Fania Davis: ¡°Mi madre nos dijo que el mundo cambiar¨ªa gracias a nosotros. Fueron sus instrucciones y sigo cumpli¨¦ndolas¡±
Abogada y activista, esta ex pantera negra aboga por un concepto de justicia no basado en el castigo sino en la b¨²squeda de una soluci¨®n colectiva
Fania Davis ha militado en casi todos los movimientos antirracistas. Nacida en Birmingham (Estados Unidos) en la d¨¦cada de los cincuenta, en un momento en que los atentados con dinamita contra la comunidad negra dieron a la ciudad el sobrenombre de Bombmingham, esta ex pantera negra (una organizaci¨®n pol¨ªtica revolucionaria fundada en 1966 para defender los derechos de la poblaci¨®n afroamericana), abogada y activista ha consagrado su vida a convertirse en una ¡°guerrera de la justicia¡± por los derechos civiles. Hermana de la tambi¨¦n activista Angela Davis, que en los setenta figur¨® entre las 10 personas m¨¢s buscadas por el FBI por su trabajo en defensa de la comunidad afroamericana, es ahora adalid de la ¡°justicia restaurativa¡±. Es, desde su punto de vista, un enfoque que ¡°trata de unir a todas las partes involucradas en un conflicto para crear de forma conjunta una soluci¨®n colectiva¡±, seg¨²n explica poco antes de participar este verano en Madrid en un acto de la Casa Encendida, coordinado por la Asociaci¨®n de Mujeres de Guatemala, dentro del ciclo Mujeres contra la impunidad.
P. Naci¨® en Birmingham, Alabama, una de las ciudades con mayor segregaci¨®n racial de Estados Unidos. ?Cu¨¢l es su primer recuerdo?
R. Una de las primeras memorias que tengo era ver a mi padre bajar corriendo por las escaleras con su pistola en mano porque sent¨ªa que hab¨ªa o¨ªdo a los terroristas raciales esconderse entre los arbustos frente a nuestra casa. ?l y otros padres hab¨ªan creado una patrulla para proteger a sus familias de esos terroristas raciales. Birmingham era una de las ciudades m¨¢s violentas del sur del pa¨ªs.
P. Hab¨ªa muchos atentados¡
R. S¨ª, atentados con bombas contra nuestra comunidad. Por eso en Estados Unidos llamaban a mi ciudad con el juego de palabras ¡°Bombmingham¡±. Y yo viv¨ªa en un barrio que se llamaba Dynamite Hill (la Colina de la Dinamita). Pero el atentado que m¨¢s me marc¨® fue el del 15 de septiembre de 1963 contra una iglesia, en el que dos de mis mejores amigas fueron asesinadas.
P. ?De ah¨ª surgi¨® su activismo?
R. El apartheid racial no fue lo ¨²nico que nos marc¨® a mis hermanos y a m¨ª. Tambi¨¦n fueron las personas que se resistieron a ¨¦l. Ante todo, fue nuestra madre, Sallye Bell Davis. Fue una de las primeras influencias radicalizadoras en mi vida.
P. H¨¢bleme m¨¢s de ella, madre de dos renombradas activistas.
R. Nuestra madre huy¨® de su hogar rural a Birmingham con solo 14 a?os para seguir su sue?o de matricularse en el entonces ¨²nico instituto negro del Estado de Alabama. Fue tambi¨¦n una activista por la justicia social y una visionaria que insisti¨® en que otro mundo era posible, incluso frente al apartheid racial y el terror que dominaban nuestra vida cotidiana. Al crecer, fuimos testigos a diario de su resistencia digna y firme. Con su inquebrantable ejemplo, nos inspir¨®. Nos dijo que el mundo cambiar¨ªa gracias a nosotros. Esas fueron las instrucciones que me dio mi madre en aquel momento y sigo cumpli¨¦ndolas.
P. Y las ha cumplido hasta el punto de ser activista en casi todo.
R. Absolutamente en todos los movimientos que estaban en aquel momento en Am¨¦rica: el movimiento por los derechos civiles, por el poder de los negros, de las Panteras Negras, los movimientos antiapartheid, de justicia econ¨®mica¡ Yo era realmente una verdadera guerrera por la justicia. Creo que puedo decir que sigo si¨¦ndolo. Pero cuando mi marido y yo empezamos a trabajar con las Panteras Negras empezamos a ser acosados por la polic¨ªa.
