Una recuperaci¨®n econ¨®mica inclusiva
Sin una acci¨®n urgente, perderemos el progreso conseguido y la oportunidad de reconstruir sistemas mejores, m¨¢s justos y m¨¢s equitativos cuando termine esta pandemia
En los 30 a?os previos a la pandemia de covid-19, se hicieron grandes avances en el mundo para sacar a las personas de la extrema pobreza, tratar de resolver el problema del hambre y reducir la propagaci¨®n de enfermedades prevenibles. Merece la pena celebrar este progreso as¨ª como los resultados conseguidos gracias al arduo y necesario trabajo realizado por los gobiernos, las empresas, las organizaciones sin ¨¢nimo de lucro y una gran cantidad de personas para luchar contra la desigualdad en todo el mundo.
Sin embargo, m¨¢s de a?o y medio despu¨¦s del inicio de la pandemia, el mundo corre el riesgo de contar una historia muy diferente sobre los a?os venideros.
Como resultado de la covid-19, casi 31 millones de personas, muchas de las cuales son mujeres y ni?os, han ca¨ªdo en la pobreza extrema. Si bien algunos pa¨ªses ahora pueden vislumbrar en el horizonte una recuperaci¨®n econ¨®mica a largo plazo, esta expectativa no es universal, ni mucho menos: seg¨²n datos del Banco Mundial, el 90% de las econom¨ªas avanzadas volver¨¢n probablemente en 2022 a los niveles de ingresos per capita prepand¨¦micos; sin embargo, es probable que solo un tercio de los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos se recupere tan r¨¢pido.
Los efectos de esta recuperaci¨®n desigual ser¨¢n catastr¨®ficos y duraderos para los pa¨ªses que se queden a la zaga, y en este momento hay demasiadas personas que corren este riesgo. En regiones como ?frica subsahariana, la poblaci¨®n podr¨ªa enfrentarse a una d¨¦cada o a un periodo a¨²n m¨¢s largo de ingresos m¨¢s bajos, deudas m¨¢s altas, menos oportunidades educativas y laborales y una mayor mortalidad.
En ?frica subsahariana, la poblaci¨®n podr¨ªa enfrentarse a una d¨¦cada de ingresos m¨¢s bajos, deudas m¨¢s altas, menos oportunidades educativas y laborales y una mayor mortalidad
Sin una acci¨®n urgente, perderemos una generaci¨®n de progreso, as¨ª como la oportunidad que tenemos ahora de reconstruir sistemas mejores, m¨¢s justos y m¨¢s equitativos cuando termine esta pandemia.
Por lo tanto, debemos actuar ya. Los l¨ªderes deben comenzar a trabajar juntos para lograr una recuperaci¨®n econ¨®mica global inclusiva que se centre en las personas m¨¢s vulnerables del mundo. Para ello hay que actuar con firmeza en tres ¨¢reas principales.
Primero, hay que invertir en la salud, la nutrici¨®n y la educaci¨®n, entre otros ¨¢mbitos. Invertir a largo plazo en la vida y en los medios de subsistencia de las personas redunda en mayores ingresos para las familias, mayores rentas para los pa¨ªses y sociedades m¨¢s fuertes. Adem¨¢s, esto nos preparar¨¢ mejor para futuras crisis sanitarias. Consideremos el efecto de la pandemia en la nutrici¨®n mundial: de aqu¨ª a 2022, las perturbaciones causadas por la pandemia podr¨ªan dar lugar a 9,3 millones m¨¢s de ni?os desnutridos y 168.000 muertes infantiles adicionales, lo que ser¨ªa devastador. Necesitamos apoyar intervenciones efectivas para combatir la desnutrici¨®n global, especialmente porque este problema se agravar¨¢ a¨²n m¨¢s por el cambio clim¨¢tico. Y a la hora de luchar contra enfermedades end¨¦micas como el VIH, la tuberculosis y la malaria, y garantizar que los ni?os de todo el mundo est¨¦n vacunados contra las enfermedades prevenibles, hemos visto lo importante que es seguir invirtiendo en enfoques multilaterales probados, como Gavi, la Alianza para la Vacunaci¨®n y el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.
