Defender el derecho a la salud en un pa¨ªs de guerras y epidemias
En la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, la pobreza y la violencia son determinantes para una poblaci¨®n azotada por el ¨¦bola, la covid-19 y otras enfermedades. Una organizaci¨®n de activistas empodera a las comunidades en su formaci¨®n y educaci¨®n sanitaria
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) define el concepto de salud como ¡°un estado de completo bienestar f¨ªsico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades¡±. Con el tiempo se han incorporado otras dimensiones, hasta llegar a la idea de que se trata de un fen¨®meno multidimensional donde tienen mucho que ver los llamados determinantes de la salud. Estos son los factores y las condiciones en las que las personas nacen, crecen y viven, como el acceso al agua, a la vivienda o tener un trabajo seguro.
La Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) no goza de muy buena salud. Nacer, crecer y vivir en este pa¨ªs del coraz¨®n del ?frica Central, en la zona de los grandes lagos, no es f¨¢cil. La violencia que sufre se remonta a la ¨¦poca de la esclavitud y la colonizaci¨®n belga, y se perpet¨²a en la era poscolonial con el r¨¦gimen de la dictadura militar de Mobutu. En el ¨²ltimo medio siglo ha sido el escenario de conflictos armados, crisis pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales, e invasiones y ocupaciones por parte de tropas extranjeras.
En las zonas rurales de Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, algunas personas de m¨¢s de 60 a?os nunca han visto a un m¨¦dico
Sus inmensas riquezas naturales contrastan con la pobreza de una poblaci¨®n donde el 71% de sus 77 millones de habitantes viven con menos de un d¨®lar al d¨ªa, seg¨²n el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los intereses econ¨®micos generados alrededor del petr¨®leo, el uranio, los diamantes o el colt¨¢n han convertido la zona de los grandes lagos en un campo de batalla permanente por el saqueo de sus recursos. El pa¨ªs tiene m¨¢s de seis millones de desplazados internos, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM).
Adem¨¢s de todos esos determinantes, el acceso a la asistencia sanitaria en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo es ¡°un dolor de cabeza¡±, dice Billy Mwangaza, defensor de los derechos humanos y militante del derecho a la salud en ?toile du Sud (EDS), un movimiento de activistas que empodera a la poblaci¨®n en su formaci¨®n y educaci¨®n sanitaria para la prevenci¨®n de enfermedades. ¡°No hay estructuras sanitarias con equipamiento adecuado, ni personal realmente cualificado. En las zonas urbanas, la poblaci¨®n prefiere quedarse en casa antes que ir a recibir tratamiento. En las rurales todav¨ªa es peor, algunas personas con m¨¢s de 60 a?os nunca han visto a un m¨¦dico¡±.
?toile du Sud trabaja en diferentes zonas del pa¨ªs a trav¨¦s de una estrategia que denomina SOM (las siglas de sensibilizar, organizar, movilizar) con acciones de promoci¨®n de la salud y educaci¨®n sanitaria. Ponen ¨¦nfasis en la atenci¨®n primaria e impulsan iniciativas locales que conciencien a la ciudadan¨ªa, con el fin que puedan reclamar sus derechos. ¡°Ayudamos a capacitar a las comunidades para que puedan tomar las decisiones que les conciernen y les estimulamos a comprender las desigualdades en las que viven, con el fin de que se movilicen en su barrio. Es as¨ª como creamos lo que llamamos Comit¨¦s de Salud Popular, que agrupan a estos peque?os movimientos de barrio y que se organizan en torno a un movimiento nacional por el derecho a la salud¡±, detalla Mwangaza.
