Las ¨²ltimas rosas de Gaza desaparecen con los bombardeos y tras a?os de bloqueo
Las exportaciones de flores de la Franja, que experimentaron un auge en los a?os 90, han ido reduci¨¦ndose con la violencia c¨ªclica y las severas restricciones israel¨ªes de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. La guerra que estall¨® en octubre ha terminado por liquidar el sector
Cuando comenzaron los bombardeos israel¨ªes sobre Gaza en octubre, Mohamed Helazy pod¨® sus rosas con la esperanza de que la guerra durara algunas semanas y pudiera volver a ocuparse de ellas. Este agricultor palestino, que cultiva y vende flores en Rafah, en el sur de la Franja, desde hace 15 a?os, se neg¨® a abandonar sus tierras y tambi¨¦n a sustituir las rosas por verduras, como hicieron otros campesinos que vieron que los alimentos comenzaban a escasear r¨¢pidamente y el hambre se extend¨ªa entre la poblaci¨®n.
¡°Sal¨ª de Rafah el 26 de mayo. Hasta entonces me qued¨¦ en mis tierras a pesar de las repetidas advertencias de los militares israel¨ªes para que nos march¨¢ramos. Dec¨ªamos que nos quedar¨ªamos otro d¨ªa y luego nos qued¨¢bamos otro m¨¢s. Pero ese d¨ªa llevaron a cabo una feroz incursi¨®n en la ciudad y no nos dejaron otra opci¨®n¡±, declar¨® Hejazy, de 39 a?os, en una entrevista por tel¨¦fono con este diario.
El 26 de mayo, un bombardeo israel¨ª mat¨® al menos a 45 personas en Rafah, entre las que, seg¨²n el Ej¨¦rcito, se encontraban dos dirigentes de Ham¨¢s. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas fueron civiles, sobre todo mujeres y ni?os, y el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, calific¨® el ataque de ¡°tr¨¢gico error¡±. Hejazy huy¨® y ahora vive en una tienda de campa?a en la zona de Al Mawasi, algo m¨¢s al norte, y alejado de sus tierras. ¡°Sin regarlas ni cuidarlas, las rosas se habr¨¢n secado con este calor¡±, lamenta. ¡°Si salimos vivos de esta, intentar¨¦ volver al comercio de las flores, aunque me temo que esta guerra significar¨¢ el fin de las rosas de Gaza¡±.
La guerra entre Israel y Gaza ha sido el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d de ese pr¨®spero negocio que poco a poco se fue apagando y cuyos ¨²ltimos vestigios eran, hasta la operaci¨®n militar terrestre israel¨ª de Rafah en mayo, unos cuantos invernaderos de la ciudad.
Seg¨²n la organizaci¨®n de derechos humanos palestina Al Mezan, el cultivo de flores en Gaza comenz¨® en 1994 y 1995, cuando se plantaron unos 50.000 metros cuadrados de flores bajo los auspicios de la Oficina de Representaci¨®n de los Pa¨ªses Bajos, y el negocio fue creciendo con los a?os. Antes del estallido de la segunda intifada (2000-2005) y seg¨²n informaciones publicadas por la prensa, desde Gaza sal¨ªan anualmente unos 50 millones de flores. Con el aumento de la violencia en aquellos a?os, la superficie cultivada comenz¨® a disminuir porque las restricciones para las exportaciones desde Gaza aumentaron y los campesinos comenzaron a registrar p¨¦rdidas. Paralelamente, hubo tierras destrozadas por las incursiones militares israel¨ªes y por los bombardeos, sobre todo en el norte, y la producci¨®n se concentr¨® en el sur, en Rafah.
En 2007, tras la llegada al poder del movimiento islamista Ham¨¢s, Israel impuso un bloqueo a¨¦reo, mar¨ªtimo y terrestre sobre la Franja, y las exportaciones de flores cayeron en picado. La escasa producci¨®n que se manten¨ªa pese a los obst¨¢culos se topaba con las inspecciones interminables y los dilatados procesos de exportaci¨®n, que hac¨ªan que las flores se estropearan y los agricultores, poco a poco, fueron dedic¨¢ndose a otros cultivos, menos costosos y que se pod¨ªan vender localmente.
Flores que dan consuelo
En el exterior del parque tem¨¢tico Asdaa, en la ciudad gazat¨ª de Jan Yunis, convertido ahora en un campo de desplazados que acoge a miles de personas, Jabr Atallah, de 30 a?os, husmea entre los escasos vendedores ambulantes que ofrecen alguna verdura y fruta a precios prohibitivos. ¡°En este lugar, hasta hace no mucho tiempo llamaba a los transe¨²ntes para que compraran mis flores¡±, cuenta Atallah a este diario, subrayando que logr¨® mantener esta forma de subsistir hasta hace pocas semanas, a pesar de las bombas. ¡°En este lugar en concreto, hab¨ªa florister¨ªas incre¨ªbles que compet¨ªan en dise?os florales y en precios. Todo eso ha desaparecido¡±, prosigue este vendedor.
M¨¢s de 38.000 personas han muerto violentamente por los ataques del ej¨¦rcito israel¨ª desde octubre en Gaza y cerca de 90.000 est¨¢n heridas, seg¨²n cifras del ministerio de Salud de la Franja, controlado por Ham¨¢s, que cita la ONU. Este territorio palestino, de 365 km2 de superficie, est¨¢ en ruinas, y al menos un 60% de las viviendas est¨¢n destrozadas, seg¨²n cifras del Banco Mundial, de hace algunos meses. Un 90% de la poblaci¨®n de Gaza, que rondaba los 2,2 millones de habitantes, ha tenido que desplazarse, la mayor¨ªa varias veces.
Atallah abandon¨® la ciudad de Gaza junto a sus padres y hermanos dos semanas despu¨¦s del comienzo de la guerra y fue a Rafah, en el extremo sur, siguiendo las directrices del ej¨¦rcito israel¨ª. En esta localidad se han hacinado centenares de miles de personas hasta la operaci¨®n terrestre en mayo. ¡°He vivido en la tristeza y la agon¨ªa¡±, explica Atallah. ¡°Las flores me daban consuelo. Me negu¨¦ a ceder ante la guerra y vend¨ªa mis rosas por un valor simb¨®lico solo para hacer feliz a la gente¡±, afirma.
Cada flor costaba tres sh¨¦queles, unos 0,76 c¨¦ntimos de euro, y ¨¦l las compraba a dos sh¨¦queles en una granja cercana a Rafah. Las vend¨ªa en un mercado cercano a la mezquita Al-Awdah de la ciudad. El escaso beneficio le permiti¨® mantener a su familia de cinco miembros durante semanas, pero cuando tuvieron que salir de Rafah, los ingresos desaparecieron.
Atallah, el mayor de tres hermanos, se siente ahora desamparado. ¡°Mi padre es contable y trabajaba en una empresa local que cerr¨® cuando empez¨® la guerra, y mis dos hermanos peque?os trabajaban tambi¨¦n en el comercio de flores antes del conflicto¡±, explica. ¡°Ahora dependemos totalmente de la caridad, porque es imposible encontrar trabajo¡±.
Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.