Leyes para proteger al poderoso
La reforma de la acusaci¨®n popular, como la ley de amnist¨ªa, se dise?a para casos y personas concretas
Las reformas son urgent¨ªsimas cada vez que le interesa al poder, y solo entonces. La proposici¨®n de ley que ha presentado el Partido Socialista pretende restringir la acusaci¨®n popular. La Constituci¨®n de 1978 establece que ¡°los ciudadanos podr¨¢n ejercer la acci¨®n popular [¡] en la forma y con respecto a los procesos penales que la ley determine¡±. El procedimiento escogido elude informes y consultas. Para la fundaci¨®n Hay Derecho, ¡°esta ley supondr¨ªa la absoluta desnaturalizaci¨®n de una garant¨ªa institucional consagrada por nuestra Constituci¨®n¡±. Una de las funciones de la acusaci¨®n popular es la fiscalizaci¨®n del ministerio fiscal. El instrumento es una figura inc¨®moda ¡ªel PP quiso reformarlo en su momento¡ª, que ha posibilitado abusos y fraudes, pero tambi¨¦n ha hecho que se impulsen casos importantes, de G¨¹rtel a B¨¢rcenas, pasando por los GAL, el Palau o N¨®os. Solo una proeza de ingenuidad o mala fe permite ignorar que el objetivo de la reforma es obstaculizar la actuaci¨®n de la justicia en casos que afectan a familiares del presidente del Gobierno. Una disposici¨®n transitoria exige que la reforma se aplique a procedimientos en curso.
El resto de los pasos son bien conocidos. La reforma, como la ley de amnist¨ªa, se dise?a para casos y personas concretas. La chatarra argumental tambi¨¦n es reciclada: buscamos la ¡°homologaci¨®n¡± con Europa. Se comparan elementos aislados y se se?ala como ¨¦xito o aberraci¨®n lo que conviene (una anomal¨ªa clara ser¨ªa tener a un fiscal general del Estado imputado, pero tampoco vamos a detenernos en nimiedades). Hay indignaci¨®n y debates, alarmas y justificaciones. Los optimistas dicen que la propuesta es un globo sonda; una maniobra de distracci¨®n. Como se?ala Josu de Miguel, se superan los tr¨¢mites y se aprueba cuando todo el mundo est¨¢ cansado y pendiente del pr¨®ximo atropello: algo que tampoco va en serio, solo es un globo sonda o una maniobra de distracci¨®n.
Las noticias sobre las actividades econ¨®micas de familiares del presidente del Gobierno y las investigaciones en torno a ellas han inspirado intentos de intervenci¨®n en la prensa y el sistema legal. El PSOE ha asumido el discurso del lawfare del independentismo y la extrema izquierda. En nombre de una democracia supuestamente amenazada se ataca a la prensa y a los jueces (a quienes es imprescindible desacreditar previamente: ser¨¢n pseudomedios y franquistas). Pol¨ªticos progresistas presentan medidas pensadas para proteger a los poderosos: esa parece ser la preocupaci¨®n principal de muchos luchadores por la igualdad.
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