Nadie m¨¢s, ni nadie menos
El acuerdo entre PSC y ERC intenta superar la falta de responsabilidad fiscal de las comunidades aut¨®nomas
Hace unos d¨ªas, los profesores Carlos Monasterio e Ignacio Zubiri tomaron como pretexto una breve menci¨®n a un art¨ªculo suyo, destinada meramente a negar que el acuerdo entre PSC y ERC sobre un modelo de financiaci¨®n singular de Catalu?a vaya a provocar inequidades en el sistema, para rebatir algunos extremos de ese pacto, que juzgan poco menos que de ilusorios. Nos proponemos refutarlos sucintamente.
En primer t¨¦rmino, no parece f¨¢cil controvertir, como hacen los profesores Monasterio y Zubiri, acerca de que el modelo propuesto intenta superar uno de los problemas m¨¢s inquietantes del actual modelo de financiaci¨®n com¨²n: la falta de responsabilidad fiscal de las comunidades. Se trata de transitar de un modelo basado solo en el gasto ¡ªen que el Estado regula, gestiona y recauda los impuestos, para luego distribuir los recursos entre las comunidades sobre la base de estimaciones de necesidad de gasto¡ª, a otro modelo de ingreso, donde Catalu?a ejerza las actuales potestades del Estado, adaptadas a sus propias necesidades, garantizando una aportaci¨®n por los servicios no traspasados por el Estado y una contribuci¨®n a la solidaridad territorial. Para bien y para mal. Pues, en efecto, si bien las comunidades deber¨¢n asumir un riesgo unilateral, tal circunstancia ser¨¢ al mismo tiempo un acicate para actuar con mayor eficiencia, al estrecharse el v¨ªnculo entre la Administraci¨®n que realiza el gasto y la que soporta el coste de la imposici¨®n. Adem¨¢s de constituir un est¨ªmulo para una mayor disciplina presupuestaria, dado que la financiaci¨®n se basar¨ªa en los ingresos tributarios propios y no en transferencias, am¨¦n de un mayor control de la deuda, al no poderse acudir al socorro financiero del Estado.
Ciertamente, el an¨¢lisis de los pa¨ªses federales de referencia revela que no existe una pauta homog¨¦nea de descentralizaci¨®n fiscal, pero no es menos cierto que todos los gobiernos intermedios, excepto los L?nder alemanes, cuentan con un amplio poder fiscal para regular los principales impuestos: todos gestionan y recaudan sus impuestos y, en algunos casos, como Alemania y Suiza, son esos mismos entes subestatales los que gestionan los impuestos federales y todos, excepto en Alemania, disponen de 100% del rendimiento de los impuestos generados en su territorio. Sin ir m¨¢s lejos, el modelo foral existente en Espa?a, m¨¢xima expresi¨®n de la descentralizaci¨®n fiscal, se fundamenta en un sistema con plena autonom¨ªa tributaria.
Seg¨²n el profesor Zubiri (The economic agreement between the Basque Country and Spain), se trata de un modelo que lleva aparejadas grandes ventajas. Y es que convenimos con ¨¦l en que el Concierto Econ¨®mico ha producido un gobierno eficiente y devenido un instrumento b¨¢sico en la reestructuraci¨®n y modernizaci¨®n del Pa¨ªs Vasco, adem¨¢s de forjar una Administraci¨®n tributaria eficiente con unos impuestos similares (en nivel y estructura) a los del resto del Estado. As¨ª las cosas, resulta cuando menos parad¨®jico que Zubiri defienda de forma entusiasta las bondades del Concierto vasco y no las del modelo singular para Catalu?a, inspirado en una l¨®gica de responsabilidad fiscal an¨¢loga, con la salvedad de que este ¨²ltimo hace expresa reserva de una aportaci¨®n destinada a la solidaridad territorial, para garantizar la prestaci¨®n de un nivel similar de servicios p¨²blicos siempre y cuando se lleve a cabo un esfuerzo fiscal tambi¨¦n similar.
En segundo lugar, no se comprende bien que los profesores afirmen que el modelo propuesto vaya a generar inequidades entre comunidades aut¨®nomas. Esa aseveraci¨®n parte de una premisa falsa, como es que el actual modelo es equitativo. Nada m¨¢s lejos de la realidad: el actual modelo genera una redistribuci¨®n arbitraria y perjudica a varias comunidades, entre ellas Catalu?a. Lo que se pretende es precisamente corregir tama?a injusticia que, por distintas vicisitudes pol¨ªticas, se ha perpetuado en el tiempo. ?C¨®mo puede justificarse que haya ciudadanos en cualquier parte de Espa?a que dispongan de menos recursos que otros, incluso aportando m¨¢s?
En tercer lugar, el art¨ªculo de respuesta afirma que el pacto de PSC-ERC se propone acabar con el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a a costa del Estado. En realidad, no solo Catalu?a, sino todas las comunidades deber¨ªan tener mayores ingresos en detrimento del Estado. No es ning¨²n anatema. El actual modelo persiste en el desequilibrio vertical a favor del Estado, pues sus ingresos disponibles son el doble que los de las comunidades aut¨®nomas, pese a que estas est¨¢n llamadas a mantener el Estado del bienestar y garantizar unos niveles ¨®ptimos de sanidad, educaci¨®n o servicios sociales. Ni que decir tiene que se trata de deberes prestacionales que con la din¨¢mica demogr¨¢fica actual han comportado un incremento exponencial del gasto, mucho mayor que el que exigen las competencias asumidas por el Estado (Administraci¨®n general, Defensa, Asuntos Exteriores, etc¨¦tera).
Finalmente, resulta como m¨ªnimo audaz augurar que Catalu?a va a utilizar la autonom¨ªa fiscal que preconiza para favorecer a sus empresas y atraer actividades econ¨®micas ubicadas en otras comunidades. De hecho, es el modelo vigente el que permite una competencia fiscal agresiva ¡ªa la que nunca, por cierto, se ha sumado Catalu?a¡ª, y a la que se han librado algunas comunidades beneficiarias de la solidaridad actual o del efecto de la capitalidad. En ese sentido, no deja de llamar la atenci¨®n que Monasterio y Zubiri cuestionen las pr¨¢cticas tributarias de Catalu?a aludiendo a la no deflactaci¨®n del IRPF cuando, que se sepa, tampoco se ha deflactado la tarifa estatal de dicho impuesto.
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