El irrepetible viaje en diligencia
Los j¨®venes espa?oles son los que menos avanzan de Europa en comprensi¨®n lectora, un aprendizaje imprescindible para la vida
Malas noticias. Hace unos d¨ªas se public¨® un informe de la OCDE que analiza las competencias de los j¨®venes referidas al a?o 2021 y apunta que Espa?a es el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea que menos avanza en comprensi¨®n lectora. El trabajo se subtitula, significativamente, aprendizaje para la vida, que es una manera de subrayar que si no te enteras de lo que lees es que no te enteras de lo que te est¨¢ pasando. Los responsables del estudio analizaron los resultados que obtuvieron el a?o 2000 los alumnos de 15 a?os de 26 pa¨ªses de la OCDE en las pruebas PISA, que eval¨²an las competencias en matem¨¢ticas, ciencias y comprensi¨®n lectora, y los compararon con los que consiguieron los j¨®venes de esa misma generaci¨®n con 25, 26 y 27 a?os en la PIAAC, que se ocupa de medir esas variables en la edad adulta.
La puntuaci¨®n media de los pa¨ªses de la OCDE y de la UE muestra un avance de 14 puntos en comprensi¨®n lectora (268 puntos en PISA y 282 en PIAAC). Espa?a obtuvo 263 puntos en ambas pruebas, pero incluso fue a peor con una variaci¨®n de 0,006 entre una y otra. Mal asunto, sobre todo porque lo que est¨¢n midiendo estas pruebas es la capacidad de comprender lo que lees en una ¨¦poca decisiva en la vida: cuando empiezas a socializar y te enamoras, cuando vas afinando tu manera de ver las cosas, esbozas un posible futuro, exploras en zonas de alt¨ªsimo voltaje, experimentas, te lanzas al ruedo, te tiras a la piscina. Por lo que se ve, una gran parte de los j¨®venes en Espa?a lo est¨¢n haciendo sin comprender gran cosa. Algo va mal.
Hace ya unos cuantos a?os el escritor Alberto Manguel public¨® Una historia de la lectura y, en las primeras p¨¢ginas, se?alaba una verdad como un templo: ¡°Todos nos leemos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea para poder vislumbrar qu¨¦ somos y d¨®nde estamos¡±. Pero ese proceso de comprensi¨®n no se produce por arte de magia, exige ir form¨¢ndose a lo largo de los a?os: parece que en Espa?a las familias con menos recursos lo tienen francamente dif¨ªcil. De ah¨ª la importancia que tiene la ense?anza de la lectura en los colegios p¨²blicos. Y no se trata tanto de atiborrar a los que est¨¢n empezando con un intragable men¨² de pesadas lecturas sino de trasladar una pasi¨®n: la de servirse de las palabras para cobrar distancia y asombrase de lo que hay, y buscar la manera de convivir en el mundo con las gentes y con las cosas.
Manguel recoge en su libro una observaci¨®n que toma de La casa del silencio, de Orham Pamuk: ¡°No es posible treparse de nuevo a la vida, ese irrepetible viaje en diligencia, una vez llegada a su fin, pero si uno tiene un libro en la mano, por complicado y dif¨ªcil de entender que sea, cuando uno lo ha terminado de leer puede, si lo desea, volver al principio, leerlo de nuevo y entender as¨ª lo que es dif¨ªcil y, al mismo tiempo, entender tambi¨¦n la vida¡±. Menuda tarea. Pero en esas andamos todo el tiempo, y resulta doloroso que sean tantos j¨®venes los que tengan en este pa¨ªs averiado el instrumento de la comprensi¨®n, que lean sin enterarse. Otra c¨¢psula que toma Manguel de Virginia Woolf: ¡°Anotar nuestras impresiones sobre Hamlet cuando volvemos a leerlo a?o tras a?o ser¨ªa casi como redactar nuestra autobiograf¨ªa, porque a medida que sabemos m¨¢s sobre la vida descubrimos que Shakespeare tambi¨¦n habla de lo que acabamos de aprender¡±. No hay otra: sin capacidad de comprender, de leer, la vida se vuelve angosta y triste.
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