L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s, otro huerto urbano en peligro en Barcelona
Catalu?a corre el riesgo de ver desaparecer este espacio verde el pr¨®ximo octubre por un contrasentido administrativo
En Barcelona hay un nuevo caso de huerto urbano que peligra debido a contradicciones administrativas. Se trata de L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s y no es un caso aislado; en los ¨²ltimos meses ha habido situaciones similares: en L¡¯hortSec en el barrio de Poble Sec y tambi¨¦n en el barrio de Gr¨¤cia con el movimiento #Salveml¡¯Alzina, que pretende salvar la encina centenaria mientras se gestiona la reconversi¨®n del espacio en jard¨ªn para el vecindario.
Hay que recuperar la memoria, porque la historia demuestra que los huertos urbanos siempre han existido desde la ampliaci¨®n urbana en los inicios de la Revoluci¨®n Industrial. Ciudadanos, llegados de zonas rurales, han buscado la conexi¨®n con la agricultura primigenia a pesar del cemento. L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s fue el resultado de esa necesidad, que Albert Vidal y Vanessa Prades definen en su investigaci¨®n Elogi de l¡¯Hort Urb¨¤ (2013) como ¡°huerto identitario¡± (el de la identidad rural) o ¡°huerto migratorio¡± (para no olvidar las ra¨ªces cuando se est¨¢ lejos del lugar de nacimiento).
L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s lleva el nombre de quien comenz¨® a cultivarlo en 1989 en la falda de la monta?a de Collserola, en el barrio de Montbau en la ciudad condal: Tom¨¢s Cedillo. Lleg¨® de Santiago de Alc¨¢ntara, en Extremadura, para trabajar en la F¨¢brica Olivetti de Barcelona, pero segu¨ªa necesitando el contacto con la tierra y cre¨® el huerto con el permiso de los propietarios del terreno. Tom¨¢s ya no est¨¢ entre nosotros, el espacio ha pasado a manos p¨²blicas y ahora es su nieto David Mesa Cedillo, arquitecto de profesi¨®n, quien lo mantiene junto a su compa?era, tambi¨¦n arquitecta, M¨®nica Sambade.
Hace unas semanas, algunas ovejas del reba?o que cuidan la monta?a de Collserola limpiando el sotobosque para evitar incendios cayeron por un terrapl¨¦n cercano. A los animales no les pas¨® nada, pero el accidente alert¨® a los t¨¦cnicos municipales y al parque natural. Al llegar a la zona, descubrieron un lugar de maleza en el que los cultivos crec¨ªan entre las hierbas silvestres e identificaron el espacio como ¡°huerto abandonado¡±. Nada m¨¢s alejado de esto, porque sigue bien vivo gracias a la aplicaci¨®n de la permacultura, un sistema de agricultura y ganader¨ªa sostenible y ecol¨®gica que David y M¨®nica utilizan para conseguir el m¨¢ximo provecho vegetal con la m¨ªnima acci¨®n humana sobre la tierra.
La Administraci¨®n ha puesto fecha a su desmantelamiento: el 12 de octubre a las 10 de la ma?ana. Similar a un desahucio, en este caso el de un rinc¨®n de biodiversidad.
Lo aprendieron en los cursillos sobre cultivo urbano que realizaron en el centro vecinal del Laberint d¡¯Horta, financiados por el propio Ayuntamiento. Y vaya contradicci¨®n. Los t¨¦cnicos de la propia Administraci¨®n han decidido mandar las m¨¢quinas al lugar para destruir el entorno cuidado y las estructuras artesanas, creadas para la recogida del agua de lluvia con la que riegan. El pastor del reba?o urbano y muchas asociaciones vecinales del barrio apoyan la iniciativa de David y M¨®nica. Pero lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es la postura de la Administraci¨®n p¨²blica, que deber¨ªa ser m¨¢s cuidadosa y sensible con las decisiones que se toman de forma r¨¢pida y sin contemplaciones.
L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s tiene una historia larga y preciosa. No solo ayud¨® a Tom¨¢s en sus momentos de necesidad biof¨ªlica e identitaria. Ahora es una escuela de aprendizaje en tiempos de emergencia clim¨¢tica para David y M¨®nica, aquello que no les han ense?ado ni en la escuela ni en la universidad. Depender del agua de lluvia les hace m¨¢s responsables ante la gran sequ¨ªa que vivimos, no cultivan en verano y, conscientes de la falta de riego, dejan descansar la tierra.
Al fotografiar las plantas por la noche han descubierto que muchas son casa para los insectos que viven en el huerto y ayudan a su biodiversidad. Gracias a unos diarios que el abuelo escrib¨ªa cada d¨ªa y en los que detallaba hasta el influjo de la luna en sus cultivos, la pareja aplica buena parte de las t¨¦cnicas que usaba Tom¨¢s.
?De verdad que un huerto y una experiencia as¨ª deben desaparecer? ?No se pueden buscar f¨®rmulas colaborativas para que los vecinos puedan seguir disfrutando de un espacio as¨ª? Con todo, la Administraci¨®n ha puesto fecha a su desmantelamiento: el 12 de octubre a las 10 de la ma?ana. Similar a un desahucio, en este caso el de un rinc¨®n de biodiversidad.
Una calurosa ma?ana de verano, M¨®nica me gu¨ªa en el camino hacia L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s. Subimos por el camino que da a la Ermita de Sant Cebri¨¤ y al desviarnos pasamos por el antiguo merendero de La Manya, que ya no existe, y que el proyecto agroforestal ATRA quiso recuperar como espacio de plantaci¨®n de frutales. El proyecto qued¨® en nada. La sequ¨ªa ha diezmado los ¨¢rboles plantados y ha convertido el terreno en una zona todav¨ªa m¨¢s ¨¢rida. Subiendo la cuesta est¨¢ el huerto que M¨®nica y David cuidan. Con la misma sequ¨ªa, el terreno reacciona mucho mejor, porque se nota el cuidado y la aportaci¨®n de materia org¨¢nica a la tierra. Desmantelar un lugar as¨ª implica que correr¨¢ la misma suerte que el espacio con el que colinda.
El huerto es inspiraci¨®n para el trabajo de investigaci¨®n que M¨®nica est¨¢ desarrollando ahora y que tiene que ver con las f¨®rmulas de contacto con la tierra y la conexi¨®n natural de la Grecia cl¨¢sica. Cultivar es universal para los humanos, su pr¨¢ctica diaria explica mucho de nuestra relaci¨®n con las estaciones, con nuestra vida, por ejemplo, cuando comienzan y terminan los cultivos. Plantar en septiembre u octubre para que el resultado pueda recolectarse en abril¡ as¨ª es en secano, as¨ª volver¨¢ a ser y debemos ir adapt¨¢ndonos de nuevo a ello.
M¨®nica y David dicen que para ellos el huerto ha supuesto ¡°una toma de conciencia sobre lo que cuesta conseguir unos cuantos granos de trigo y, por tanto, el alimento¡±. Ahora que nos encontramos ante una crisis alimentaria, derivada de las otras crisis, tiene menos sentido provocar la desaparici¨®n de esos peque?os espacios de cultivo urbano. Si hemos entendido todo lo que hay detr¨¢s de un proyecto de estas caracter¨ªsticas que sigue adelante, concluiremos que salvar L¡¯hort d¡¯en Tom¨¤s es, finalmente, salvarnos a nosotras como especie. Pong¨¢monos manos a la tierra.
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