Obispo nigeriano: ¡°La modernizaci¨®n, a menudo, es una amenaza para la fe. Y ?frica no es inmune¡±
Matthew Hassan Kukah, religioso en el convulso norte de Nigeria, es conocido por su defensa de la paz y el di¨¢logo interreligioso
Monse?or Matthew Hassan Kukah (Anchuma, Estado de Kaduna, Nigeria, 71 a?os) es conocido en su pa¨ªs y en gran parte de ?frica por su compromiso con la paz, la buena gobernanza y el di¨¢logo interreligioso. Obispo de Sokoto, una regi¨®n del pa¨ªs donde los cristianos representan el 1%, ha sido presidente de la Comisi¨®n de Reconciliaci¨®n Ongoni-Shell, que pretend¨ªa compensar el desastre ecol¨®gico causado por la multinacional petrolera en el delta del N¨ªger. Tambi¨¦n ha formado parte de la Comisi¨®n nigeriana de investigaci¨®n de las violaciones de derechos humanos (1999-2001), de la Conferencia de pol¨ªtica nacional (2005) y del Comit¨¦ de reforma electoral (2007-2009).
En 2008, fund¨® el Kukah Centre, un laboratorio de ideas que opera en casi toda Nigeria y que se ha convertido en un referente en la investigaci¨®n y el debate sobre pol¨ªticas p¨²blicas que promuevan la cohesi¨®n y la mejora de la democracia. Seg¨²n su fundador, la instituci¨®n trabaja con los responsables religiosos y sociales de las distintas comunidades para la implementaci¨®n de proyectos. Se esfuerza en detectar los problemas de la poblaci¨®n a trav¨¦s de la sensibilizaci¨®n y la reflexi¨®n conjunta. Interviene all¨ª donde descubre conflictos, ya sean entre distintos grupos religiosos o por el acceso a la tierra. Adem¨¢s, lleva a cabo acciones humanitarias como la asistencia a los desplazados internos que carecen de los recursos b¨¢sicos para subsistir.
Pese a estas credenciales de presentaci¨®n, Kukah se refiere con cierta aspereza a los musulmanes que dominan el norte de Nigeria durante la conversaci¨®n distendida que mantiene con este medio a su paso por Madrid, donde recogi¨® ¨Del pasado 3 de febrero¨D el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2023.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el estado de las democracias en ?frica?
Respuesta. En toda ?frica, nuestra lucha por la democracia ha sido lenta por varias razones. La primera es que, justo despu¨¦s de la independencia, el Ej¨¦rcito era demasiado impaciente. Y como la pol¨ªtica todav¨ªa utilizaba a unos grupos ¨¦tnicos contra otros, como hab¨ªan hecho los colonizadores, el Ej¨¦rcito intervino. En los setenta y ochenta, y en algunos pa¨ªses como Nigeria, hasta los noventa, la mayor parte de ?frica estuvo en manos de tiranos, ya fuera con uniforme militar o civil. Todav¨ªa no tenemos democracias en ?frica, pero tenemos administraciones civiles y nos encaminamos hacia los ideales democr¨¢ticos.
P. ?Y en Nigeria?
R. Gracias a Dios, m¨¢s del 90% de los nigerianos est¨¢ contento de vivir en una democracia. Desde 1999, tras 40 a?os de reg¨ªmenes militares, nadie ha tenido la tentaci¨®n de llamar al Ej¨¦rcito para resolver los problemas. Hemos celebrado cinco elecciones. Las ¨²ltimas han sido las m¨¢s convulsas, pero ning¨²n nigeriano ha contemplado invocar al Ej¨¦rcito. Podemos decir que los nigerianos aman la democracia. Todav¨ªa no es plena en t¨¦rminos de seguridad, de condiciones de vida, de educaci¨®n o de estabilidad. Sin embargo, estamos convencidos de que este es el camino que debemos seguir pacientemente porque los beneficios son mayores que el coste que deber¨ªamos asumir si nos salimos de ¨¦l.
