La guerra de la solidaridad
La crisis derivada de la pandemia tambi¨¦n ha limitado la acci¨®n de ONG y agencias internacionales. La prioridad coyuntural de la salud o la ayuda social no debe preterir necesidades de antiguo, como la cooperaci¨®n al desarrollo
Cuando el 30 de mayo Trump anunci¨® que EE UU pon¨ªa fin a su relaci¨®n con la OMS, a?adi¨® que la aportaci¨®n a la agencia de la ONU se redirigir¨ªa ¡°a otras necesidades urgentes de salud p¨²blica¡± en el mundo. El pen¨²ltimo clavo en el ata¨²d del multilateralismo empa?¨® esa letra peque?a, y pocos repararon en ella, sin apuntarse la declaraci¨®n de intenciones para una futura rendici¨®n de cuentas si el mandatario resulta reelegido en noviembre.
EE UU es el pa¨ªs m¨¢s solidario del mundo, el m¨¢s comprometido econ¨®mica, social y personalmente en actividades filantr¨®picas, seg¨²n el World Giving Index, pero est¨¢ por ver, en una etapa de necesidades acuciantes en todos los ¨®rdenes ¡ªcasi tantas como c¨¢lculos pol¨ªticos y electoralistas¡ª, si el anuncio se queda en brindis al sol o remedia alguna de las muchas carencias del planeta. La primera es el acceso al agua: ?cabe imaginar el oportuno lavado de manos para evitar contagios en un slum de Calcuta o Nairobi, o en un arrabal de Tegucigalpa? Parece un planteamiento menor, pero es, o deber¨ªa ser, un imperativo vital.
El coronavirus tambi¨¦n ha puesto patas arriba el tercer sector y la cooperaci¨®n internacional. Los m¨²ltiples frentes de la solidaridad, desde la emergencia al desarrollo, se ven sacudidos por la crisis, con recortes de fondos y subvenciones, y ni siquiera el drama m¨¢s acuciante ¡ªla crisis humana provocada por la guerra en Yemen, por ejemplo¡ª se ha visto consistentemente aliviado, dados los escasos resultados de la ¨²ltima conferencia de donantes.
La disrupci¨®n de los programas de vacunaci¨®n por culpa de la pandemia ha puesto a 80 millones de ni?os en riesgo de sufrir enfermedades potencialmente mortales pero evitables como la difteria, el sarampi¨®n o la polio. En la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, dos brotes coet¨¢neos de ¨¦bola se suman hoy al ¨²ltimo de sarampi¨®n y a los casos de coronavirus, adem¨¢s de las enfermedades habituales: malaria, VIH, tuberculosis.
Aunque la salud p¨²blica sea la prioridad, la pandemia no deber¨ªa desviar nuestra atenci¨®n de otras iniciativas, como la acci¨®n social ¡ªhar¨¢ falta una intervenci¨®n descomunal para paliar el hambre y mitigar los da?os en las econom¨ªas dom¨¦sticas¡ª y la medioambiental ¡ªincluida la defensa de los h¨¢bitats ind¨ªgenas, tan afectados por el virus¡ª, adem¨¢s de la cooperaci¨®n al desarrollo, esa que levanta letrinas o sistemas de saneamiento, que invierte en salud. No son compartimentos estancos, apostar como prioridad coyuntural por una no excluye preterir las otras. As¨ª que huelga enfrentar intereses, porque todas suman para que una circunstancia tan adversa como la covid-19 no perpet¨²e a¨²n m¨¢s tantos d¨¦ficits estructurales.
Por cierto, adivinen cu¨¢l es el ¨²ltimo pa¨ªs en el escalaf¨®n de la solidaridad, seg¨²n el World Giving Index. China. Aunque solo fuera en esto, Trump ya tendr¨ªa una batalla ganada, si es que de ganar guerras, m¨¢s que de construir futuro, se trata.
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