Los papeles secretos de Franco
Los historiadores se ven obligados a buscar en archivos extranjeros informaci¨®n hist¨®rica que sigue clasificada en Espa?a
¡°Si hay que ba?arse, se ba?a uno¡±, dijo el embajador norteamericano en Espa?a. ¡°Te tomo la palabra, nos ba?amos juntos¡±, contest¨® Fraga. Y tanto le tom¨® la palabra que hizo suya la idea y se convirti¨® en el protagonista del hist¨®rico chapuz¨®n de Palomares. La escena ha quedado grabada como un icono: Fraga con el ba?ador Meyba, la sonrisa congelada de la alegre comitiva en las aguas heladas de marzo, las manos vivaces saludando a la selecta prensa convocada. Pero no hay en nuestro pa¨ªs ni un documento oficial sobre aquel episodio. Ni apenas datos disponibles sobre lo que sucedi¨® en la costa de Almer¨ªa cuando en invierno de 1968 la fuerza a¨¦rea estadounidense perdi¨® cuatro bombas termonucleares. Los papeles o han desaparecido o est¨¢n clasificados.
Lo sabe bien Rafael Moreno Izquierdo, profesor de la Universidad Complutense, investigador hist¨®rico y periodista, que ha dedicado 15 a?os a estudiar el incidente de Palomares. Solo ha podido hacerlo gracias a la documentaci¨®n de los archivos norteamericanos. En su casa tiene todav¨ªa tres cajas de papeles: informaci¨®n del Pent¨¢gono, del Departamento de Estado, de las agencias de inteligencia. Muchos, desclasificados gracias a sus peticiones. En Espa?a, se choc¨® contra un muro. O los documentos que solicitaba eran secretos, o hab¨ªan desaparecido o era imposible localizarlos. Pero el profesor Moreno insisti¨®. Recorri¨® distintos archivos, pregunt¨® a unos y a otros y finalmente, en el Archivo General de la Administraci¨®n dio con una caja.
El Archivo General de la Administraci¨®n, el AGA como lo llaman los investigadores con el tono de familiaridad de quien ha pasado all¨ª muchas horas, es un d¨¦dalo inabordable. El archivo m¨¢s grande de Espa?a. El tercero del mundo. Un b¨²nker de ocho plantas en Alcal¨¢ de Henares donde a lo largo de los a?os han ido llegando fondos de otros dep¨®sitos. 170 kil¨®metros de cajas y m¨¢s cajas. ¡°¡±Cuando lo construyeron en los 70 nunca pensaron que se iba a llenar¡±, cuenta la directora del centro, Mercedes Mart¨ªn Palomino. Aunque ahora est¨¢ abarrotado, apenas hay 11 t¨¦cnicos, superados, trabajando en los fondos. ¡°Un tanto por ciento m¨ªnimo est¨¢ digitalizado¡±, reconoce Mart¨ªn Palomino.
En ese laberinto de legajos, Rafael Moreno Izquierdo dio finalmente con una pista. ¡°Lo ¨²nico que encontr¨¦¡±, recuerda, ¡°fue una caja con la contabilidad del Proyecto ?ndalo, que es como llamaban a Palomares. Estaban los recibos de los pagos de las muestras, los que pasaban los investigadores cuando iban a comer, pero de lo dem¨¢s¡ nada¡±. El profesor Moreno sab¨ªa que Espa?a hab¨ªa mandado desde el accidente hasta bien entrado el siglo XXI un detallado informe anual para justificar las reparaciones econ¨®micas de Washington. ¡°Pero aqu¨ª no existen esos informes y si existen est¨¢n desaparecidos. Y yo sin embargo los he encontrado en la documentaci¨®n que Estados Unidos s¨ª me ha enviado¡±.
