Lecciones feministas desde una sala de lactancia
Mejor dejar de pelear por la leche materna o la de f¨®rmula: todas las leches son una. Yo lo aprend¨ª rodeada de madres que ten¨ªamos a nuestros beb¨¦s internados en el hospital
Esta es la versi¨®n web de Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que aborda noticias e ideas con perspectiva de g¨¦nero. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
Muchas mujeres que han entrado a la maternidad recientemente saben que hay un conflicto intenso entre ellas frente a un recurso muy preciado: la leche materna. Por un lado, est¨¢ el eje de la lactancia materna exclusiva, que defiende la leche del cuerpo como la ¨²nica forma de alimentar bien a los beb¨¦s. En la otra esquina est¨¢ el eje que dice que la f¨®rmula que se vende en farmacias o supermercados es hoy en d¨ªa muy buena, llena de nutrientes esenciales, y disponible para aquellas que no pueden, o no quieren, lactar. No importar¨ªa qu¨¦ hace cada quien en su casa si no fuera porque de lado y lado hay quienes acusan a la contraparte de ser mala madre: por no amamantar o por amamantar por muchos a?os. Las mam¨¢s pierden con cara y pierden con sello.
Yo entr¨¦ a la maternidad sin mucho inter¨¦s de opinar en el debate, quer¨ªa pasar desapercibida mientras resolv¨ªa con qu¨¦ leche nos iba mejor a mi y a mi beb¨¦. Pero cuando naci¨® mi hijo, en septiembre, tuvo unos problemas de salud que nos obligaron a quedarnos 23 d¨ªas en la cl¨ªnica (problema, afortunadamente, ya en el pasado). All¨ª me encontr¨¦ un lugar que fue ideal para poner un cese al fuego en esta pelea de la leche: la sala de lactancia del hospital.
D¨¦jenme describirla. Eran cinco sillas en una sala blanca, cada una con un extractor al lado, donde nuevas madres se sientan con botellitas de vidrio para guardar leche que van a extraer. Lo extra¨ªdo luego se deja en una ventanilla y ser¨¢ llevado por las enfermeras a cada incubadora o cuna. Hay quienes extraen litros y quienes apenas extraen gotas. No se puede usar el celular, lo que invita a la conversaci¨®n, y hay mucho que hablar en este escenario: un grupo de mujeres con las tetas al aire, algunas veces intentando sacarnos una risa en ese escenario inesperado, otras veces con los ojos hinchados al llorar de preocupaci¨®n por los chiquitos. Nadie se imagin¨® empezar a ser mam¨¢ frente a una incubadora.
Lo clave: All¨ª ninguna est¨¢ preocupada por la guerra de la leche. All¨ª ninguna leche tiene s¨²per poderes. El lechegate es una pelea de tuits o blogs, muy lejana. Ac¨¢ todas acabamos de salir de un parto, una ces¨¢rea, no hay tiempo para peleas. Ac¨¢ lo importante es que los beb¨¦s tengan apetito, que engorden, que no sufran, que se fortalezcan. ?Le cay¨® bien la leche de f¨®rmula al chiquit¨ªn? Estupendo, que la disfrute. ?Tiene mastitis durante sus primeros d¨ªas de lactancia? Dese un descanso. ?Est¨¢ demasiado deprimida para lactar? Tranquila, hablemos, d¨¦jeme darle un abrazo.
Una tarde encontr¨¦ a una de mis nuevas amigas-mam¨¢s llorando porque no produc¨ªa tanta leche materna como para su primer hijo. Quiz¨¢s era el estr¨¦s, quiz¨¢s no poder tomar mucha agua estando en la unidad de reci¨¦n nacidos, o quiz¨¢s simple misterio de la biolog¨ªa. Pero se calm¨® al darse cuenta que ni los m¨¦dicos ni las enfermeras ni nadie estaba preocupado por la baja producci¨®n, porque el chiquit¨ªn estaba aliment¨¢ndose perfecto con f¨®rmula.
Digo que la sala de lactancia de esa cl¨ªnica fue como un lugar de cese al fuego porque nadie hablaba con tono acusatorio: compart¨ªamos, escuch¨¢bamos y respet¨¢bamos. ¡°No se comparen¡±, nos ped¨ªa una enfermera cuando not¨¢bamos que unas mujeres produc¨ªan m¨¢s leche que otras. Dir¨ªa que ese lugar me ayud¨® en de uno de los momentos m¨¢s duros de mi vida porque, como en otros temas que trae ser mujer, un grupo emp¨¢tico de amigas que escuchan sin juzgar puede sacarla a una de los peores hoyos.
No quiero trivializar este debate que tiene m¨¢s argumentos de lado y lado: que la lactancia puede reducir un poco las probabilidades del c¨¢ncer de seno; que la f¨®rmula le permite mas independencia a las mam¨¢s que tienen que trabajar; que la lactancia fortalece unos m¨²sculos de la mand¨ªbula del beb¨¦; que la f¨®rmula le permite a los padres estar m¨¢s involucrados en la alimentaci¨®n de sus chiquitos en los primeros meses. No hay evidencia cient¨ªfica, en todo caso, que confirme que los ni?os con alguna leche sean a largo plazo m¨¢s inteligentes o m¨¢s saludables. Hay mucho mito sobre la s¨²per leche que hay que tumbar.
