Centros franciscanos acogen a mujeres y ni?os supervivientes de la ruta migrante a Canarias
Organizaciones como la Fundaci¨®n Cruz Blanca se tuvieron que adaptar a contrarreloj para atender a los centenares de menores de edad y mujeres llegados en la ola migratoria ¨²ltima por el trayecto por mar m¨¢s peligroso hacia Europa. Muchos de ellos son v¨ªctimas de trata

El aumento de llegada de migrantes a las costas canarias que se produjo a finales del 2020 desbord¨® por completo la red de acogida en espacios cedidos por el Cabildo y los propios ayuntamientos. Fue necesario recurrir a hoteles y apartamentos tur¨ªsticos cerrados por la crisis, pero tambi¨¦n a naves industriales, colegios o terrenos del ej¨¦rcito para alojar provisionalmente a las cerca de 7.000 personas que estaban acampadas en el puerto de Arguinegu¨ªn.
En diciembre de 2020, unas 20.000 personas hab¨ªan arribado en pateras. Tras un a?o de r¨¦cord en el n¨²mero de llegadas a costas, una situaci¨®n de alerta sanitaria por la covid-19 y la facultad para ejecutar expulsiones mermada, el Gobierno finalmente asumi¨® la situaci¨®n en Canarias como una emergencia con medidas como el Plan Canarias, que hab¨ªa que resolver cuanto antes: el goteo constante de llegadas podr¨ªa empeorar m¨¢s a¨²n la situaci¨®n.
Diversas organizaciones locales tuvieron que adecuar infraestructuras, abrir recursos, seleccionar y contratar personal capacitado en un tiempo r¨¦cord. Todo un reto para una ONG como la Fundaci¨®n Cruz Blanca que, aunque con experiencia en la pen¨ªnsula, solo lleva dos a?os trabajando en las islas. La congregaci¨®n franciscana comenz¨® su trabajo en Las Palmas con un centro para mujeres con o sin menores a cargo que pudieran estar vinculadas con alguna red de trata de personas. A d¨ªa de hoy, cuentan con cuatro espacios y un total de 741 plazas. Cerca de mil personas ya han pasado por alguno de ellos.

En el centro del barrio de la Vegueta est¨¢n conviviendo 13 mujeres y 12 ni?os de origen subsahariano a los que les brindan una asistencia y una atencio?n especiales por ser un colectivo en situacio?n de extrema vulnerabilidad que merece una proteccio?n y cuidado espec¨ªficos: potenciales vi?ctimas de trata o posibles solicitantes de proteccio?n internacional, entre otros. Una caracter¨ªstica de Cruz Blanca es trabajar en ¡°normalizar, naturalizar, forjar entre nosotros un sentimiento y reconocer el proceso migratorio en la persona que se acoge¡±, indica el hermano Enrique. ¡°Trabajamos con planes individuales de intervencio?n desde un modelo de atencio?n centrado en la persona, donde ?esta es protagonista de su itinerario, entendie?ndola no como vi?ctima pasiva, sino como activa y constructora de su presente y de su futuro¡±.
En los primeros meses de este 2021 han arribado ya al archipi¨¦lago cerca de 5.734 personas por v¨ªa mar¨ªtima desde la costa africana, el doble de los registrados en el mismo periodo de 2020. ¡°Ha sido un a?o duro, pero tambi¨¦n gratificante y motivador por todas las vidas a las que hemos ayudado a salir adelante¡±, se?ala Nacho Guti¨¦rrez, coordinador de los centros de la Cruz Blanca. ¡°Aunque hubo partes negativas como la muerte de una de las hijas de una mujer maliense v¨ªctima de trata. Ha sido muy duro. Pero al final nos quedamos con toda la alegr¨ªa que se genera en este tipo de recursos, el buen hacer y la necesidad de continuar trabajando para la gente que m¨¢s lo necesita¡±.

A finales del 2019, con el aumento de la llegada de pateras a las Islas Canarias, el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social e Inmigraciones se pone en contacto con la congregaci¨®n de los Hermanos de la Cruz Blanca para utilizar las casas familiares de las que disponen como Centros de Acogida Integral para personas con el mismo perfil: mujeres solas o con hijos a cargo con presunta vinculaci¨®n a redes de trata de seres humanos.
¡°Para nosotros es tan importante estar presente en Canarias y ser testigo de lo que est¨¢ sucediendo para poder ser altavoz de todas estas voces que pasan por los distintos centros¡±, afirma Carmen Mart¨ªnez- Raposo, responsable de los Programas de Trata y Atenci¨®n Humanitaria.