Mwangaza estuvo en Barcelona recientemente participando en la primera edici¨®n de la Escuela de Defensoras, donde varias defensoras y defensores de diferentes lugares del mundo compartieron experiencias. El activista es de Butembo, una ciudad al nordeste del pa¨ªs, en la provincia de Kivu del Norte. En la regi¨®n, azotada por un conflicto armado desde hace d¨¦cadas, existen m¨¢s de 130 grupos armados debido, entre otros factores, a la gran cantidad de recursos naturales (especialmente mineros). All¨ª, su organizaci¨®n ha impulsado una cl¨ªnica m¨®vil para llegar a las aldeas m¨¢s remotas y ver c¨®mo tratar a la poblaci¨®n con profesionales voluntarios, as¨ª como recibir las quejas sobre el acceso a la atenci¨®n sanitaria. ¡°Encontramos mujeres con m¨¢s de siete hijos que no hab¨ªan visto a un m¨¦dico en su vida¡±. Adem¨¢s, las estructuras sanitarias no incluyen un enfoque de g¨¦nero. ¡°No hay especificidad ni tratamientos adecuados para las mujeres¡±.
La falta de recursos de la sanidad p¨²blica de RCD contrasta con el de las estructuras privadas, que han desarrollado una atenci¨®n de calidad. ¡°Quienes tienen medios econ¨®micos prefieren ir all¨ª para recibir tratamiento. Incluso los profesionales sanitarios que trabajan en hospitales estatales, cuando ven que sus pacientes tienen dinero, los dirigen a sus estructuras privadas. La atenci¨®n est¨¢ reservada a una ¨¦lite¡±. El defensor alega que los propios pol¨ªticos y presidentes del pa¨ªs viajan a otros continentes para recibir tratamiento de calidad, en vez de invertir en el sistema p¨²blico del pa¨ªs.
¡°Llevar mosquiteras no acabar¨¢ con el paludismo. Idear programas que hagan a la comunidad responsable de su salud si lo har¨¢¡±Billy Mwangaza, militante del derecho a la salud en la ONG ?toile du Sud
Y es que la RDC suspende en la mayor¨ªa de los indicadores. As¨ª lo muestran las estad¨ªsticas del Observatorio Mundial de la Salud (GHO) de la OMS. La tasa de mortalidad neonatal es de 27 por cada 1.000 nacidos vivos. La probabilidad de morir entre el nacimiento y el primer a?o de vida es de 63,8 por cada 1.000 nacidos vivos y la tasa de mortalidad de menores de cinco a?os es de 81 por cada 1.000 nacidos vivos. La cobertura estimada de la terapia antirretroviral entre personas que viven con el VIH es del 75%.
Son muchas las enfermedades que afectan la salud de los congoleses. Seg¨²n un Informe de Amnist¨ªa Internacional de 2021, el ¨¦bola y otras epidemias como la malaria, c¨®lera, sarampi¨®n o la peste bub¨®nica se cobraron miles de vidas en todo el pa¨ªs, especialmente entre la poblaci¨®n joven. El texto tambi¨¦n subraya las malas condiciones en las que trabajan profesionales de la sanidad, que han llamado a manifestaciones reprimidas de forma violenta por la polic¨ªa.
Con respecto a la malaria, Mwangaza dice que hay una alta circulaci¨®n de la enfermedad a pesar de los programas anuales de la ONU, con los que es muy cr¨ªtico. ¡°Los socios internacionales deben cuestionar y evaluar sus acciones, y trabajar con la poblaci¨®n para erradicar realmente la enfermedad. Llevar mosquiteras no acabar¨¢ con el paludismo. Idear programas que hagan a la comunidad responsable de su salud y para que contribuya al saneamiento de su propio entorno s¨ª lo har¨¢¡±.
Sobre la desnutrici¨®n, el militante del derecho a la salud la define como una lacra, sobre todo en la regi¨®n de Kasai, al centro del pa¨ªs, y en Kivu Norte, donde hay ni?as y ni?os desnutridos. Junto a Unicef, EDS acaba de empezar a crear grupos de mujeres que se re¨²nen para decidir juntas c¨®mo alimentar a su familia ¡°sin esperar que alguien de fuera lo haga¡±.
