Otra vez ?la izquierda contra la izquierda?. Jat?koojk
La palabra del presidente de la Rep¨²blica es un arma afilada, deber¨ªa tener m¨¢s cuidado contra quienes la dirige
Es una historia larga. Es un error que se repite una y otra vez, como tragedia, como farsa, una lecci¨®n que nunca se aprende. Una parte de la izquierda, la que ha anhelado por largo tiempo la conquista del poder estatal, lo logra por fin y con el tiempo pierde la perspectiva; a veces m¨¢s temprano, a veces m¨¢s tarde, los anhelos revolucionarios se terminan por institucionalizar y la tentaci¨®n de usar el poder para callar o descalificar a quienes no est¨¢n de acuerdo se vuelve irresistible. Lo peor, lo desesperante, es que se trata de una historia que ya conocemos, una historia que vemos repetir sin poder hacer casi nada.
Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador se equivoca al descalificar una y otra vez al Centro de Derecho Humanos Miguel Agust¨ªn Pro y a todas las personas que se han involucrado en cuerpo y alma en la b¨²squeda de la verdad detr¨¢s de la desaparici¨®n de los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa. Se equivoca Manuel V¨¢squez Arellano, el sobreviviente de esa tragedia ahora incorporado al partido Morena, al descalificar a quienes han hecho cr¨ªticas sobre el proceso de esclarecimiento. Ya ha pasado con anterioridad, desde el comienzo del sexenio, el presidente de la Rep¨²blica llam¨® ¡°radicales de izquierda que no son m¨¢s que conservadores¡± a Samir Flores y a quienes con ¨¦l se opon¨ªan al Plan Integral Morelos. En una desafortunada comparaci¨®n consigo mismo, L¨®pez Obrador llam¨® ¡°fresas¡± a estudiantes de la normal de Ayotzinapa que en semanas pasadas se manifestaron en su contra. Acus¨® a madres buscadoras de personas desaparecidas de estar prest¨¢ndose para hacer politiquer¨ªa. Es algo que se ha vuelto cotidiano, el presidente descalificando o cuestionando a activistas de izquierda que le critican; se pone contra ellos, al t¨² por t¨², como hizo con el abogado Vidulfo Rosales. La t¨®nica se replica a nivel local, quienes denunciamos violencias, hostigamientos o acoso de parte de funcionarios o candidatos del partido Morena recibimos represalias y descalificaciones.
Si el ejemplo viene desde la presidencia de la Rep¨²blica, ?qu¨¦ se puede esperar de pol¨ªticos locales de Morena que se lanzan contra personas que, tambi¨¦n desde la izquierda, les cuestionan? ?Asumir¨¢n la responsabilidad de los ataques que activistas de a pie y defensores de derechos humanos a ras de campo reciben cuando hay carta libre para hacerlo desde los micr¨®fonos de la presidencia de la Rep¨²blica? Los abogados, t¨¦cnicos y especialistas que est¨¢n cerca de las luchas de los padres y madres de Ayotzinapa, de las luchas de madres buscadoras o de quienes resisten al Tren Maya y otros megaproyectos no son los poderes f¨¢cticos contra los que Morena dice luchar, son las voces de una izquierda que no est¨¢ en el poder, que no tiene el control del Estado, que no tiene fuerzas armadas a su disposici¨®n, que no cuenta con el monopolio legal del uso de la fuerza p¨²blica, que no tiene presupuesto, que no tiene servicios de inteligencia a su disposici¨®n y que nunca ha tenido algo como Pegasus bajo su control. Quienes son izquierda sin el poder del Estado tienen que luchar ahora no solo contra poderes econ¨®micos, contra megaproyectos extractivistas, o contra el crimen organizado, sino tambi¨¦n contra las descalificaciones que, en escalada, reciben desde la voz medi¨¢tica m¨¢s popular del pa¨ªs.
Quienes son cercanos al presidente se quejan tambi¨¦n de las cr¨ªticas que la izquierda hace a un Gobierno que dice ser de izquierda, pero no se dan cuenta de la desproporci¨®n en cuanto al poder. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador olvida que no es un activista, que no es un candidato luchando contra poderes f¨¢cticos, ¨¦l encarna ahora la jefatura del Estado mexicano y con ello tienen a su disposici¨®n todas las herramientas para perseguir, acallar o descalificar; las use o no, es un hecho que tiene esas herramientas en su poder as¨ª que debe actuar siempre con sumo cuidado. El presidente y Morena no pueden ponerse en posici¨®n de v¨ªctimas de los cuestionamientos de la izquierda de a pie, no son v¨ªctimas porque la diferencia de poder es totalmente desproporcionada.
?Se dar¨¢ cuenta el presidente de las consecuencias que en la vida cotidiana pueden tener sus palabras cuando las dirige en contra de personas que luchan por la justicia social? Si no se da cuenta, me parece grav¨ªsimo, si se da cuenta me parece perverso. La enorme popularidad de la que goza el presidente hace que sus palabras tengan un peso distinto cuando se empe?a en descalificar. Me recuerda a quienes, siendo los m¨¢s populares de la escuela, deciden emprender una campa?a de hostigamiento en contra de alguien que les cae mal, la campa?a tendr¨¢ mayor ¨¦xito cuando mayor es la popularidad de quien lo emprende; por el contrario, las voces que intentan defenderse quedar¨¢n acalladas al no contar con la misma popularidad. La palabra del presidente de la Rep¨²blica es un arma afilada, deber¨ªa tener m¨¢s cuidado contra quienes la dirige.
?Todo esto significa que la izquierda sin el poder no debe estar sujeta a cr¨ªticas? En absoluto, la cr¨ªtica y la autocr¨ªtica son totalmente necesarias, pero tambi¨¦n es verdad que esa cr¨ªtica debe hacerse sobre todo entre personas y movimientos con el mismo nivel de poder y en espacios seguros; cuando la cr¨ªtica se hace desde la tribuna m¨¢s poderosa y m¨¢s popular del pa¨ªs, esta r¨¢pidamente puede interpretarse como un llamado a atacar, a cancelar o a hostigar a quienes se hace esa supuesta cr¨ªtica. Cuando el presidente no est¨¢ de acuerdo con las cr¨ªticas que recibe desde la izquierda, suele aventar a sus detractores a la arena medi¨¢tica, mencion¨¢ndolos con nombre y apellido, para que sean destazados vorazmente por sus entusiastas seguidores. Lo hace como si no tuviera otra opci¨®n y s¨ª las tiene. De esto deben estar totalmente conscientes quienes siendo de izquierda est¨¢n ahora dirigiendo el Estado, esas son las responsabilidades que se derivan del ejercicio de un gran poder. Ojal¨¢ se den cuenta a tiempo, porque la historia ya nos ha ense?ado qu¨¦ sucede cuando la izquierda en el poder usa la fuerza contra quienes, tambi¨¦n desde la izquierda, les cuestionan.
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