P. Nigeria es un pa¨ªs muy desigual, con un gran n¨²mero de personas viviendo en pobreza, y muy dividido, ?son estos los factores detr¨¢s de la violencia que padece en estos momentos?
R. Creo que la pobreza es un determinante, pero por s¨ª sola no explica la violencia. La pregunta que deber¨ªa haberme hecho es por qu¨¦ el norte de Nigeria concentra la violencia.
En el norte de Nigeria hay 15 millones de ni?os y j¨®venes en las calles, sin educaci¨®n ni empleo; todos los indicadores negativos de salud, pobreza o educaci¨®n se concentran aqu¨ª
P. Muy bien, ?por qu¨¦?
R. Tenemos que remontarnos a 1903, antes de la llegada de los brit¨¢nicos. All¨ª hab¨ªa un califato isl¨¢mico que se extend¨ªa hasta lo que hoy es Burkina Faso. Los brit¨¢nicos terminaron con ¨¦l, pero no con los sentimientos de algunos de sus habitantes. Esto es lo que ha llevado al surgimiento de Boko Haram. A pesar de la democracia, todav¨ªa hay gente en el norte que cree que perdimos un imperio que debemos recuperar. Como nuestra democracia no es plena, no ha detenido la violencia, no nos ha dado comida, no nos ha ofrecido trabajo, hay gente que piensa que el islam puede ofrecerles algo mejor. En el norte de Nigeria hay 15 millones de ni?os y j¨®venes en las calles, sin educaci¨®n ni empleo; todos los indicadores negativos de salud, pobreza o educaci¨®n se concentran aqu¨ª. Tenemos un enorme grupo de musulmanes semianalfabetos que creen que los cristianos y los que no son musulmanes no merecen un asiento en la mesa.
La modernizaci¨®n, a menudo, es una amenaza para la fe. La riqueza se convierte en un nuevo dios. Y ?frica no es inmune
P. Usted fund¨® el Centro Kukah para la promover la paz en su pa¨ªs. ?Qu¨¦ hace falta para conseguirla?
R. Muchos de los problemas que explican la iniquidad y las desigualdades en ?frica son similares en todos los pa¨ªses. Tenemos los recursos naturales; sin embargo, vivimos con hambre y desesperaci¨®n. Si miramos la violencia que se vive en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, en partes de Uganda, en el cuerno de ?frica, en Sud¨¢n, en Sud¨¢n del Sur¡ est¨¢ ligada a los recursos naturales. Todos los que vienen al continente solo quieren aprovecharse. China se ha convertido en un tercer actor. Y en ?frica del oeste, Mal¨ª, Burkina Faso y N¨ªger tienen un nuevo novio: Rusia. Estamos volviendo a los a?os cincuenta y la Guerra Fr¨ªa. La comunidad internacional tiene que encontrar c¨®mo terminar con esta violencia que surge de las distorsiones econ¨®micas con las que los africanos tienen que vivir, v¨ªctimas de hegemon¨ªas que est¨¢n fuera de su control y poder.
P. La Iglesia cat¨®lica solo crece en ?frica, pero cada vez menos. ?Por qu¨¦ cree que se produce este fen¨®meno?
R. La modernizaci¨®n, a menudo, es una amenaza para la fe. La riqueza se convierte en un nuevo dios. Y ?frica no es inmune. Podemos decir que, a pesar de todo, la fe de nuestra gente est¨¢ creciendo. Y eso es lo que cuenta, especialmente en una di¨®cesis como la de Sokoto, donde los cat¨®licos somos apenas el 1% de la poblaci¨®n.
