Matar a un par¨¢sito en el museo
La exposici¨®n ¡®Misi¨®n malaria¡¯ re¨²ne en Madrid m¨¢s de 150 objetos relacionados con la historia inacabada de la lucha contra esta dolencia, que solo en 2022 le cost¨® la vida a m¨¢s de 600.000 personas en el planeta, sobre todo ni?os y embarazadas
A Quique Bassat, que ha dedicado su vida a combatir la malaria, le brillan los ojos al mirar el primer ramillete del ¨¢rbol Cinchona officinalis que lleg¨® a Espa?a a finales del siglo XVIII procedente de Sudam¨¦rica. Normalmente, el pliego en el que descansan las hojas que colect¨® el cient¨ªfico colombiano Francisco Jos¨¦ de Caldas para la Real Expedici¨®n Bot¨¢nica del Nuevo Reino de Granada se exhibe en el Jard¨ªn Bot¨¢nico en Madrid. Pero hasta el 22 de septiembre, es ¡°la joya de la corona¡± de la exposici¨®n Misi¨®n Malaria: una mirada hist¨®rica en el Museo de Ciencias Naturales de la capital, que re¨²ne m¨¢s de 150 objetos relacionados con la lucha inacabada contra la dolencia. ¡°La condesa de Chinch¨®n viv¨ªa con su esposo en Per¨² y enferm¨®; tom¨® un remedio a base de corteza de Cinchona y se cur¨®. En su honor se le puso nombre al ¨¢rbol [chinchona], pero se cree que quitaron la hache por un error de transcripci¨®n¡±, relata el investigador embelesado.
La mayor¨ªa de los objetos expuestos son de la colecci¨®n privada de Bassat, hoy director general del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que en 2008 empez¨® a coleccionar piezas diversas que cuentan la historia de la guerra contra la malaria. Pero esa ramita con m¨¢s de 200 a?os no era de las que se pueden adquirir en plataformas de compraventa por internet, por lo que Bassat y los comisarios de la exposici¨®n la pidieron prestada. Sin ella, faltar¨ªa el primer cap¨ªtulo de la batalla m¨¦dico-cient¨ªfica contra el par¨¢sito Plasmodium causante de una de las enfermedades infecciosas que m¨¢s mata en el planeta. Solo en 2022, se registraron 249 millones de casos de paludismo y 608.000 muertes en 85 pa¨ªses, seg¨²n la OMS.
Los ¨¢rboles de la familia Cinchona, tambi¨¦n conocidos como quinos y que crecen en los Andes, cambiaron la historia de la lucha contra el paludismo. Su corteza molida y mezclada con alg¨²n l¨ªquido curaba milagrosamente a los enfermos; hoy se sabe que la quinina que contiene posee propiedades antipal¨²dicas. Unos a?os despu¨¦s de la llegada de la corteza a Europa, en 1820, los franceses Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaim¨¦ Caventou, aislaron el compuesto terap¨¦utico y se abri¨® la puerta a la fabricaci¨®n dosificada del remedio.
Lleg¨® despu¨¦s la fiebre de la quinina. ¡°Hay muchas historias de a?adirla a los reconstituyentes, aperitivos, bebidas...¡±, dice Bassat se?alando una vitrina repleta de botellas, envases y una publicidad de Vino Monja-Quina. Se atribu¨ªan al compuesto propiedades sanadoras ¡°prodigiosas¡±, reza el texto elaborado por los comisarios de la muestra, m¨¢s all¨¢ de antipal¨²dicas; por eso, se comercializaba como antirreum¨¢tico, laxante, vigorizante y hasta regenerador capilar. El popular c¨®ctel gintonic proviene de este empe?o por mezclar el medicamento con l¨ªquidos para facilitar su ingesti¨®n. As¨ª naci¨® el agua t¨®nica que, aunque conten¨ªa az¨²car, todav¨ªa ten¨ªa un sabor amargo. Lo de a?adirle ginebra vino despu¨¦s.
