La pandemia en el sector financiero
La situaci¨®n creada por la enfermedad ha significado una verdadera prueba de estr¨¦s para un sector donde el crecimiento exponencial del comercio ¡®online¡¯ ha supuesto la eclosi¨®n de nuevos sistemas de pago
La crisis sanitaria y social del Covid-19 pill¨® al sector bancario por sorpresa, pero no desprevenido. Entre sus muchos efectos colaterales, la pandemia ha propiciado un escenario donde la banca tradicional ha podido mostrar su funci¨®n m¨¢s macroecon¨®mica ayudando a amortiguar el golpe. La coyuntura de los ¨²ltimos meses incluso le ha permitido reivindicar su papel m¨¢s social frente a nuevos competidores como las fintech y las bigtech ¨Cque la crisis ha aupado de manera exponencial¡ª sin que sonara a farol.
Aunque para la banca el confinamiento fue igual de inesperado que para todos, su capacidad de reacci¨®n y lograr cumplir como servicio esencial ha sido crucial. La avanzadilla de transformaci¨®n tecnol¨®gica hab¨ªa empezado muchos a?os antes y ahora, con la pandemia, hasta los menos entrenados digitalmente han conseguido navegar en su banco online gracias a que la usabilidad, experiencia del usuario, seguridad y protecci¨®n de datos estaban m¨¢s que ensayados.
De alguna manera, lo ocurrido estos meses podr¨ªa considerarse como un stress test de las reformas de Basilea III, la regulaci¨®n bancaria impuesta tras la crisis financiera de 2007-2009 para supervisar el sector, su gesti¨®n del riesgo y, sobre todo, dotarle de suficiente capital en sus balances para capear las siguientes crisis. El cumplimiento de esta regulaci¨®n internacional, adem¨¢s de la transformaci¨®n tecnol¨®gica instigada por la agilidad de los nuevos competidores, pueden explicar las tres fases por las que ha pasado la banca durante esta pandemia. En la primera fase de la pandemia, garantizando la operativa y transmitiendo confianza para evitar que los clientes acudi¨¦ramos en masa a los cajeros. En segundo lugar, canalizando la liquidez, renegociando cr¨¦ditos y las l¨ªneas de avales oficiales. Es decir, funcionar como canal de las pol¨ªticas monetarias y fiscales. Y, en tercer lugar, la que vivimos actualmente, y la m¨¢s compleja, de identificaci¨®n de la solvencia, estimando las moratorias correctas y canalizando los fondos para la recuperaci¨®n. Un trabajo de orfebrer¨ªa para distinguir entre las secuelas permanentes de la crisis y las posibles oportunidades de crecimiento de sus clientes. En s¨ªntesis, la crisis de la covid-19 ha exigido a la banca atenci¨®n y recursos a su funci¨®n m¨¢s sist¨¦mica, mientras que para los competidores fintech y bigtech han supuesto un aceler¨®n aprovechando filones de oportunidad que toda crisis siempre ofrece.
Durante estos meses el crecimiento exponencial del comercio online ha generado una eclosi¨®n de nuevos sistemas de pagos que, a partir del uso de los datos y la tecnolog¨ªa, estar¨ªan capturando beneficios de ciertas dimensiones de la banca. Porque, adem¨¢s de sus estrategias de captaci¨®n de clientes cercanas al neuromarketing, act¨²an con un cierto libre albedr¨ªo del que no gozan los bancos, sujetos estos a regulaci¨®n por el riesgo sist¨¦mico de aceptar dep¨®sitos.
Transaccionar dinero por internet sin que estas operaciones las acometieran los bancos no es ninguna novedad. En el a?o 2000, Elon Musk ya apost¨® por ello con PayPal. Pero ha sido en este ¨²ltimo a?o cuando el precio de sus acciones se ha triplicado, a pesar del incremento de competidores. Entre ellos, el n¨²mero uno: Alipay. Porque en 2004, el presidente y fundador del gigante chino Alibaba, Jack Ma, cre¨® su propia plataforma financiera que, antes de la pandemia, superaba los mil millones de usuarios. Transacciones r¨¢pidas, sin comisiones ni intermediarios y pagos seguros, gracias a la tecnolog¨ªa blockchain, son las principales bazas que ofrece su modelo, pero no solo. Tambi¨¦n, servicios de compras, almacenamiento de datos e inteligencia artificial.
