¡°Viv¨ªamos escondidos, pero ahora nos est¨¢n pidiendo dejar de existir¡±: la ley hom¨®foba de Burkina Faso amenaza a las personas LGTBIQ+
Los miembros del colectivo, que ya llevaban una doble vida para evitar la discriminaci¨®n familiar, temen ahora un aumento de la violencia contra ellos en el pa¨ªs. Durante 2023, los derechos de las personas LGTBIQ+ retrocedieron en seis Estados africanos
¡°Mi madre est¨¢ muy contenta porque dice que por fin he cambiado¡±, explica Aziz, nombre ficticio tras el que se esconde un bailar¨ªn profesional de 28 a?os, que vive una doble vida para esconder su homosexualidad. Para acallar las sospechas en su barrio en Uagadug¨² (capital de Burkina Faso), busc¨® una mujer como pareja, con la que tiene una hija de un a?o y con la que convive, en una aparente familia heterosexual. ¡°A veces pienso que hubiera sido m¨¢s f¨¢cil tener un hijo con una lesbiana, as¨ª podr¨ªamos protegernos y a la vez que cada uno siguiera con su vida, pero estando juntos en casa¡±, afirma.
Aziz pasa sus d¨ªas en casa y solo sale para trabajar, hacer compras o ir a alg¨²n evento organizado por el colectivo LGTIBQ+ de la ciudad, aunque sea cada vez menos habitual, despu¨¦s de que la junta militar del presidente, Ibrahim Traor¨¦, aprobara en julio un proyecto de enmienda del C¨®digo de la Familia y las Personas (CFP) que penaliza a las personas LGTBIQ+ por el mero hecho de serlo. La ley a¨²n ha de ser aprobada en el Parlamento y ser promulgada por Traor¨¦.
¡°A partir de ahora, la homosexualidad y las pr¨¢cticas relacionadas estar¨¢n prohibidas y ser¨¢n sancionadas por la ley¡±, dijo el ministro de Justicia de este pa¨ªs de ?frica Occidental, Edasso Rodrigue Bayala. Estas declaraciones sembraron la alarma en los grupos de WhatsApp del colectivo. ¡°Tened mucho cuidado y no os mostr¨¦is por la calle¡±, se advert¨ªan sus miembros.
Nadie que no sea de mi entorno ¡®friendly¡¯ puede saber que soy homosexual, porque ya han intentado extorsionarmeAziz, bailar¨ªn burkin¨¦s
Durante 2023, los derechos de las personas LGTBIQ+ retrocedieron en seis Estados africanos: Kenia, Ghana, Namibia, N¨ªger, Tanzania y Uganda. Este ¨²ltimo aprob¨® la Ley Contra la Homosexualidad, que contempla la pena de muerte por ¡°homosexualidad agravada¡±. Burkina Faso se suma as¨ª a una tendencia continental para discriminar la homosexualidad, un cambio propuesto por la Asamblea Legislativa de la Transici¨®n en septiembre de 2023 que recoge las opiniones de los representantes de la sociedad civil de las 13 regiones del pa¨ªs.
Sud¨¢frica es el ¨²nico pa¨ªs del continente que reconoce el matrimonio, la adopci¨®n y la uni¨®n civil entre personas LGTBIQ+. En los ¨²ltimos a?os, Botsuana, Gab¨®n y Angola tambi¨¦n han modificado el C¨®digo Penal para despenalizar la homosexualidad. Pero la realidad mayoritaria es otra: de los 55 pa¨ªses que tiene el continente, 33 no protegen a las personas LGTBIQ+, las criminalizan o condenan a pena de muerte, como es el caso de Mauritania, Somalia, Uganda y 12 regiones del norte de Nigeria.
La aprobaci¨®n del decreto burkin¨¦s supondr¨ªa pasar de la homofobia y la discriminaci¨®n que ya sufr¨ªan dentro de la comunidad, que les imped¨ªa vivir de forma libre y mostrarse como son, a una homofobia regulada por ley. Temen que esto provoque que cualquiera se sienta legitimado a agredirlos, al saberse impunes.
¡°?Has visto este v¨ªdeo? Es que yo ya se lo dec¨ªa, que no pod¨ªa salir vestido de mujer en la calle¡±, dice Aziz mientras hace scroll en su vast¨ªsima lista de chats de WhatsApp, una de las aplicaciones estrella entre el colectivo para coordinar eventos ¡ªlas ubicaciones solo se comparten una hora antes, por miedo a que alguien pueda venir a reventar el acto¡ª. En la grabaci¨®n, un grupo de hombres pega a una mujer trans hasta hacerla sangrar en una calle de Uagadug¨². ¡°Si quiere mostrarse por la calle, ya sabe lo que le puede pasar¡±, afirma el bailar¨ªn, que vive con el miedo en la piel no solo por la ley, sino tambi¨¦n por los chantajes. ¡°Nadie que no sea de mi entorno friendly puede saber que soy homosexual, porque ya han intentado extorsionarme¡±, asegura. Una vez se dio cuenta de que un chico intent¨® ligar con ¨¦l para sacarle informaci¨®n. Finalmente, tuvo que pagar el silencio con su m¨®vil.