A pocos metros y casi dos siglos de separaci¨®n, la siguiente parada de Bassat, en un recorrido por sus favoritos de la muestra, es frente a dos cajitas de 12 comprimidos de Euratesim, para el tratamiento de la malaria no complicada. ¡°Es en el primer producto en el que trabaj¨¦ como investigador¡±, rememora. ¡°Es de una farmac¨¦utica peque?a italiana. Les ped¨ª que enviaran los envases porque los ejemplares del primer lote que tengo en casa no quiero que se pierdan¡±, reconoce.
En 2005 se realiz¨® el primer ensayo de medicamento en Mozambique, uno de los 10 pa¨ªses con mayor carga de la enfermedad en el mundo, y en el que la Cooperaci¨®n Espa?ola e ISGlobal apoyan la investigaci¨®n cient¨ªfica en el Centro de Investigaci¨®n en Salud de Manhi?a. ¡°La siguiente versi¨®n, en 2013, era pedi¨¢trica¡±, contin¨²a.
La colecci¨®n de Bassat, ahora expuesta en el museo, est¨¢ marcada por su labor investigadora, pero tambi¨¦n por su formaci¨®n como pediatra y su procedencia de una familia de publicistas. Por eso, muchos de los objetos est¨¢n relacionados con el tratamiento antipal¨²dico adaptado a los ni?os y a las campa?as de sensibilizaci¨®n dirigidas a la poblaci¨®n. En eBay se hizo con la mayor¨ªa de ellos ¡°a un precio asequible para el salario de un investigador¡±, bromea. As¨ª adquiri¨® por unos 10 euros un p¨®ster de 1980 de India en el que se explican gr¨¢ficamente los s¨ªntomas de la malaria. ¡°Me gusta que no se corta en representar que, por ejemplo, te va a causar v¨®mitos¡±, se?ala al individuo dibujado devolviendo.
¡°Me gustan mucho las cosas de los a?os cincuenta y sesenta en Espa?a¡±. Se para frente a un expositor con folletos, revistas y publicidades tem¨¢ticas de esa ¨¦poca. ¡°El ¨²ltimo caso de malaria aqu¨ª fue en el 62. Y en el 64 se certific¨® el fin. Esta postal se hizo para celebrar que Espa?a estaba en paz sin paludismo. Hab¨ªa pasado de casi 400.000 casos en 1943 a cero en 1963¡å, relata.
¡°Con esta exposici¨®n quiero despertar curiosidad por la malaria, todav¨ªa la gente la ve como algo de pasado¡±. El investigador y los comisarios remarcaron en la inauguraci¨®n de la muestra este marzo que el plan global para acabar con la enfermedad a mediados del siglo XX fue muy efectivo all¨ª donde se aplic¨®, pero tuvo poco de mundial. ¡°Se elimin¨® de los pa¨ªses pr¨®speros. Y se olvidaron de todo un continente: ?frica¡±, se?al¨® Matiana Gonz¨¢lez, curadora de la exposici¨®n y responsable de la iniciativa sobre esta dolencia de ISGlobal. En 2022, seg¨²n la OMS, la regi¨®n africana concentr¨® un 94% de los casos (233 millones) y un 95% de las defunciones por la enfermedad (580.000). ¡°La malaria es el peor ejemplo de injusticia¡±, agreg¨®.
