El se?uelo de la democracia participativa
La investidura del pueblo como fiscal¨ªa general responde a la estrategia de agitaci¨®n y propaganda de un caudillismo encandilado por la liturgia nacionalista y el reduccionismo hist¨®rico
El autobombo de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en sus ma?aneras conferencias de prensa y consultas populares es secuela de las propias ¨ªnfulas y de la presidencia imperial mexicana, palmaria en la propensi¨®n a la concentraci¨®n de poder y la discrecionalidad, enemigas de la institucionalizaci¨®n y los consensos. Consider¨¢ndose timonel del pueblo oprimido, lo someti¨® este domingo a un demag¨®gico careo con la Constituci¨®n y las leyes, que valid¨® con reparos su confeso admirador, el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zald¨ªvar.
La pretendida conversi¨®n del tribunal en un instrumento pol¨ªtico consigna el sostenido rumbo del mandatario hacia el populismo penal. La consulta, en la que apenas particip¨® el 7% del censo, interpel¨® sobre la conveniencia de procesar a los cinco ¨²ltimos presidentes. El enunciado de la pregunta fundamental tuvo que ser modificado porque generaba problemas de constitucionalidad al enganchar las responsabilidades pol¨ªticas y ¨¦ticas con las penales.
El apresamiento de la indignaci¨®n social como coartada, la simpleza de confrontarla con reos de corrupci¨®n fue una constante desde L¨¢zaro C¨¢rdenas, en los a?os treinta, y durante la transici¨®n de la dictadura priista a la democracia, formalmente concluida con la alternancia del 2000.
Si se procediera penalmente contra las administraciones anteriores, el juzgamiento de exgobernantes y operadores implicados en episodios de criminalidad, masivas violaciones de los derechos humanos y privatizaciones mafiosas, deparar¨¢ al tabasque?o la munici¨®n para continuar atribuyendo las desgracias nacionales a la rapi?a neoliberal de los justiciables.
La investidura del pueblo como fiscal¨ªa general responde a la estrategia de agitaci¨®n y propaganda de un caudillismo encandilado por la liturgia nacionalista y el reduccionismo hist¨®rico. La decencia personal de L¨®pez Obrador en una naci¨®n carcomida por la indecencia le hizo presidente, con una mayor¨ªa parlamentaria suficiente para generar resultados frente ante una oposici¨®n incapaz de articular alternativas y diezmada por el transfuguismo y los antecedentes penales.
Pero los alardes plebiscitarios y los autoritarismos disfrazados de democracia participativa no solucionar¨¢n la peor recesi¨®n de M¨¦xico desde la d¨¦cada de 1930, ni sanar¨¢n la peste de la corrupci¨®n y la inseguridad; menos a¨²n rescatar¨¢n a los pobres y desprotegidos.
El pa¨ªs necesita un estadista comprometido con los intereses generales, m¨¢s que un justiciero que acierta en la mayor¨ªa de las denuncias, pero desbarra al abordarlas con f¨®rmulas decimon¨®nicas e iniciativas que generan enredos, artificiosidad y nuevas frustraciones. La consulta tampoco puede considerarse una embrionaria Comisi¨®n de la Verdad. Si lo fuera, arder¨ªa Troya por los cuatro costados, incluida la ralea guarecida en la coalici¨®n gubernamental.
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