Milei ama el Estado. Tsok
Al igual que la mayor¨ªa de los libertarios, Javier Milei en realidad ama el Estado y su pesada fuerza represora para imponer la dictadura del mercado
En uno de sus videos se puede ver a Javier Milei, el ultraliberal que acaba de ganar las elecciones primarias en Argentina, ¡°adelgazando¡± simb¨®licamente la administraci¨®n estatal; va despegando de un panel que esquematiza la estructura gubernamental los nombres de los ministerios que propone desaparecer: ¡°?afuera!¡±, grita con su rabiosa manera de comunicar mientras arranca la etiqueta en la que se lee ¡°Ministerio de Obras P¨²blicas¡±, la correspondiente al ¡°Ministerio de Salud¡± o a la del ¡°Ministerio de Educaci¨®n¡± que acusa de ser ¨²til para el adoctrinamiento socialista. Al terminar, solo quedan unos cuantos ministerios, entre ellos del de Justicia, el de Seguridad y el de Defensa. Visualmente se puede observar como resultado un Estado ligero, ¡°delgado¡± como le llaman algunos analistas, un Estado que es el sue?o no solo de Milei sino de los libertarios del mundo.
Desde hace algunas d¨¦cadas, si no es que m¨¢s, se ha hecho una contraposici¨®n entre aquellas fuerzas pol¨ªticas que tienden hacia la construcci¨®n de un Estado fuerte, pesado, con un gran andamiaje institucional que se encarga de muchas funciones como el de dotar de salud p¨²blica, educaci¨®n y otros variados servicios a la poblaci¨®n con el objetivo de crear un ¡°Estado de bienestar¡± m¨¢s o menos centralizado, estas funciones pueden ser ejercidas por el cobro y la administraci¨®n de los impuestos; este modelo de estado tiene, en teor¨ªa, una gran injerencia en las din¨¢micas del mercado. Como ejemplo, podemos hablar del Estado Mexicano pos-revolucionario que lleg¨® a administrar, adem¨¢s de los servicios b¨¢sicos, empresas estatales de telefon¨ªa, el sistema ferroviario o incluso una compa?¨ªa de aviaci¨®n entre muchos otros. Por contraste, se oponen las fuerzas pol¨ªticas que defienden justo lo contrario, los neoliberales pugnan por un Estado adelgazado, un Estado ligero que intervenga poco en la econom¨ªa y que deje al sector privado muchos de los servicios para la poblaci¨®n; en este ¨¢nimo los gobiernos neoliberales ceden a la iniciativa privada muchas de sus funciones. Todo es un asunto de grados, un continuo que va desde un estado que se encarga y administra un gran n¨²mero de servicios e incide lo m¨¢s posible en los asuntos econ¨®micos a un Estado en el extremo opuesto que, como sue?a Milei, solo se encarga de administrar justicia y generar las condiciones que protejan la propiedad privada a ultranza. En este ¨²ltimo extremo es que se encuentran los llamados libertarios o anarco-capitalistas, un t¨¦rmino que, como explicar¨¦ m¨¢s adelante, es un ox¨ªmoron, una contradicci¨®n entre sus compuestos. Generalmente se identifica al Estado pesado con la izquierda y al ligero con la derecha, aunque suele haber interesantes contradicciones todo el tiempo.
La oposici¨®n te¨®rica entre un Estado pesado y un Estado delgado es eso, una oposici¨®n te¨®rica, sostengo que ambos modelos, aunque de modos distintos, son estados muy pesados. Cuando el Estado adelgaza su injerencia en asuntos econ¨®micos y aligera su entramado institucional, se vuelve m¨¢s pesado en cuanto a su aparato represor para la defensa de la propiedad privada y de los intereses de las empresas. Un Estado neoliberal es todo menos un Estado ligero; los pueblos ind¨ªgenas que han defendido los bienes naturales de sus territorios lo tienen muy claro. Por m¨¢s neoliberal que haya sido el Estado Mexicano en las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX, se ha necesitado del pesado andamiaje legal del mismo para otorgar las concesiones de comunicaci¨®n a empresas privadas, es el marco legal del Estado el que se necesita para otorgar concesiones mineras, para negociar los t¨¦rminos de los tratados de libre comercio y es el Estado el que reprime cuando es necesario defender la privatizaci¨®n de los bienes comunes. Cuando en la primera d¨¦cada del siglo XXI, la comunidad zapoteca de Magdalena Teitipac en Oaxaca decidi¨® expulsar a la empresa minera que estaba contaminando sus fuentes de agua fueron polic¨ªas, militares y otros agentes del estado los que intentaron reprimir el levantamiento favoreciendo a la compa?¨ªa minera, fue el aparato estatal el que criminaliz¨® a la dirigencia del movimiento; lo mismo ocurri¨® cuando los pueblos nahuas de Puebla tomaron las instalaciones de la embotelladora de agua Bonafont del corporativo Danone en 2021, esta empresa estaba dejando sin acceso al agua a las comunidades cercanas apropi¨¢ndose de un bien com¨²n (nadie fabrica el agua) para generar ganancias privadas, fueron la Guardia Nacional y la polic¨ªa estatal quienes desalojaron a las comunidades en resistencia para devolver las instalaciones a la empresa. El Estado neoliberal solo parece ligero para la insignificante parte de la poblaci¨®n que conforma la ¨¦lite empresarial, para los dem¨¢s, sobre todo para los pueblos en resistencia se trata de un estado tremendamente pesado que aplasta los movimientos sociales en favor del mercado.
El capitalismo necesita el Estado para proteger el robo de los bienes comunes como el agua, el capitalismo necesita de las democracias liberales que romantizan y hacen m¨¢s soportable la opresi¨®n del mercado capitalista. Esto nos queda muy claro cuando surgen los problemas y el estado tiene que salir a rescatar bancos y empresas con los impuestos de la poblaci¨®n. El estado es necesario para la privatizaci¨®n de las ganancias y la socializaci¨®n de las p¨¦rdidas del mercado capitalista, el modelo estado-naci¨®n ha sido una estructura sociopol¨ªtica muy funcional al capitalismo, es por todo esto que ¡°anarco-capitalismo¡± es una contradicci¨®n en los t¨¦rminos.
Al igual que la mayor¨ªa de los libertarios, Javier Milei en realidad ama el Estado y su pesada fuerza represora para imponer la dictadura del mercado, ama las fronteras del Estado para expulsar a los migrantes que considera indeseables, Milei ama el Estado argentino al que pretende no desaparecer en un internacionalismo capitalista sino m¨¢s bien fortalecerlo convirti¨¦ndolo en una potencia mundial, Milei y otros como ¨¦l sue?an con conquistar el poder del estado, hacerse de sus s¨ªmbolos, envolver sus pretensiones con discursos nacionalistas, ese aparente Estado ultra-ligero que desean construir es en realidad un estado ultra-pesado que aplasta el bien com¨²n.
Por fortuna, entre lo p¨²blico del Estado y el capitalismo del mercado existe lo com¨²n, los comunes del mundo que constituyen una tercera v¨ªa probada por muchos pueblos que han resistido a pesar de todo a siglos de colonialismo y despojo; entre lo p¨²blico y lo privado se asoma lo com¨²n como una opci¨®n distinta. Ante la cat¨¢strofe que anuncia la emergencia clim¨¢tica, vale la pena explorarla.
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