizando la econom¨ªa, ni el Gobierno est¨¢ cambiando las condiciones b¨¢sicas para que la iniciativa privada opere (aspectos fiscales, inflacionarios, paridad de la moneda, respeto a la propiedad y finanzas p¨²blicas equilibradas). La 4T no moviliza sus bases en contra de un adversario; la oposici¨®n no recurre al boicot en contra de una acci¨®n de gobierno.
En suma, lo que est¨¢ en marcha es una disputa de dos proyectos pol¨ªticos distintos; la discusi¨®n puede no ser elegante y a ratos se cometen excesos, pero en el fondo sigue siendo eso. Aunque las dos partes se recriminan y se acusan de agresiones, en la pr¨¢ctica no ha pasado de ser una disputa pol¨ªtica con expresiones de mal tono, pero sin llegar a las manos, por as¨ª decirlo.
No obstante, me parece que en los ¨²ltimos d¨ªas la confrontaci¨®n dio una vuelta de tuerca preocupante, por ambas partes. Por un lado, el INE tom¨® dos resoluciones contrarias a los intereses de Morena, el partido en el poder (limitar la sobrerrepresentaci¨®n que obtiene en la C¨¢mara el partido mayoritario y la cancelaci¨®n de los candidatos a la gubernatura de Guerrero y Michoac¨¢n). Ciertamente la ley asiste a la autoridad electoral en ambas resoluciones, pero la interpretaci¨®n y la penalidad no guardan proporci¨®n en relaci¨®n con casos anteriores. La sobrerrepresentaci¨®n nunca molest¨® a los consejeros en legislaciones pasadas y, por m¨¢s impresentable que sea F¨¦lix Salgado, el candidato de Guerrero, su falla al no entregar un reporte es administrativa y en otras ocasiones el hecho hab¨ªa sido sancionado con una multa econ¨®mica (por ejemplo, en delitos a¨²n m¨¢s graves y documentados como el de la financiaci¨®n ilegal de la campa?a de Enrique Pe?a Nieto, que bajo esta l¨®gica su triunfo tendr¨ªa que haber sido invalidado). L¨®pez Obrador interpreta estas acciones como un uso faccioso de la instituci¨®n por parte de sus adversarios, destinado a entorpecer por las malas artes su desempe?o en las elecciones e impedir que revalide en la C¨¢mara la mayor¨ªa de la que goza.
Por otro lado, algo similar piensa la oposici¨®n de la pol¨¦mica decisi¨®n del Senado para ampliar dos a?os el per¨ªodo de Arturo Zald¨ªvar como presidente de la Suprema Corte, violentado los t¨¦rminos que establece la Constituci¨®n. Un acto considerado, tambi¨¦n, como una medida facciosa desde el Poder Legislativo para someter al poder judicial a la influencia del presidente.
A los ojos de los rivales, ambas decisiones constituyen una transgresi¨®n a las reglas m¨¢s o menos impl¨ªcitas con las que hab¨ªa transcurrido la disputa pol¨ªtica, ciertamente r¨ªspida pero contenida. Ahora han aparecido cuchillos de un lado y machetes del otro.
En el momento en que se cierra esta columna la C¨¢mara de Diputados estar¨ªa abordando el tema de la Suprema Corte y horas m¨¢s tarde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci¨®n (TRIFE) har¨¢ lo mismo con respecto al litigio electoral. En lo personal, creo que en un escenario deseable en ambas instancias deber¨ªa desactivarse el motivo de conflicto. Pero me temo que desde hace rato TRIFE y C¨¢mara son parte del problema y operan en calidad de actores militantes de la polarizaci¨®n que sufrimos. Veremos.
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