Rafa Nadal se retira: fin de ¨¦poca
El tenista merece ser considerado el mejor deportista espa?ol de la historia tras una carrera descomunal de dos d¨¦cadas
Rafael Nadal anunci¨® este jueves a los 38 a?os su retirada definitiva, el adi¨®s al tenis profesional del mejor deportista espa?ol de la historia. Pudiera parecer una afirmaci¨®n demasiado concluyente, pero la carrera de Rafael Nadal no deja espacio para el debate. En uno de los deportes m¨¢s seguidos del planeta, Nadal ha tenido a lo largo de m¨¢s de dos d¨¦cadas un impacto descomunal, dentro y fuera de Espa?a. Indurain, Ballesteros, Pau Gasol o ?ngel Nieto, por mencionar algunos nombres, fueron sin discusi¨®n figuras internacionales, pero o su deporte ten¨ªa un per¨ªmetro menos global o no conectaron de la misma forma con los aficionados.
A Nadal se le recordar¨¢ por sus t¨ªtulos ¡ª22 Grand Slam, solo superado por Novak Djokovic y por encima de Roger Federer¡ª, pero mucho m¨¢s por la manera de conseguirlos. Domin¨® la tierra batida como nadie, y al mismo tiempo fue capaz de adaptarse a superficies en las que no se le esperaba cuando empez¨® su carrera: gan¨® a Federer en la hierba de Wimbledon en 2008, en el que es considerado el mejor partido en la historia del tenis, a Djokovic en el cemento de Nueva York o, ya con 35 a?os, remont¨® dos sets a Medvedev en Australia desafiando cualquier l¨®gica y cimentando una trayectoria llena de momentos ¨¦picos.
Desde que en 2005, con solo 19 a?os, ganara su primer Roland Garros en Par¨ªs, sus triunfos se han ido mezclando con momentos bajos, m¨¢s debido a las lesiones que a las derrotas sobre la pista. Y ha sido as¨ª como Nadal ha construido su leyenda, sobre la lucha, la superaci¨®n y, por supuesto, enormes dosis de talento. Tienden a coincidir los especialistas en destacar la principal fortaleza en el juego del tenista balear: su cabeza. Por encima de su gran derecha liftada, ha sido esa mentalidad, forjada desde muy peque?o bajo el amparo, y tambi¨¦n la presi¨®n, de su t¨ªo Toni, la que le ha llevado a cotas deportivas impredecibles. Rafa Nadal jam¨¢s ha roto una raqueta en toda su carrera, pese a ser un jugador pasional y efervescente. En un circuito donde cada vez vemos m¨¢s explosiones de car¨¢cter de tenistas j¨®venes y multimillonarios, ¨¦l ha sido una excepci¨®n.
Es quiz¨¢ por eso, una mezcla de estoicismo, buena educaci¨®n y un entorno familiar muy presente, que Nadal ha conseguido trascender lo deportivo en la sociedad espa?ola, siempre necesitada de referentes. En esta proyecci¨®n no le ha ayudado, ya al final de su vida deportiva, su acuerdo para desarrollar el tenis en Arabia Saud¨ª, un pa¨ªs en el que no se respetan los derechos humanos. Ser percibido como el hijo perfecto, haber creado tan altas expectativas no solo como deportista, sino tambi¨¦n como persona, tiene la cara B de estar sometido al juicio p¨²blico, de cierta decepci¨®n.
Rafa Nadal ha proporcionado a varias generaciones momentos de gran alegr¨ªa. El deporte tiene eso, adem¨¢s de drama y valores, y el de Manacor nos ha ofrecido una buena dosis de cada uno. A¨²n le veremos sobre la pista, a finales de noviembre, junto a Carlos Alcaraz, en las finales de la Copa Davis en M¨¢laga. Un ¨²ltimo baile para ceder el testigo a la nueva y rutilante estrella. Fin de ¨¦poca.
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