El v¨ªa crucis de negativas que pas¨® Rafael Moreno Izquierdo para escribir su libro, ¡°La Historia Secreta de las Bombas de Palomares¡±, es el mismo por el que sufren d¨ªa a d¨ªa los historiadores que quieren bucear en nuestros archivos. Uno de los casos m¨¢s llamativos es el de la informaci¨®n del Ministerio de Defensa que Carme Chac¨®n mand¨® estudiar para su desclasificaci¨®n en el ¨²ltimo mandato de Zapatero. Una comisi¨®n trabaj¨® durante tres a?os y determin¨® en 2011 que hab¨ªa 10.000 documentos desde 1936 hasta 1968 que pod¨ªan salir a la luz. ¡°Era documentaci¨®n anterior a la ley de Secretos Oficiales, producida en un contexto hist¨®rico muy diferente al actual, cuyo contenido por el transcurso del tiempo no parec¨ªa afectar a la seguridad del Estado¡±, comenta una de las personas que particip¨® en el estudio y que siete a?os despu¨¦s prefiere no dar su nombre. Pero Carme Chac¨®n nunca llev¨® el resultado al Consejo de Ministros. El PP gan¨® las elecciones y con Pedro Moren¨¦s en la cartera de Defensa la desclasificaci¨®n qued¨® paralizada. Hasta hoy. El motivo que alega el Ministerio es el mismo desde entonces: no es una prioridad del ej¨¦rcito y no hay recursos para hacerlo ¨Cmenos ahora con los presupuestos pendientes de aprobaci¨®n. En 2012, Moren¨¦s fue m¨¢s all¨¢, lleg¨® a afirmar que la desclasificaci¨®n pod¨ªa ¡°perjudicar las relaciones diplom¨¢ticas de nuestro pa¨ªs y da?ar a terceros¡±.
Desde entonces un grupo de 300 historiadores reclama poder acceder a una informaci¨®n vital para su trabajo. ?ngel Vi?as, uno de esos investigadores, todav¨ªa se exalta cuando recuerda la respuesta del ministro: ¡°Yo le pregunto a Moren¨¦s que si nos va a crear problemas con la Alemania nazi, con la Italia fascista o con la Francia de Vichy que ya han desclasificado esos papeles. Lo que pasa es que en los archivos hay serpientes venenosas. Hay esqueletos¡±, dice bajando un poco el tono.
?Qu¨¦ secretos se ocultan en esos archivos de defensa? Datos sobre operaciones del ej¨¦rcito alem¨¢n en territorio espa?ol durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo. O sobre esp¨ªas franceses y brit¨¢nicos. Relaciones detalladas sobre campos de prisioneros, nombres de los responsables y de los reclusos. Informes sobre la represi¨®n. Precisamente sobre la represi¨®n ha estudiado durante d¨¦cadas Francisco Espinosa. ¡°Con los 10.000 documentos de Defensa lo que se ve es una clara intenci¨®n de que eso no salga a la luz, de que no se conozca la verdadera dimensi¨®n de lo que fue aquello. Yo investigu¨¦ lo ocurrido en Badajoz, porque fue de las mayores matanzas de este pa¨ªs, y es una desesperaci¨®n constante¡±. Cuenta Espinosa, como quien relata una historia policial, que en el archivo de ?vila encontr¨® una carta del General Yag¨¹e a Franco informando de la operaci¨®n. ¡°En un momento dec¨ªa: en documento aparte te detallo el n¨²mero de bajas nuestras, del enemigo, n¨²mero de armas recogidas, de presos hechos. ?Pues ese documento no est¨¢! Y es un informe que completo ser¨ªa interesant¨ªsimo¡±. Espinosa lleg¨® a interponer un recurso de alzada para solicitar la desclasificaci¨®n del material de Defensa. No tuvo ¨¦xito.
El informe que lleva a?os buscando Espinosa puede estar clasificado como secreto o, sencillamente, puede estar sepultado en el oc¨¦ano de carpetas sin catalogar de los archivos espa?oles. Ese es el segundo problema con el que se encuentran los especialistas. La situaci¨®n se agrav¨® en 2013 cuando el Ministerio de Exteriores decidi¨® desmantelar su fondo documental como medida de ahorro. Fue traum¨¢tico. En apenas dos meses los historiadores se encontraron con las puertas cerradas, con sus trabajos a medio hacer y sin posibilidad de consultar hasta que todo fuera catalogado en los lugares de destino.
El ¨²nico informe de la muerte de Lorca
En el a?o 2009 la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica tuvo noticia de una informaci¨®n que muchos investigadores llevaban tiempo buscando: un documento oficial sobre la muerte de Federico Garc¨ªa Lorca. Apenas dos hojas con una grapa que hab¨ªan permanecido guardadas en los Archivos Generales del Ministerio del Interior. Hab¨ªa sido redactado muchos a?os despu¨¦s del asesinato del poeta, en 1965 a petici¨®n de la hispanista francesa Marcelle Auclair, pero su valor era evidente: hasta entonces no hab¨ªa aparecido ning¨²n dato oficial sobre lo que sucedi¨® aquella noche de julio en Granada.