La llegada de mujeres en cayucos se ha doblado en el primer trimestre de este a?o, as¨ª como el porcentaje de menores. ¡°Hemos notado el aumento ya que la regi¨®n hay un repunte de violencia como en Guinea Conakri o como en el caso de la guerra en Mal¨ª. Adem¨¢s contin¨²an todo tipo de violaciones de derechos humanos, la mutilaci¨®n genital, los casos de trata o los matrimonios forzosos, sobre todo en Costa de Marfil¡±, indica Pilar Rocamora, trabajadora social de Cruz Blanca.

En la ruta canaria el riesgo se multiplica para mujeres y ni?os durante el trayecto desde su pa¨ªs de origen hasta los puertos de salida y durante la traves¨ªa hasta las islas. ¡°Son las m¨¢s vulnerables¡±, apunta Rocamora. ¡°Se suma la violencia de ge?nero que an?ade complejidad a las experiencias migratorias de las mujeres y sus familias. En su mayor expresio?n, se encuentra la trata de mujeres y nin?as con fines de explotacio?n sexual como ma?ximo exponente de violacio?n de los derechos humanos¡±.

El servicio de acogida tiene como objetivo atender las necesidades ba?sicas de alojamiento y manutencio?n de las personas migrantes que lo necesiten, adema?s de la provisio?n de herramientas sociales, como el aprendizaje del idioma, formacio?n y orientacio?n que favorezcan su integracio?n en la sociedad de acogida. Tambi¨¦n realizan talleres y actividades como el Teatro de las Oprimidas para que los trabajadores sociales identifiquen la problem¨¢tica de la persona en espacios de reflexi¨®n, realizando por este m¨¦todo una b¨²squeda de soluciones y alternativas a los problemas que han generado su situaci¨®n actual.

La hamsa es un amuleto con forma de palma abierta que en el mundo musulm¨¢n est¨¢ considerado como una defensa, un poderoso protector contra las maldades, el mal de ojo o los celos. En el centro de la Vegueta se ha dibujado un mural que simboliza el saludo a los reci¨¦n llegados y la unidad de todas las personas que, aunque de distintas procedencias y culturas, conviven y hacen familia bajo un mismo techo. ¡°Somos una familia que acoge, acompa?a y transforma¡±, explica Mart¨ªnez-Raposo, ¡°una transformaci¨®n no solo de la persona, si no del entorno y del contexto que rodea esta situaci¨®n¡±.

El ministro de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, anunci¨® a mediados del pasado noviembre el Plan Canarias para la creaci¨®n de 7.000 plazas de acogida provisionales en siete centros de emergencia para vaciar el puerto de Arguinegu¨ªn y los establecimientos hoteleros.
En el mes de marzo se puso en marcha el centro de El Sebadal, una antigua nave industrial adecuada por la propia Cruz Blanca y donde actualmente albergan a 30 mujeres y 17 ni?os. ¡°Nos hemos tenido que reinventar una vez m¨¢s como fundaci¨®n y como personas para lograr convertir ese espacio en un hogar, una casa familiar¡±, se?ala Mart¨ªnez-Raposo, otro reto para Cruz Blanca tras la intervenci¨®n y gesti¨®n en el centro de emergencia instalado en el Colegio Le¨®n, con capacidad para 500 personas. ¡°Pero dentro de nuestros valores de humanismo cristiano de estar al lado de las personas que lo necesitan decidimos afrontar este proyecto en El Sebadal. Las personas que m¨¢s nos necesitan son las que contin¨²an llegando a Canarias¡±, explica.

En cuanto llegan al centro se les informa de todos sus derechos como mujeres migrantes. Los trabajadores sociales se ganan su confianza a trav¨¦s de talleres o actividades. ¡°Entendemos que hay problemas o cosas que les han ocurrido que son dif¨ªciles de contar¡±, asegura Pilar Rocamora. Una vez creado un v¨ªnculo las entrevistan para tener en cuenta su historia personal, el motivo de la salida de su pa¨ªs y las metas que tienen en su proyecto de vida.
La mayor¨ªa de est¨¢s mujeres tiene como objetivo llegar a Francia por tener el contacto all¨ª de otros familiares o allegados, adem¨¢s de ser franc¨®fonas. Suelen ser originarias de Costa de Marfil o Guinea Conakry, carecen de estudios y huyen del matrimonio forzado, la violencia intrafamiliar e incluso para evitar la mutilaci¨®n genital de sus hijas. ¡°Son pocas las que reconocen que est¨¢n siendo presuntamente v¨ªctimas de trata de personas¡±, explica Rocamora.

