¡°Si hu¨ªan del matrimonio forzado, las consideraban un objeto da?ado por no ser v¨ªrgenes¡±
La cineasta Myriam Birara destapa en su primera pel¨ªcula el silencio que rodea los matrimonios forzados en Ruanda y habla de los obst¨¢culos adicionales que tienen que sortear las cineastas africanas
Eva es una joven ruandesa alegre, que trabaja duro en el instituto para llegar a ser pediatra. Poco antes de recibir la carta de aceptaci¨®n de la universidad, su vida se rompe para siempre cuando la rapta un extra?o, que a partir de entonces ser¨¢ su marido. El suyo es uno de los matrimonios forzados que condenaron a mujeres a vivir durante d¨¦cadas con sus raptores y a ser violadas ante el silencio a menudo c¨®mplice de sus familias.
Ese silencio es el que retrata con escalofriante fuerza Myriam Birara (Masisi, Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo, 1992), la cineasta que ha destapado con su pel¨ªcula La Novia un tema del que casi no se habla, tampoco en su pa¨ªs. Aquellas mujeres raptadas para casarse en los noventa tienen hoy hijos que ignoran que su padre forz¨® a su madre a vivir con ¨¦l bajo el mismo techo.
Birara, cuya pel¨ªcula debut recibi¨® una menci¨®n especial en la Berlinale el a?o pasado, es, como otras cineastas africanas, autodidacta y detalla en una entrevista durante el Festival de cine Africano de Tarifa (FCAT), celebrado este mes, los obst¨¢culos a?adidos a los que se enfrentan las creadoras en su pa¨ªs y la necesidad que tienen las directoras, especialmente las africanas, de desaprender y dejar de cumplir con lo que se espera de ellas. ¡°Siempre estamos hablando de descolonizarnos, pero esta es otra forma de colonizaci¨®n. Te dicen qu¨¦ es lo que la gente espera de un cineasta africano, de qu¨¦ quieren que hables si quieres que te hagan caso¡±, afirma.
Pregunta. Las ruandesas que usted retrata fueron forzadas a casarse. Nadie las reten¨ªa, pero no trataban de huir de ese hogar en el que las violaban. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Se quedaban porque ya no eran v¨ªrgenes y eso era considerado una carga en la sociedad. Nadie les imped¨ªa huir, pero sab¨ªan que si hu¨ªan del matrimonio forzado y volv¨ªan a la sociedad, las consideraban algo as¨ª como un objeto da?ado por no ser v¨ªrgenes. En la pel¨ªcula hablo de finales de los noventa, pero algunas de estas mujeres siguen ahora viviendo en aquellos matrimonios.
P. Hay familias en las que sigue sin hablarse de c¨®mo se gestaron esas parejas.
R. Fueron matrimonios forzados en los noventa, pero esas personas han permanecido casadas muchos a?os. Incluso los ni?os que nacieron de esos matrimonios no saben c¨®mo se conocieron sus padres. Nadie habla de ello.
P. El silencio est¨¢ muy presente en su pel¨ªcula. Como si en aquel momento fuera la ¨²nica defensa posible de la mujer violada frente al violador.
R. En mi cultura hay mucho silencio. Muchas cosas se quedan sin decir. Cuando preguntas por ejemplo a tus padres y ellos simplemente se callan, sabes que no debes indagar m¨¢s. Incluso hoy, si visitas Ruanda, te sorprender¨¢ lo reservada que es la gente.
Para las mujeres a veces es un shock, porque durante mucho tiempo no han tenido lo que tienen hoy y es como si no supieran usar su propia voz.
P. En el caso de las mujeres, el silencio encierra mucho dolor.
R. El silencio se produce por la opresi¨®n a la que se enfrentan y creo que es algo mundial. A veces las mujeres callan porque no saben lo que les puede pasar si hablan y por eso no se ha hablado de estos matrimonios forzados. Los ¨²nicos testigos de estas parejas eran las propias mujeres.
P. El genocidio ruand¨¦s aparece en segundo plano. ?C¨®mo de presente est¨¢ hoy entre la gente de su generaci¨®n?
R. Tengo 31 a?os y creo que el genocidio siempre estar¨¢ ah¨ª. Han pasado 30 a?os, que es nada, comparado con lo que pas¨®. Cuantos m¨¢s a?os pasan, m¨¢s entiendes lo duro y devastador que fue. Es dif¨ªcil que pase un d¨ªa sin pensar en lo que sucedi¨® en Ruanda, porque si pasas por un lugar, sabes que hab¨ªa all¨ª una zanja. Hay mucha tristeza, pero tambi¨¦n es interesante la forma de encontrar una manera de vivir lo cotidiano y seguir adelante. De ser capaz de apreciar la vida y luchar.