¡°Le ped¨ª muchas veces a Dios que me sacara el demonio que ten¨ªa dentro, pero al final he entendido que Dios me ha hecho especial¡±, dice, estirando su camiseta por el pecho como si quisiera arranc¨¢rsela con la mano cuando lo recuerda. ¡°Me dorm¨ªa por las noches y en mi cabeza solo hab¨ªa un signo de interrogaci¨®n¡±, cuenta, hasta que se dio cuenta de que no estaba solo, de que hab¨ªa otros como ¨¦l. Las redes sociales son un punto de encuentro, incluso cuando el Consejo Superior de la Comunicaci¨®n de Burkina Faso adopt¨® en agosto de 2023 sanciones contra las ¡°cadenas de televisi¨®n que hacen promoci¨®n de la homosexualidad¡±. Hay asociaciones que trabajan para dar apoyo, consejo y seguridad al colectivo LGTBIQ+ en Burkina Faso, pero prefieren mantenerse en el anonimato.
Pa¨ªs de acogida
Para otros, procedentes de lugares donde era m¨¢s peligroso ser homosexual, Burkina Faso hab¨ªa sido hasta ahora tierra de acogida. ¡°A m¨ª nadie me ha molestado porque soy camerunesa¡±, dice una mujer lesbiana de 34 a?os, conocida en el mundo LGBTIQ+ de Uagadug¨² como Calin Malin (¡°abrazo travieso¡±, en franc¨¦s). ¡°Este pa¨ªs hab¨ªa sido un refugio porque en general la gente no se mete con la vida de las personas, pero ahora tengo miedo, no solo de la ley, sino tambi¨¦n de los v¨ªdeos que incitan a la violencia contra gente como yo¡±, sentencia.
¡°Viv¨ªamos escondidos, pero ahora nos est¨¢n pidiendo dejar de existir¡±, afirma esta camerunesa, que explica que las denuncias que han presentado a la polic¨ªa miembros de la comunidad LGBTIQ+ no han trascendido, y la respuesta se ha limitado a ¡°no es nuestra prioridad¡±.
Calin Malin huy¨® de casa cuando era menor de edad. ¡°No quer¨ªa ponerme vestidos, lo odiaba, entend¨ª muy r¨¢pido que yo era diferente, pero mi familia no¡±, recuerda. La llevaron al pueblo para que la ¡°desembrujaran¡±, e incluso la encerraron en una habitaci¨®n con uno de sus t¨ªos. Hasta le pusieron un ch¨®fer que controlaba todos sus movimientos. ¡°Yo solo pod¨ªa pensar en mujeres¡±, dice, y se r¨ªe recordando esos momentos de adolescencia en los que conoci¨®, gracias a internet, y un ciberlocutorio, a una mujer de Yaound¨¦, capital de Camer¨²n.
Ahora tengo miedo, no solo de la ley, sino tambi¨¦n de los v¨ªdeos que incitan a la violencia contra gente como yoCalin Malin, lesbiana camerunesa residente en Uagadug¨²
¡°Le dije a mi maestro que ten¨ªa la menstruaci¨®n, que si pod¨ªa ir al ba?o, y me escap¨¦ a Yaound¨¦¡±, cuenta. Se encontr¨® con una mujer casada que, al darse cuenta de que era menor, la subi¨® a un autob¨²s para mandarla de nuevo a su casa. Pero Calin Malin no volvi¨®. ¡°Me convert¨ª en una ni?a en situaci¨®n de calle, dorm¨ªa en las grader¨ªas de un estadio y era la ¨²nica mujer, pero fue la primera vez que me sent¨ª libre¡±, explica. Hasta que una asociaci¨®n supo de su existencia y la ayud¨® a salir de la calle y a estudiar hosteler¨ªa con el fin de volver a vivir con la familia.
¡°Volver a casa fue peor¡±, asegura. All¨ª empez¨® un periplo por diferentes pa¨ªses africanos hasta acabar en Burkina Faso, donde reside desde hace ocho a?os. Pero sabe que tendr¨¢ que huir otra vez. ¡°Antes Costa de Marfil era el Dorado para los homosexuales, pero hay un movimiento organizado anti-woubi (¡¯hombre que quiere a hombre¡¯, en jerga marfile?a)¡±, afirma. Hasta ahora, la ley en Burkina Faso hab¨ªa sido neutra, lo que hab¨ªa permitido a muchas personas como Calin Malin encontrar un refugio.
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