La peor epidemia de ¨¦bola de la historia
En pocos a?os, RDC sufri¨® la peor epidemia de ¨¦bola de toda la historia de pa¨ªs. En agosto de 2018, el Ministerio de Sanidad declar¨® el brote de la enfermedad, con epicentro en Kivu del Norte. ¡°En los ¨²ltimos a?os, el virus ha regresado al menos 12 veces¡±, destaca Mwangaza, que habla del episodio como uno de los m¨¢s mort¨ªferos (2.287 muertos, seg¨²n la OMS) porque la respuesta lleg¨® de fuera. ¡°Aunque el debate tuvo lugar en la RDC, las decisiones fueron tomadas en Europa, por la OMS, Unicef y otros socios importantes. Conocen nuestro sistema sanitario, pero no saben analizar los verdaderos problemas. No est¨¢n en contacto con las comunidades y no les preguntaron sobre sus necesidades, a diferencia de nosotros, y eso provoc¨® que muriera mucha gente. Por suerte, se decidi¨® finalmente no construir un sistema de respuesta paralelo, sino aprovechar el sistema sanitario existente. Dar valor a las fuerzas comunitarias para que sean ellas las que cuenten los casos en la comunidad y puedan dirigirlos¡±.
El defensor alega que, cuando una familia llevaba a su hijo a la farmacia a comprar un f¨¢rmaco para la fiebre, inmediatamente se llamaba a los equipos de respuesta, que se llevaban al menor. Esto ocasionaba mucho estr¨¦s, especialmente a los m¨¢s peque?os. Ahora, el protocolo ha cambiado: si una ni?a o ni?o est¨¢ enfermo, se informa a la comunidad, que llama al m¨¦dico local para que supervise el caso y acompa?e al enfermo. ¡°Hemos entendido c¨®mo vivir con el virus. Es una enfermedad nacida aqu¨ª, y solo nosotros sabemos c¨®mo salir de ella: involucrando a las comunidades locales¡±, alega.
La RDC tampoco escap¨® de la covid-19. ¡°Somos un pa¨ªs pobre, donde hay una gran parte de la poblaci¨®n sin trabajo y donde tenemos que recurrir a la venta en la calle para conseguir comida. Trabajamos con nuestro Gobierno para concienciar a la poblaci¨®n, yendo de puerta en puerta para explicar las medidas de distanciamiento social. La poblaci¨®n local se implic¨®, realizamos evaluaciones en unos barrios pilotos de todo el pa¨ªs y la epidemia empez¨® a disminuir¡±.
Adem¨¢s, cuando lleg¨® la pandemia, el pa¨ªs todav¨ªa estaba sumido en el mayor brote activo de sarampi¨®n del mundo, que hab¨ªa comenzado a mediados de 2018. El brote se declar¨® finalizado el 25 de agosto de 2020. Seg¨²n un informe de M¨¦dicos Sin Fronteras, citando al Ministerio de Salud, hubo unos 70.650?casos confirmados y algo m¨¢s de 1.020?muertes.
La poblaci¨®n de la RDC no solo se enfrenta a pandemias de todo tipo, sino tambi¨¦n a un conflicto armado eterno. ¡°En el este del pa¨ªs hay guerra desde hace tiempo. La poblaci¨®n est¨¢ herida, necesita paz¡±, clama Mwangaza. Seg¨²n el informe de Amnist¨ªa Internacional, el conflicto armado se sigue cobrando miles de vidas, existen desplazamientos forzados a gran escala y violencia sexual generalizada (e impune) por parte de grupos armados ilegales y fuerzas gubernamentales.
Mwangaza se refiere a la guerra como la causa de un trauma que est¨¢ muy presente a edades tempranas y para el que normalmente no hay atenci¨®n psicol¨®gica. En las cl¨ªnicas m¨®viles de EDS atienden psic¨®logos, pero son insuficientes. Mwangaza exige al Estado que abra centros de orientaci¨®n psicol¨®gica y atenci¨®n inmediata para que las v¨ªctimas de violencia sexual reciban de forma r¨¢pida profilaxis para el VIH, anticonceptivos de emergencia, antibi¨®ticos para prevenir infecciones de transmisi¨®n sexual y vacunas contra el t¨¦tanos y la hepatitis?B. Para el activista congol¨¦s, uno de los grandes determinantes de la salud es la paz.
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