Per¨² explosivo
La contundente represi¨®n que aplica el Gobierno de Dina Boluarte a las protestas no es la respuesta pol¨ªtica a la crisis actual
Per¨² ha entrado en un laberinto peligroso. La brecha entre los peruanos y el Gobierno de la presidenta Dina Boluarte es cada vez mayor. La oleada de protestas que desat¨® el autogolpe fallido de Pedro Castillo suma ya 46 muertos en zonas rurales a causa de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. La indolencia del nuevo Ejecutivo, embarcado en una huida hacia adelante con destino incierto, y el uso desproporcionado de la fuerza han exacerbado el desencanto hacia los gobernantes y desatado un clamor internacional para que cese la represi¨®n policial. La Fiscal¨ªa de la naci¨®n ha iniciado una investigaci¨®n preliminar contra la presidenta y varios de sus ministros como responsables de las muertes y los centenares de heridos causados por una desmedida represi¨®n de las protestas en distintas zonas del pa¨ªs, la ¨²ltima de ellas, Cuzco, la m¨¢s tur¨ªstica de Per¨².
Las movilizaciones se calmaron durante las fiestas navide?as pero han rebrotado con fuerza este enero. Y los pron¨®sticos son que se mantengan por largo tiempo. Los peruanos arrastran una d¨¦cada de graves fracasos pol¨ªticos a los que se suma el descontento de gran parte del pa¨ªs, que se siente ignorado por el centralismo de Lima. Es en los territorios andinos del interior donde las manifestaciones han sido m¨¢s numerosas y donde se han registrado todas las muertes: 18 de ellas solo el pasado lunes en Puno. Tambi¨¦n se ha sabido que el nuevo Gobierno suscribi¨® dos contratos el 20 y el 27 de diciembre para comprar 31.615 cartuchos y granadas de bombas lacrim¨®genas, lo que da una idea del plan de contenci¨®n previsto ante las marchas.
La llegada de Pedro Castillo a la presidencia en 2021 gener¨® una oleada de entusiasmo, sobre todo en las regiones m¨¢s pobres y olvidadas de Per¨². Su ca¨ªda, debida al autogolpe del 7 de diciembre, que acab¨® con ¨¦l en prisi¨®n, encendi¨® la mecha de las protestas que ya se han extendido por todo el pa¨ªs. Es tarea del Gobierno que reemplaz¨® al de Castillo buscar una salida a este conflicto. Y eso implica ir m¨¢s all¨¢ de la represi¨®n o de encastillarse en la capital, dando la espalda al resto del pa¨ªs.
Muchos peruanos, como reflejo de un malestar creciente, exigen la salida de Boluarte, e incluso de todos los parlamentarios, a los que identifican con una ¨¦lite ensimismada en sus privilegios y abstra¨ªda en Lima. El Congreso, sin embargo, fij¨® las elecciones para abril de 2024, alejando m¨¢s de un a?o una soluci¨®n electoral a un conflicto que no hace sino agravarse. Es hora de que el Ejecutivo cambie su pol¨ªtica, se replantee la fecha de los comicios y suprima cualquier exceso en la represi¨®n de las protestas. La senda recorrida hasta ahora hace temer un mayor derramamiento de sangre y una evoluci¨®n enormemente peligrosa de la crisis. Evitarlo debe ser la principal premisa del Gobierno peruano.
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