Si Julian Assange es un terrorista, entonces Biden es un dictador
La acusaci¨®n de la Administraci¨®n de EE UU contra el periodista supone un grave precedente que podr¨ªa recortar la libertad de prensa en todo el mundo
No es tan f¨¢cil extraditar a alguien. Para empezar, la extradici¨®n est¨¢ sujeta a protocolos y convenios que excluyen a centenares de pa¨ªses por criterios estrictamente humanitarios. Pero, incluso cuando es un pacto entre caballeros democr¨¢ticos, se proh¨ªbe la extradici¨®n por delitos de car¨¢cter pol¨ªtico, con la excepci¨®n del terrorismo, cr¨ªmenes de lesa humanidad o atentados contra un jefe de Estado. Y, sin embargo, la justicia brit¨¢nica concedi¨® este viernes la extradici¨®n del fundador de Wikileaks, Julian Assange, sin que haya cometido esos delitos. Si Estados Unidos puede obtener la extradici¨®n de un australiano por publicar documentos clasificados para denunciar delitos, ?qu¨¦ impedir¨¢ a Rusia o a China hacer lo mismo con periodistas espa?oles por publicar documentos clasificados para denunciar asesinatos, genocidio o corrupci¨®n?
Los titulares inciden en detalles que distraen del caso principal. El pasado enero, la jueza de distrito Vanessa Baraitser decidi¨® que ser¨ªa opresivo permitir el traslado de Julian Assange al mismo centro de m¨¢xima seguridad donde se acababa de suicidar el millonario Jeffrey Epstein o que se sometiera a las ¡°medidas administrativas especiales¡± de la Administraci¨®n estadounidense. Si parec¨ªa un peque?o triunfo, este aparente escr¨²pulo ha acabado por facilitar lo que parec¨ªa querer impedir. Sobre esta premisa, los dos jueces del tribunal brit¨¢nico de apelaciones han considerado que las nuevas garant¨ªas ofrecidas por el Gobierno estadounidense satisfacen los criterios humanitarios sobre el bienestar del imputado, y por eso han decidido permitir su extradici¨®n. Como si el juicio dependiera del acondicionamiento de la celda y ya no de la legitimidad de los cargos, y los precedentes que supone para el derecho internacional.
Assange se enfrenta a 17 cargos por colaborar con agentes de inteligencia para obtener y distribuir informaci¨®n secreta militar y cables diplom¨¢ticos clasificados. Que es lo mismo que hacen cada d¨ªa peri¨®dicos como El Pa¨ªs, The Guardian y The New York Times. Tambi¨¦n se le acusa de conspirar con la soldado Chelsea Manning para hackear ordenadores del Departamento de Defensa, un delito que podr¨ªa derivar en terrorismo, pero donde no se aportan pruebas ni hay indicios de que el asalto tuviera lugar. Assange no cumple los criterios de extradici¨®n y, sin embargo, la jueza Baraitser declar¨® el pasado enero que la petici¨®n ¡°no cruzaba el l¨ªmite de extradici¨®n por delito pol¨ªtico¡±. Pero, si lo extraditan, Assange ser¨¢ juzgado en un pa¨ªs donde no tiene derechos civiles, por el mismo Gobierno al que ha denunciado por cometer tortura y cr¨ªmenes de guerra en Irak y Afganist¨¢n. El mismo Gobierno que ha encargado campa?as de desprestigio contra su persona y planeado su secuestro y asesinato con el ¨²nico prop¨®sito de silenciar a Wikileaks.
Para no ser extraditado por un delito pol¨ªtico, Assange tendr¨ªa que haber cometido delitos de terrorismo. Pero si lo que ha cometido es terrorismo, entonces nosotros tambi¨¦n. Los pa¨ªses a donde no extraditamos a nadie por motivos humanitarios, una lista que empieza por Argelia y acaba por Yemen, est¨¢n llenos de periodistas encarcelados por cometer delitos de terrorismo. Si Estados Unidos se convierte en uno de ellos, es nuestra responsabilidad sacar a ese pa¨ªs de nuestros acuerdos de extradici¨®n.
Cuando ocupaba la vicepresidencia de Estados Unidos (2009-2017), Joe Biden calific¨® a Assange de terrorista inform¨¢tico para separar las filtraciones de Wikileaks del caso de los papeles del Pent¨¢gono. Ese fue el precedente que protege a la prensa libre de ser perseguida por el Gobierno desde 1971, porque cuando la Administraci¨®n del entonces presidente Richard Nixon demand¨® a The New York Times y a The Washington Post para que no publicaran los papeles filtrados, que contaban la guerra no oficial en Vietnam, el Tribunal Supremo le dijo que no. Tanto Biden como la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, presionaron a la Administraci¨®n del presidente Barack Obama para que imputara a Assange por delitos de terrorismo. Y el presidente Obama lo descart¨®, considerando que no podr¨ªa procesar a Assange por publicar secretos de Estado que tambi¨¦n hab¨ªan publicado el Times y el Post sin comprometer la libertad de prensa en Estados Unidos.
Hoy Biden es presidente y el partido dem¨®crata culpa a Julian Assange de haber hecho que Hillary Clinton perdiera las elecciones contra Donald Trump, publicando una filtraci¨®n de correos electr¨®nicos del que era su jefe de campa?a, John Podesta, que dominaron las portadas de los grandes medios en la recta final de las elecciones de 2016. Si consigue que la justicia condene a Julian Assange como terrorista por publicar documentos clasificados que demuestran que su Gobierno comete cr¨ªmenes de guerra, el precedente servir¨¢ para que cualquier Gobierno encarcele a periodistas de cualquier nacionalidad, operando desde cualquier sitio, por publicar la verdad.
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