Segundo, hay que ampliar el acceso a las oportunidades econ¨®micas, lo que implica centrarse en la recuperaci¨®n econ¨®mica de las mujeres a trav¨¦s de inversiones en cuidados, inclusi¨®n financiera y datos de g¨¦nero. Actualmente hay una reducci¨®n del empleo de mujeres que representa 13 millones, en comparaci¨®n con los niveles previos a la pandemia. Para reconstruir, necesitamos impulsar la I+D con el fin de desarrollar una agricultura resiliente y clim¨¢ticamente inteligente, de modo que los agricultores puedan mejorar el rendimiento de sus cultivos en el contexto del cambio clim¨¢tico. Tambi¨¦n debemos invertir en la transformaci¨®n digital, as¨ª como en otras ¨¢reas que puedan generar nuevas oportunidades econ¨®micas para m¨¢s personas, en particular las mujeres y los j¨®venes.
Por ¨²ltimo, debemos enfocar las pol¨ªticas en la consecuci¨®n de un crecimiento inclusivo y la prestaci¨®n de servicios para todos. Al desarrollar sistemas tributarios equitativos, los pa¨ªses pueden generar ingresos sostenibles que pueden ser reinyectados en la econom¨ªa, mejorando de este modo los servicios p¨²blicos y las infraestructuras, por ejemplo. Adem¨¢s, la recopilaci¨®n de datos m¨¢s inteligente puede permitir a los gobiernos realizar una asignaci¨®n m¨¢s eficaz de sus gastos y llegar de esta manera de forma m¨¢s efectiva a aquellas personas que se han visto m¨¢s afectadas por la crisis, especialmente las mujeres.
Estos tres frentes son ambiciosos, sin duda alguna, de ah¨ª que nos preguntemos si el mundo los puede financiar todos.
Para satisfacer las demandas en un momento extraordinario no se podr¨¢ echar mano de enfoques ordinarios
La respuesta es s¨ª, siempre y cuando los ministros de finanzas y los legisladores piensen de manera creativa, act¨²en con valent¨ªa y trabajen codo con codo, tal como lo hicieron despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Para satisfacer las demandas en un momento extraordinario no se podr¨¢ echar mano de enfoques ordinarios.
Hemos entrado en un per¨ªodo que brinda un sinf¨ªn de oportunidades para revitalizar instituciones financieras como el Banco Mundial, entre otras. Por ejemplo, en diciembre, los gobiernos de todo el mundo tendr¨¢n la oportunidad de apoyar una ambiciosa reposici¨®n de la Asociaci¨®n Internacional de Fomento en su ¨²ltima sesi¨®n de promesas de contribuciones. Deben hacerlo.
En este momento, el Fondo Monetario Internacional est¨¢ poniendo a disposici¨®n de sus Estados miembros 650 mil millones de d¨®lares en derechos especiales de giro (DEG) para amortiguar el impacto econ¨®mico de la covid-19 y permitir financiar su recuperaci¨®n. Pero debido a que los DEG se asignan en cantidades relativas al tama?o de las econom¨ªas nacionales, m¨¢s del 60% de los fondos se han destinado a pa¨ªses con econom¨ªas avanzadas.
Por este motivo instamos a los pa¨ªses de ingresos elevados a que reasignen al menos 100.000 millones de d¨®lares en DEG a las naciones de ingresos m¨¢s bajos, a la vez que protegen los fondos existentes de Asistencia Oficial para el Desarrollo. Cuando tome la palabra ma?ana en el Foro de la Paz de Par¨ªs, pedir¨¦ a los Estados m¨¢s ricos que sigan el ejemplo de Francia, que ya se ha comprometido a reasignar el 20% de sus DEG a las econom¨ªas m¨¢s pobres del mundo. Si queremos alcanzar los 100.000 millones de d¨®lares en compromisos y, de esta forma, proteger la econom¨ªa mundial y el bienestar de miles de millones de personas, tendremos que ir m¨¢s lejos y m¨¢s r¨¢pido, con compromisos a¨²n mayores de incluso m¨¢s pa¨ªses.
Tenemos una oportunidad ¨²nica de permitir al mundo que vuelva a progresar en muchos de nuestros objetivos de desarrollo compartidos. Podemos crear un camino que permita una recuperaci¨®n m¨¢s inclusiva y duradera y lleve al mundo hacia una mayor igualdad global.
Pero debemos actuar con determinaci¨®n y debemos hacerlo con rapidez. Tomemos las decisiones correctas para nuestro mundo actual, as¨ª como para las generaciones venideras.
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