La bandera de usar el coche
Distintos gobiernos municipales del PP y Vox rompen con la apuesta europea por una movilidad sostenible y retrasan la implantaci¨®n de zonas de bajas emisiones
Varios gobiernos municipales de PP y Vox surgidos de las elecciones del pasado mayo se estrenaron eliminando carriles bici en al menos cuatro ciudades ¡ªElche, Valladolid, Gij¨®n y Palma¡ª para dar m¨¢s sitio al autom¨®vil. Ahora hemos conocido que al menos otros seis ayuntamientos pretenden retrasar la implantaci¨®n de zonas de bajas emisiones (ZBE), ¨¢reas de tr¨¢fico limitado a los veh¨ªculos m¨¢s contaminantes, o reducirlas a la m¨ªnima expresi¨®n para no molestar a los conductores. Las ZBE buscan reducir la contaminaci¨®n en las ciudades, que causa alrededor de 300.000 muertes prematuras al a?o en la Uni¨®n Europea, as¨ª como las emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el calentamiento del planeta. Seg¨²n la ley de cambio clim¨¢tico espa?ola ¡ªaprobada en consonancia con las normas europeas¡ª, estas ¨¢reas con menos coches deber¨ªan funcionar ya en las 149 urbes m¨¢s pobladas, pero tan solo est¨¢n en marcha en 14 de ellas.
Frente a este consenso europeo que apuesta por una movilidad m¨¢s sostenible en las ciudades ¡ªcon m¨¢s transporte p¨²blico, m¨¢s ¨¢reas peatonales y menos autom¨®viles¡ª, el nuevo frente com¨²n de las derechas defiende una aut¨¦ntica vuelta al coche. Gij¨®n ya permite aparcar a los veh¨ªculos sin etiqueta (los m¨¢s antiguos) y reducir¨¢ su futura ¨¢rea de tr¨¢fico limitado a su m¨ªnima expresi¨®n, algo que tambi¨¦n ha anunciado Valladolid; Castell¨®n y Lorca (Murcia) han pedido una moratoria para instalarlas m¨¢s tarde, mientras que en Majadahonda (Madrid) y Elche se pact¨® no ponerlas en marcha, aunque la urbe ilicitana dice ahora que cumplir¨¢ la ley. Por si quedara alguna duda, Valladolid ha ido m¨¢s all¨¢ y se acaba de declarar ¡°ciudad amiga del autom¨®vil¡±.
Este tipo de medidas populistas contradicen el consenso cient¨ªfico y pol¨ªtico apelando a la ¡°libertad¡± de usar el coche ¡ªuna de las banderas de la ultraderecha¡ª, sin tener en cuenta el reverso de esa moneda: se traduce en la libertad de contaminar el aire de los vecinos que viven en la misma poblaci¨®n, y conlleva m¨¢s muertes por poluci¨®n. No limitar el tr¨¢fico a los coches m¨¢s contaminantes, o hacerlo m¨ªnimamente, supone incumplir la ley, que es taxativa en cuanto a su aplicaci¨®n. Es, adem¨¢s, una acci¨®n que puede implicar la devoluci¨®n de los fondos europeos Next Generation otorgados para la transformaci¨®n urbana, as¨ª como nuevas multas de la Comisi¨®n Europea por la mala calidad del aire.
La situaci¨®n de emergencia clim¨¢tica en la que estamos, con sequ¨ªas m¨¢s prolongadas y olas de calor cada vez m¨¢s intensas, nos recuerda los peligros de no escuchar las advertencias de los cient¨ªficos. En el caso de los coches, el consenso es claro: hay que limitar su uso en el centro de las ciudades, donde en general es barato y sencillo moverse en transporte p¨²blico, para combatir la poluci¨®n. Los ayuntamientos no deber¨ªan hacer populismo con la salud de sus ciudadanos.
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