Ninguna de las dos palabras para designar a la enfermedad infecciosa hace referencia al verdadero origen o transmisi¨®n de la misma. Mientras que paludismo proviene de la voz latina palus (pantano), malaria es de origen italiano y alude al ¡°mal aire que generaban las aguas estancadas¡± para designar la afecci¨®n, explica la Real Academia Espa?ola de la Lengua. Fue Ronald Ross quien demostr¨® en 1896 el ciclo de vida de los par¨¢sitos de la malaria en los mosquitos, estableciendo as¨ª la hip¨®tesis que ya hab¨ªan planteado Laveran y Manson de que estos insectos estaban relacionados con la propagaci¨®n. Aquel hallazgo le vali¨® al m¨¦dico el Nobel de Medicina en 1902. Una firma ¡°de su pu?o y letra¡± es otro de los objetos estrella de la colecci¨®n de Bassat. ¡°Tiene un gran valor sentimental. Una cosa es leer su obra, pero tener un papel con su nombre, escrito por ¨¦l...¡±.
Una vez se supo que la malaria no se transmit¨ªa por el aire, como se pens¨® antiguamente, sino que el par¨¢sito entraba al organismo por la picadura de mosquitos hembra de la especie Anopheles infectados, las fumigaciones masivas pr¨¢cticamente acabaron con el vector en el hemisferio norte. Un episodio de la historia de la lucha desigual contra el paludismo que tambi¨¦n forma parte de la colecci¨®n de Bassat, que cuenta con dispensadores de insecticida DDT. ¡°Hoy est¨¢ prohibido por los efectos nocivos para la salud, salvo en zonas con malaria por el beneficio superior a la toxicidad¡±, explica.
Bassat no recuerda cu¨¢l fue el primer objeto que compr¨®, pero se ha convertido en ¡°una obsesi¨®n¡±, r¨ªe y comenta la comprensi¨®n de su familia, que acepta que guarde en casa todo lo que ahora se ha convertido en piezas de museo, como su ¡°libro favorito¡±: una primera edici¨®n del Libro de las fiebres, de 1712. ¡°En su momento, me cost¨® barato. Hoy vale m¨¢s, seguro. Es una maravilla con este p¨®ster desplegable que es el ¨¢rbol de las fiebres. Me parece alucinante, te describe todas y una de ellas es la intermitente, como la malaria, con picos muy altos cada 48 horas, que luego desaparece¡±, detalla.
¡°Esta es una cantimplora de la Guerra de Secesi¨®n de Estados Unidos¡±, indica el pediatra. La palabra quinina est¨¢ grabada, lo que indica que los soldados llevaban brebajes con el f¨¢rmaco para no morir de malaria que, seg¨²n explica el especialista, mataba m¨¢s que las balas en muchas guerras. ¡°Esta me cost¨® un poco m¨¢s, pero era asumible¡±, se resiste a desvelar el precio. La historia que cuenta es la de los conflictos que no se entienden sin las enfermedades que mermaban las tropas. Y viceversa, pues no son pocos los mandatarios que impulsaban la investigaci¨®n de remedios para evitar perder sus efectivos por diversos males. ¡°La artemisinina [f¨¢rmaco para los casos graves de malaria] se encontr¨® por la petici¨®n de Ho Chi Min a Mao de un nuevo tratamiento en plena guerra de Vietnam¡±, detalla Matiana Gonz¨¢lez.
Si la cantimplora no fue tan asequible como el resto de la colecci¨®n, una peque?a chocolatina fue de los objetos que m¨¢s se le resist¨ªan a Bassat. Hab¨ªa le¨ªdo que en Italia se hab¨ªan fabricado peque?as tabletas de dulce cacao con quinina para que los ni?os ingirieran la medicaci¨®n. ¡°Como pediatra, siempre me preguntaba c¨®mo consegu¨ªan que se lo tomaran, es muy amarga¡±, recuerda. ?l, que ha vivido durante muchos a?os en ?frica (en Mozambique espec¨ªficamente), ha tenido que suministrar el tratamiento a sus hijos y sabe lo dif¨ªcil que es que lo traguen. ¡°Se lo mezclaba con yogur y az¨²car¡±, desvela su estrategia. Y cuando supo de la existencia de estos snacks italianos, no dej¨® de buscarlos hasta que, por fin, encontr¨® un ejemplar.
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