Cuanta m¨¢s gente viva con miedo, m¨¢s crecer¨¢ este fen¨®meno de las iglesias neopentecostales
P. Muchos abandonan la fe cat¨®lica y se unen a iglesias neopentecostales en ?frica en general y Nigeria en particular.
R. La prosperidad tiende a distraer a la gente de la fe. El hecho de que las condiciones sociales fallen ayuda a que estas iglesias se presenten como sustitutas del Estado. Son una manifestaci¨®n del fracaso del Estado. Si buscas un trabajo en Nigeria, no lo conseguir¨¢s por tu cualificaci¨®n. Aunque tengas las mejores notas, no tienes garant¨ªas de entrar en la universidad. El sistema est¨¢ podrido de arriba a abajo. Entonces, la gente se apropia de dios como el solucionador de problemas. Cada d¨ªa vemos que la gente sigue a estos pastores porque tienen un l¨ªquido con el que una mujer que lo beba puede quedarse embarazada, o un aceite con el que ungirse para encontrar trabajo. Si la gente se siente sin poder o tiene miedo, recurrir¨¢ a estos medios. Cuanta m¨¢s gente viva con miedo, m¨¢s crecer¨¢ este fen¨®meno.
P. Recientemente, el papa Francisco ha aprobado la bendici¨®n de las parejas del mismo sexo. Los obispos africanos se han negado a seguir esa directiva. ?Por qu¨¦?
R. Creo que este asunto ha sido exagerado por los medios de comunicaci¨®n. Porque el santo padre no ha dicho nada que suponga una ruptura con la tradici¨®n de la Iglesia. No ha negado que ese estado de vida sea un pecado. Tampoco ha negado que la ¨²nica raz¨®n por la que el matrimonio es v¨¢lido en la Iglesia cat¨®lica es que est¨¢ fundado en el amor. Y cuando se intercambian los votos durante el matrimonio, el cura preguntar¨¢ a los contrayentes si est¨¢n dispuestos a recibir de Dios amorosamente los hijos. El matrimonio cat¨®lico no puede oficiarse sin esta pregunta. Entonces, si tengo que oficiar la boda de dos homosexuales, ?qu¨¦ les voy a decir? Esta es la posici¨®n de los obispos africanos y el Papa tiene que entenderlo.
P. Parece que la Iglesia cat¨®lica en ?frica se est¨¢ alineando con los argumentos de grupos ultraconservadores occidentales.
R. Las ense?anzas de la Iglesia respecto al matrimonio son claras. Y si un homosexual quiere una validaci¨®n de su posici¨®n, nosotros le decimos que eso no est¨¢ de acuerdo con los principios del Evangelio. Mi preocupaci¨®n es que se est¨¢ erosionando la santidad de la persona humana. Incluso se quieren reclamar estas posturas como derechos humanos. La posici¨®n de la Iglesia cat¨®lica es muy clara y si no est¨¢s de acuerdo con ella, eres libre para irte. Pero si quieres ser cat¨®lico, estas son nuestras leyes.
P. En Espa?a, la Iglesia cat¨®lica tiene un fuerte problema con la pederastia, aunque no quiera reconocerlo. ?Es lo mismo en ?frica?
R. No creo que sea un problema en ?frica. Aunque no dir¨¦ que no existe porque no tengo suficientes datos. Es muy doloroso que estas cosas sucedan, sin embargo, es por eso que somos humanos y por lo que existe el poder redentor de Cristo. Son los padres los que tienen la responsabilidad de educar a sus hijos, sobre todo ense?arles a protegerse.
P. Da la impresi¨®n de que est¨¢ culpando a los ni?os y sus progenitores y no a los curas de la pederastia.
R. No puedes culpar a un ni?o. Hay padres descuidados que exponen a sus hijos a cosas de las que deber¨ªan protegerles.
P. Sokoto es la sede del califato del Norte, que se caracteriza por ser muy conservador. All¨ª rige la shar¨ªa y ha habido casos de cristianos lapidados por blasfemia contra el islam. ?Es dif¨ªcil ser obispo en un contexto como ese?
R. Soy el cuarto obispo de Sokoto. Antes de llegar all¨ª ya era conocido por mis escritos y por el papel desempe?ado en defensa de la paz y la democracia. Soy un buen amigo del sult¨¢n, al que conoc¨ªa de antes, y mantenemos una muy buena relaci¨®n. Pero todav¨ªa afrontamos muchos problemas. Por ejemplo, no se nos conceden permisos para construir iglesias y tampoco se permite a los musulmanes que quieran convertirse al cristianismo. A pesar de todo ello, en mi di¨®cesis, los cat¨®licos han crecido un poco.
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