P. Usted es autodidacta. Aprendi¨® a hacer cine viendo pel¨ªculas.
R. Empec¨¦ a hacer pel¨ªculas en 2011 y no hab¨ªa ninguna escuela de cine en mi pa¨ªs en aquella ¨¦poca. Fue cuando hice mis primeros cortos. Asist¨ª a un taller de cine siete d¨ªas y me dieron un mont¨®n de reglas de c¨®mo hacer una pel¨ªcula, pero a medida que crec¨ª, me di cuenta de que ten¨ªa que encontrar mi manera, mi lenguaje. As¨ª que le¨ª diferentes libros y vi pel¨ªculas de todo el mundo en internet.
P. ?Para las mujeres es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil?
R. La igualdad de g¨¦nero es un camino que todav¨ªa tenemos que recorrer como pa¨ªs. El Gobierno hace esfuerzos por la igualdad, pero para las mujeres a veces es un shock, porque durante mucho tiempo no han tenido lo que tienen hoy y es como si no supieran usar su propia voz. Como en otros ¨¢mbitos, en el cine, las mujeres siguen sin estar al mismo nivel. Muchas veces no saben si quieren dirigir o si quieren estar m¨¢s en la parte t¨¦cnica porque crecieron pensando que solo pod¨ªan ser tal vez la esposa de alguien. O tener una carrera para ir a trabajar y volver a cuidar de la familia. Sigue siendo un proceso y no hay muchas mujeres en el cine. Tampoco es f¨¢cil acceder a los conocimientos t¨¦cnicos debido a la protecci¨®n familiar. Las familias piensan que el cine no es un buen lugar para las chicas j¨®venes, que estar¨¢n fuera de casa por la noche¡
Las familias piensan que el cine no es un buen lugar para las chicas j¨®venes, que estar¨¢n fuera de casa por la noche¡
P. El cine africano est¨¢ de moda y hay muchas m¨¢s pel¨ªculas en festivales internacionales. A la vez, algunos cineastas del continente advierten del peligro de crear respondiendo a la imagen estereotipada que saben que vende.
R. Es muy triste y desesperante que te digan lo que tienes que hacer. Siempre estamos hablando de descolonizarnos, pero esta es otra forma de colonizaci¨®n. Te dicen qu¨¦ es lo que la gente espera de un cineasta africano, de qu¨¦ quieren que hables si quieres que te hagan caso. Si eres una mujer, por ejemplo, pareciera que est¨¢s obligada a tratar el tema de la opresi¨®n de las mujeres en ?frica y eso es muy limitante. En ?frica subsahariana no puedes permitirte el lujo de hacer el arte que te apetezca hacer, hay una especie de agenda en la que hay que encajar. No s¨¦ c¨®mo podemos cambiar eso, porque no tenemos la infraestructura para hacerlo solos, sin el apoyo de los pa¨ªses occidentales.
P. En algunos pa¨ªses africanos son los j¨®venes quienes son m¨¢s conscientes de su pasado y han impulsado un movimiento de descolonizaci¨®n del arte, de las ciencias y hasta de la econom¨ªa. Exigen una relaci¨®n m¨¢s igual con las antiguas potencias coloniales que la generaci¨®n de sus padres. ?Cree que es positivo?
R. Esto ten¨ªa que pasar en alg¨²n momento. Los j¨®venes est¨¢n d¨¢ndole la vuelta a la ecuaci¨®n. Dicen, ¡®espera esto estuvo mal, ?por qu¨¦ le hicisteis eso a la gente?¡¯¡ Es algo bueno que mi generaci¨®n est¨¢ haciendo. Muchos artistas lo est¨¢n haciendo, a veces de forma sutil, simplemente reinventando la belleza o incluso siendo capaces de apreciar lo que les ense?aron, pero que les dijeron que era feo porque pertenec¨ªa a su cultura.
P. Como un proceso para desaprender.
R. Es una buena palabra. S¨ª, desaprender lo que te han ense?ado durante muchos a?os. Creo que es un largo viaje. Este es un buen comienzo, pero hace falta m¨¢s.
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