La entrada de las plataformas en el sistema de pagos es hoy una realidad que crece por todo el mundo y que en muchos casos sigue la estrategia de captaci¨®n de clientes de las bigtechs. Es decir, ofrecer un servicio y a partir de ah¨ª desplegar muchas m¨¢s opciones para sus clientes. Dos ejemplos: la primera, una compa?¨ªa de transporte compartido de Singapur, y la segunda una compa?¨ªa de entrega de productos y comida a domicilio en Colombia que han creado sus plataformas de pago y han abierto la puerta a ofrecer servicios de cr¨¦dito, ya que ofrecen tarjetas a un amplio sector de la poblaci¨®n que est¨¢ fuera del sistema bancario. Ah¨ª donde la banca no puede llegar, por perfil de riesgo, por regulaci¨®n o por falta de tecnolog¨ªa, llegan nuevos operadores que ofrecen soluciones financieras.
Tambi¨¦n la cl¨¢sica estrategia de venta de flexibilizar el pago sin intereses ha alcanzado nuevos horizontes con la pandemia. Ahora las plataformas de pagos a terceros han conseguido que algunos comercios online ofrezcan que el comprador ahora pague m¨¢s tarde, asumiendo ellos mismos los intereses de los plazos o falta de liquidez transitoria, porque es el empuj¨®n que logra llenar los carritos. Bajo el rubro del Buy now pay later, varias fintechs de ambici¨®n internacional se est¨¢n consolidando y comprando entre ellas para capturar el crecimiento y los beneficios de este nicho de mercado.
Adem¨¢s de estimular las ventas y el consumo mundial, este desembarco de las plataformas en las finanzas genera algo tan valioso hoy en d¨ªa como es la combinaci¨®n de big data y thick data. En el momento de la compra, sobre todo si responde a una emoci¨®n o impulso, el usuario cede muchos datos personales. El llamado thick data tiene que ver con datos de una naturaleza m¨¢s conductual, con ideas, preferencias y motivaciones. Nuevas t¨¦cnicas m¨¢s sigilosas como la biometr¨ªa consiguen captar sutilezas analizando la velocidad del teclado, el navegador, el servicio de correo electr¨®nico, la geolocalizaci¨®n, etc¨¦tera. Es decir, estos inputs son m¨¢s cualitativos para que los algoritmos del machine learning hagan predicciones m¨¢s r¨¢pidas y afinadas sobre la capacidad crediticia y la intenci¨®n de retorno del comprador.
Estos datos resultan tan valiosos para las marcas que los consideran aval suficiente, porque con ellos rompen la hist¨®rica asimetr¨ªa de la informaci¨®n, en la que el banco siempre ha estado en inferioridad de condiciones frente al solicitante del pr¨¦stamo. Ahora algunas plataformas financieras saben m¨¢s que el propio consumidor sobre su predisposici¨®n a devolver el pr¨¦stamo. Es m¨¢s, si operan libres de la regulaci¨®n bancaria sus modelos tienen m¨¢s grados de libertad para utilizar data sin tener que dar explicaciones sobre su idoneidad o posibles riesgos de discriminaci¨®n. De momento, nadie les supervisa, aunque si siguen creciendo y consolid¨¢ndose en breve se les podr¨ªa considerar sist¨¦micos aun sin tener dep¨®sitos en sus balances.
Por su regulaci¨®n sobre privacidad y transparencia, los bancos est¨¢n lejos de obtener ese bot¨ªn de datos y parten en clara desventaja ante las grandes oportunidades en el espacio del mercado retail para capturar clientes. Un espacio que, si sigue la tendencia china, llegar¨¢ a integrarse de forma org¨¢nica en nuestros h¨¢bitos cotidianos, tanto si compramos por e-commerce como si pedimos un pr¨¦stamo o simplemente comida preparada para ver una final de Eurocopa. Porque la presencia de marcas chinas, como Tik Tok y Alipay, en las vallas de Wembley el mes pasado no fue publicidad subliminal.
Mireia Gin¨¦ es profesora del Departamento de Finanzas del IESE y directora de Wharton Research Data Services de la Universidad de Pensilvania.
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