Yo era realmente una verdadera guerrera por la justicia. Creo que puedo decir que sigo si¨¦ndolo
P. ?Qu¨¦ les ocurri¨®?
R. En una ocasi¨®n invadieron nuestro hogar y casi asesinan a mi marido. La polic¨ªa le dispar¨® y la bala le alcanz¨® y sali¨® a la altura de su columna. No sufri¨® da?os f¨ªsicos permanentes. Pero despu¨¦s de aquello se nos acus¨® de intento de asesinato de la polic¨ªa. Tuvimos la suerte de encontrarnos con un juez muy valiente que decidi¨® retirar los cargos porque entend¨ªa que la polic¨ªa estaba en nuestro hogar motivada pol¨ªticamente.
P. Y su hermana tambi¨¦n fue perseguida por su activismo.
R. S¨ª, el FBI la incluy¨® en la lista de los m¨¢s buscados por asesinato, secuestro y conspiraci¨®n. La detuvieron y comenz¨® un juicio contra ella en la que una de las posibilidades era que acabara en la c¨¢mara de gas. Toda mi familia se uni¨® para defenderla y tuvimos la suerte de que otros movimientos progresistas, como el Partido Comunista, se sumasen y creasen un movimiento tan fuerte que el tribunal dio un veredicto no condenatorio y se pudo salvar su vida. Los abogados que defendieron a mi hermana me inspiraron much¨ªsimo y decid¨ª convertirme yo misma en abogada. Durante 25 a?os fue la profesi¨®n que ejerc¨ª.
P. ?Y por qu¨¦ lo dej¨®?
R. Porque despu¨¦s de tantos a?os de rabia y de lucha contra el racismo y la opresi¨®n me puse literalmente enferma. Estaba quemada por las energ¨ªas hiperracionales, hipermasculinas e hiperagresivas que tuve que cultivar para ser una abogada y activista de ¨¦xito.
P. ?Dej¨® de ser una guerrera por la justicia?
R. No. Pero supe que para sanar ten¨ªa que introducir energ¨ªas curativas y espirituales en mi vida¡ M¨¢s amor.
P. ?Y c¨®mo lo logr¨®?
R. Acontecimientos inusuales me llevaron a un programa de doctorado que me permiti¨® estudiar con curanderos tradicionales en ?frica. Pero el que m¨¢s me atrajo fue el difunto gran Vusamazulu Credo Mutwa, un anciano estadista africano zul¨². Pas¨¦ los a?os siguientes viajando a ?frica y aprendiendo de ¨¦l. ?l amaba la sabidur¨ªa curativa africana y me inculc¨® ese mismo amor. Por eso hoy me siento tan atra¨ªda por la justicia restaurativa, que es en gran medida una forma de pensar y hacer justicia que es precolonial, anterior a la esclavitud, al genocidio y al robo de tierras. As¨ª que sent¨ª que pod¨ªa ser al mismo tiempo sanadora y guerrera.
P. ?Qu¨¦ es exactamente la justicia restaurativa?
R. Hay muchas definiciones, pero la que a m¨ª m¨¢s me gusta es la de una justicia que trata de unir a todas las partes involucradas en un conflicto para crear de forma conjunta una soluci¨®n colectiva.
Creo en la justicia de la que hablaba Martin Luther King, una justicia de amor, una justicia que alivia los problemas
P. ?El sistema judicial occidental no lo hace?
R. No. Como abogada de derechos civiles me di cuenta de que incluso cuando consegu¨ªa que mis clientes percibiesen indemnizaciones millonarias, segu¨ªan estando destrozados. Tenemos un sistema de justicia basado en la c¨¢rcel, un sistema en el que se da?a a los que han da?ado porque lo que hicieron est¨¢ mal. Y esta no es la justicia que yo quiero, aquella de la que hablaba Martin Luther King, una justicia de amor, una justicia que alivia los problemas.
P. ?Y eso es posible?
R. La justicia restaurativa no es la panacea, no siempre funciona. Si la persona que da?a niega haber da?ado, minimiza el da?o causado o no se responsabiliza de forma aut¨¦ntica y real y no pide una disculpa sincera desde el coraz¨®n por lo que hizo, no puede haber justicia restaurativa.
P. ?Conoce casos de ¨¦xito?
R. Por supuesto. Cre¨¦ la asociaci¨®n para la justicia restaurativa en Oakland, en California, donde hemos trabajado con j¨®venes pertenecientes a bandas, que estaban en el sistema penitenciario juvenil. Nuestro trabajo cambi¨® incluso pol¨ªticas p¨²blicas, porque se dieron cuenta de que con la justicia restaurativa no solo se pod¨ªa reducir la violencia, sino que tambi¨¦n se pod¨ªan aumentar los resultados acad¨¦micos de los estudiantes. Ayudaba a los j¨®venes a gestionar la situaci¨®n, no con violencia, sino con aprendizaje emocional.
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