Mirar hacia atr¨¢s para encontrar la mejor forma de salvar el planeta
La producci¨®n alimentaria tradicional, basada en el respeto al medio ambiente y en el uso racional de recursos, brinda un atisbo de luz ante una econom¨ªa basada en la sobreproducci¨®n de la tierra
Dificultad para acceder al mercado. M¨¢rgenes de venta muy ajustados. Falta de rentabilidad. Poca coordinaci¨®n entre ellos. Espa?a vaciada. Falta de relevo generacional. Cambio clim¨¢tico. Olvido institucional. Este es el panorama para los peque?os productores ecol¨®gicos en Espa?a. Una situaci¨®n poco alentadora para que sigan sus proyectos, cuando cada d¨ªa 30 de ellos cierran por problemas de rentabilidad.
Podr¨ªamos pensar que este problema solo afecta a una serie de peque?as pymes rurales que, como otras tantas en medios urbanos, no logran sobrevivir a crisis, pandemias y/o a la cuarta revoluci¨®n industrial. Pero, como pudimos constatar recientemente en unoconcinco, los Encuentros de Alimentaci¨®n Sostenible organizados por la Fundaci¨®n Daniel y Nina Carasso, la alimentaci¨®n es un sistema que conecta a actores y sectores, desde la producci¨®n al consumo, y lo que pasa con quien produce nuestros alimentos puede afectarnos a todos.
El medio se resiente, se agota, y, adem¨¢s, afecta a la salud de los seres humanos de forma directa por la baja calidad de los productos alimentarios
La modernizaci¨®n del sistema de producci¨®n alimentaria de los ¨²ltimos a?os nos ha alejado mucho de la propia producci¨®n y solo ahora empezamos a ser conscientes de sus consecuencias: macrogranjas despersonalizadas que maltratan animales, cultivos intensivos sin rotaci¨®n o fuera de temporada, fertilizantes nocivos, frutas que cruzan continentes, sobreexplotaci¨®n de la tierra o usos desmedidos del agua.
El medio se resiente, se agota, y, adem¨¢s, afecta a la salud de los seres humanos, de forma directa por la baja calidad de los productos alimentarios, e indirectamente porque estas formas de producci¨®n aumentan la temperatura del planeta, arruinan las tierras f¨¦rtiles y acent¨²an las diferencias sociales.
Por suerte, y por echar la vista atr¨¢s, muchas instituciones est¨¢n viendo c¨®mo los m¨¦todos familiares, contados de generaci¨®n en generaci¨®n y que responden a pr¨¢cticas ancestrales, son capaces de producir sin da?ar los ecosistemas y son el m¨¢ximo exponente de un t¨¦rmino bastante moderno, la agroecolog¨ªa.
Pr¨¢cticas antiguas que salvan el planeta
Bueno, no de todas, porque en este ejercicio por echar la vista atr¨¢s e ir al origen de la producci¨®n alimentaria, muchas instituciones vieron la alimentaci¨®n ecol¨®gica como una palanca de transformaci¨®n ambiental y social. Y encontraron en esas familias de productores a los verdaderos protagonistas de un cambio.
Si queremos transformar los sistemas alimentarios hacia modelos m¨¢s ecol¨®gicos y que estos se mantengan en el tiempo, los productores necesitan tecnolog¨ªa: herramientas digitales espec¨ªficas que les permitan ahorrar tiempo, simplificar sus tareas de gesti¨®n, llegar a m¨¢s clientes, mejorar la experiencia de compra, centrarse en su trabajo en el campo y poder conectar con otros productores para montar food hubs o centros de acopio que les ayuden a competir y crear econom¨ªas de escala.
Los m¨¦todos familiares, que responden a pr¨¢cticas ancestrales, son capaces de producir sin da?ar los ecosistemas
Adem¨¢s, los beneficios de desarrollar e implantar modelos tecnol¨®gicos en la producci¨®n y distribuci¨®n alimentaria ecol¨®gica son diversos y no solo repercuten en el trabajo de los productores y la sostenibilidad econ¨®mica de sus iniciativas. Tambi¨¦n en la reducci¨®n de los impactos de estas actividades al optimizar los procesos y facilitar el uso racional de recursos.
Todo esto contribuye al desarrollo rural y a ralentizar el fen¨®meno conocido como Espa?a vaciada. As¨ª, las econom¨ªas rurales no se convierten solo al turismo y se pueden mantener cultura y costumbres de arraigo que cada vez tienden m¨¢s a desaparecer y que, m¨¢s all¨¢ de lo folcl¨®rico, son las que cuidan la tierra, manteniendo la calidad de nuestros suelos, no contaminando el agua y cuidando la vida y biodiversidad de sus entornos.
Y as¨ª, de lo general a lo particular, y siendo conscientes de que las acciones individuales repercuten en todo el planeta, cada vez contamos con m¨¢s iniciativas que contribuyen a la sostenibilidad de nuestro futuro a trav¨¦s de la transformaci¨®n de los sistemas alimentarios. Unas mejoran las cosechas y la recolecci¨®n gracias al big data, otras dise?an nuevos envases alimentarios m¨¢s responsables y otras, por poner algunos ejemplos, mejoran la vida y condiciones de los productores ecol¨®gicos, como Plant On Demand.
Tecnolog¨ªa que empodera la producci¨®n alimentaria tradicional para que en estos tiempos tan modernos, miremos atr¨¢s y encontremos, en las pr¨¢cticas de toda la vida, la mejor forma de salvar nuestro futuro.
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