¡°Qued¨¦ sola al fallecer mi padre y mi familia paterna no quiso saber nada de mi, me encontraba desamparada¡± reconoce Shaira, nombre ficticio. ¡°Hab¨ªa sufrido la mutilaci¨®n femenina y me obligaron a casarme con una persona que me dej¨® embarazada. Hu¨ª de Costa de Marfil para mejorar las condiciones de vida de mi hija, para que no la mutilasen, y para evitar que ese hombre me continuase violando¡±, explica.
¡°Ser v¨ªctima de un matrimonio forzado o estar en riesgo de serlo, en tanto forma de violencia hacia las mujeres aceptada legal, social o culturalmente en diferentes zonas del mundo como la mutilaci¨®n genital femenina, puede ser causa de asilo en Espa?a solicitando la protecci¨®n internacional¡±, comenta Pilar Rocamora.

Originaria de Guinea Conakry, Alika no pudo ir a la escuela al ser la menor de los hermanos y su familia la pretendi¨® vender a un hombre ¡°muy mayor¡±. Ella se neg¨® al estar enamorada de otro chico y la obligaron a contraer matrimonio. Se fug¨® hasta Mali, y en su periplo conoci¨® a otro hombre con quien compart¨ªa el mismo objetivo: llegar a Europa. Pero la abandon¨® cuando supo que estaba embarazada. ¡°Llegu¨¦ sola a Marruecos, donde trabaj¨¦ en tareas dom¨¦sticas bajo continuos ataques racistas hasta que consegu¨ª el dinero para pagarme un pasaje¡±, cuenta Alika. ¡°Salimos desde Dakhla, cuatro o cinco d¨ªas de camino hasta llegar a Gran Canaria. Se nos acab¨® el agua y la comida al segundo d¨ªa. Recuerdo el miedo, el hambre, la sed y la desolaci¨®n por perdernos en un mar infinito que nos rodeaba¡±.

Hay tantas historias vitales como personas en el centro. ¡°Una de las mujeres acogidas aqu¨ª se lamenta del haber tenido que escoger por falta de dinero a cu¨¢l de sus dos hijas deb¨ªa traer consigo en la ruta migratoria, dejando a la mayor a merced de la tradicional ablaci¨®n por parte de su familia¡±, cuenta Pilar. ¡°En el caso de otra mujer que perdi¨® a su hija mayor cuando la mutilaron genitalmente, decidi¨® escaparse con sus otras dos ni?as para evitar que volviese a suceder. Sufre un trauma grave a ra¨ªz de aquel episodio¡±.
Para Carmen Mart¨ªnez-Raposo hay otra l¨ªnea de trabajo. ¡°Nosotros consideramos que no hay que frenar los procesos migratorios de las personas, porque lo que hemos visto durante estos meses son situaciones muy duras desde el punto de vista psicol¨®gico que han experimentado todas ellas. De hecho, hemos abierto un recurso de atenci¨®n humanitaria en Guadalajara para personas con problemas de salud mental y hasta el momento todos los que han sido derivados a este centro han pasado por alguno de los centros de emergencia de Canarias.¡±

Una vez identificadas las vulnerabilidades de las mujeres acogidas se derivan a otros centros especializados en trata de personas o a instituciones para solicitantes de protecci¨®n internacional donde pasar¨¢n hasta seis meses y tendr¨¢n que valerse por s¨ª mismas, de forma similar a lo que ocurre en los centros de menores cuando los usuarios cumplen los 18 a?os, y son m¨¢s proclives a acabar en manos de mafias que las empujen a la prostituci¨®n. ¡°En el caso de Cruz Blanca, a diferencia de otros organismos, despu¨¦s de esos seis meses y si la persona no est¨¢ a¨²n preparada, la fundaci¨®n les procura alargar la estancia o buscarles un recurso alternativo hasta que sean independientes con su propio alojamiento y que mantengan cierta estabilidad laboral¡±, explica Pilar Rocamora.
Pero tarde o temprano tienen que seguir su camino. ¡°Nos quedamos con las despedidas, que son agridulces: felices porque las mujeres pueden continuar sus procesos migratorios, y tristes por tener que decir adi¨®s a esa parte de la familia¡±, indica Mart¨ªnez-Raposo.
Esta filosof¨ªa de trabajo ha sido aplaudida por organismos internacionales como el ACNUR o Amnist¨ªa Internacional, que han visitado sus centros en diversas ocasiones, as¨ª como por el propio Ministro de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones. ¡°No ha sido un camino f¨¢cil de recorrer, por las circunstancias y el contexto, no solo de una crisis humanitaria en t¨¦rminos migratorios, sino tambi¨¦n por el estado de pandemia que vivimos. Sin embargo, gracias al trabajo de todas las personas hemos logrado crear hogares donde, siguiendo la misi¨®n de nuestra organizaci¨®n, se promueve, se defiende, se cuida y se celebra la vida, facilitando el desarrollo integral de aquellas personas m¨¢s vulnerables¡±, concluye.
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