M¨¢s conmovedor es ver que, si bien no hay una leche superhero¨ªna, s¨ª hay una gran diversidad de leches. En la cl¨ªnica, al ver los tarritos llenos de cada leche extra¨ªda, unos llenos y otros con gotas, se nota que el color de cada leche es distinto, y ver las botellas juntas es conmovedor: como presenciar las m¨²ltiples tonalidades de lo que es ser mujer. Todas somos distintas al final del d¨ªa, pero todas las leches son una: la que alimenta y permite vivir.
Estos son nuestros art¨ªculos recomendados de la semana:
El Gobierno de M¨¦xico reduce el presupuesto para combatir la violencia y la desigualdad de g¨¦nero
Michelle Bachelet: ¡°Preocupa el auge de la ultraderecha con cierta desafecci¨®n con la democracia¡±
Mersedeh Shahinkar, Premio S¨¢jarov: ¡°Perder el ojo me hizo m¨¢s decidida. La lucha del pueblo iran¨ª seguir¨¢ hasta el final¡±
La mujer que demand¨® a Texas para abortar abandona el Estado para interrumpir su embarazo
Opini¨®n: Barbieland no es nuestra utop¨ªa. Ana¡¯mp
El g¨¦nero se cuela en la COP28: ¡°Las mujeres somos m¨¢s vulnerables al cambio clim¨¢tico¡±
Le dijeron que los v¨®mitos que acabaron con su embarazo eran fingidos. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, esta genetista ha descubierto su origen
La gran diferencia de altura entre sexos sugiere que en el norte de Europa alimentaban mejor a los ni?os que a las ni?as
Frida Cartas: ¡°De peque?a le ped¨ªa a la virgen si en Navidad me pod¨ªa traer de regalo la muerte¡±
Y para acabar, una mujer a la que escuchar:
Sandra Caula, la mujer que persever¨® en las denuncias a su maltratador
Por Lorena Arroyo
Esta semana, nuestro compa?ero Braulio Garc¨ªa Ja¨¦n ha escrito un art¨ªculo dur¨ªsimo sobre los malos tratos reconocidos por el escritor, dramaturgo y guionista venezolano Ibsen Mart¨ªnez, de 72 a?os. En ¨¦l, describe lo que, seg¨²n el autor, ¡°era un secreto a voces en ciertos c¨ªrculos intelectuales venezolanos: que a lo largo de su vida [Mart¨ªnez] ha agredido f¨ªsicamente a varias mujeres siendo su pareja¡± mientras ¡°ejerc¨ªa su prestigio p¨²blico acompasado con el silencio social sobre sus agresiones machistas¡±.
Solo un comentario: esto no va de victimarios canallas o enfermos y v¨ªctimas valientes o cobardes, esto va de qui¨¦nes son ustedes. M¨ªrense. Pi¨¦nsenlo. Y buen fin de semana
— Sandra Caula (@scaula) December 16, 2023
El reportaje sali¨® a la luz gracias a la perseverancia de Sandra Caula, una escritora, traductora, editora y profesora de filosof¨ªa venezolana que ahora vive en Madrid. La mujer hab¨ªa relatado en un art¨ªculo en 2019 titulado Secreto a voces c¨®mo fue agredida a pu?etazos por un hombre con su beb¨¦ reci¨¦n nacido al lado. Mart¨ªnez admite en el art¨ªculo de EL PA?S que fue el agresor.
Caula asegura que en esa ocasi¨®n opt¨® por el silencio porque ten¨ªa miedo, no quer¨ªa exponerse a un esc¨¢ndalo y porque su atacante la amenaz¨® con destruirla, seg¨²n confes¨® en ese art¨ªculo en el medio Cinco8. Con el tiempo, la mujer se atrevi¨® a levantar la voz y persever¨® en sus denuncias. Y creo que lo mejor que podemos hacer ahora es escucharla y que su historia, este secreto a voces que aparentemente tantos ignoraron o pasaron por alto, nos sirva para reflexionar de qu¨¦ lado estamos cuando pasa algo as¨ª.
¡°Esto no va de victimarios canallas o enfermos y v¨ªctimas valientes o cobardes. Esto va de qui¨¦nes son ustedes. M¨ªrense. Pi¨¦nsenlo¡±, ha escrito Caula este fin de semana en sus redes sociales tras la publicaci¨®n del art¨ªculo de EL PA?S. Porque, como ella misma concluy¨® aquel texto de 2019: ¡°El secreto no son las frecuentes y distintas formas de violencia contra las mujeres. Eso lo sabe todo el mundo. El secreto es qui¨¦nes somos nosotros: seres a quienes no les perturba convivir con ese horror¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.