Cuenta el presidente de la Asociaci¨®n, el soci¨®logo Emilio Silva, que quien se lo dio le pidi¨® mantener el secreto hasta que pudiera revelarlo. Pasaron siete a?os. Y en 2011 Silva fue por fin al Ministerio del Interior para consultarlo. Ten¨ªa la clave que lo hac¨ªa posible: la signatura con la que estaba archivado. Si lo hubiera solicitado gen¨¦ricamente, sin ese dato, jam¨¢s habr¨ªa tenido acceso. ¡°All¨ª me preguntaron que por d¨®nde lo hab¨ªa conocido y yo le dije que un investigador me hab¨ªa dicho que viniera a recogerlo y que quer¨ªa una copia¡±. En aquellos papeles, Silva ley¨® que Lorca hab¨ªa sido fusilado en las inmediaciones de un lugar conocido como Fuente Grande, ¡°enterrado en aquel paraje, muy a flor de tierra, en un barranco¡±. Inmediatamente Silva se pregunt¨® qu¨¦ otros secretos guardaban las tripas del archivo del Ministerio de Interior.
Hay una documentaci¨®n que lleva a?os persiguiendo y de la que no ha conseguido ni una pista: los informes sobre enterramientos que en los a?os 50 los gobernadores civiles pidieron a los alcaldes de toda Espa?a para la operaci¨®n Valle de los Ca¨ªdos. ¡°Hubo un censo de todas las fosas que mandaron los ayuntamientos¡±, reclama Emilio Silva, ¡°y para nosotros esa informaci¨®n ser¨ªa muy importante¡±.
Carlos Sanz, profesor de Historia Moderna y Contempor¨¢nea de la Complutense, fue uno de los profesionales que se vio sorprendido por el cierre de Exteriores. ¡°Una vez que se termin¨® el periodo de traslado la situaci¨®n que se ha creado es que no est¨¢ accesible con car¨¢cter general¡±, dice, ¡°no se puede consultar en condiciones de normalidad¡±. Y no se puede consultar porque los fondos de Exteriores desde 1931 hasta los a?os 80 fueron a parar al ya atestado Archivo General de la Administraci¨®n. La directora del AGA explica que de repente se vieron con 60.000 legajos que ten¨ªan que catalogar de nuevo: ¡°El traslado de fondos lo hicieron tal y como estaba all¨ª en el archivo central, cuando se exige que haya una preparaci¨®n para hacer las trasferencias de un fondo a otro. Y nos lleg¨® todo junto con un fichero tem¨¢tico que es una locura¡±.
Pero el problema no es solo pr¨¢ctico. A las dificultades t¨¦cnicas se suma otra clasificaci¨®n masiva de documentos que en este caso acometi¨® el gobierno de Zapatero con Miguel ?ngel Moratinos al frente de Exteriores. Fue en el a?o 2010 en un acuerdo secreto del Consejo de Ministros que ni siquiera apareci¨® publicado en el BOE. Hab¨ªan salido a la luz los vuelos de la CIA y desde aquel verano Wikileaks escup¨ªa informaci¨®n reservada de la guerra de Afganist¨¢n. ¡°Aquella clasificaci¨®n de 2010 fue masiva, de brocha gorda, a lo bestia¡±, se queja Carlos Sanz, ¡°se clasificaba un cat¨¢logo de 14 materias. Mir¨¢ndolo bien solo quedaba fuera la pol¨ªtica cultural. Pero todo lo que ten¨ªa que ver con econom¨ªa ¨Cen su sentido m¨¢s amplio- pol¨ªtica y relaciones internacionales, clasificado¡±. La decisi¨®n tomada por Moratinos se ocult¨® con tal celo, que Carlos Sanz recuerda que en los propios archivos muchos profesionales no se enteraron hasta mucho tiempo despu¨¦s. Cuando le empezaron a denegar el acceso a cosas que hab¨ªa investigado normalmente hasta entonces, pidi¨® explicaciones y 19 meses despu¨¦s del cerrojazo informativo recibi¨® una carta en la que le especificaban las materias clasificadas.
¡°Resulta rid¨ªculo que el argumento sea la seguridad nacional, porque otros pa¨ªses s¨ª abren sus archivos y no son menos seguros. Y nos enteramos por archivos de esos pa¨ªses de cosas que pasaban en Espa?a. Adem¨¢s, es un punto humillante¡±. As¨ª que cuando a Carlos Sanz le vetaron el acceso a la informaci¨®n sobre su campo de estudio, las relaciones hispano-alemanas entre 1970 y 1982, tuvo que irse a Alemania. ¡°Aqu¨ª la petici¨®n me fue denegada porque estaba cubierta por ese acuerdo del a?o 2010 y por la Ley de Secretos Oficiales. Mientras que all¨ª he podido ver toda la documentaci¨®n hasta el a?o 86¡±. Y pone un ejemplo de informaci¨®n que ha consultado que aqu¨ª es totalmente inaccesible. ¡°Hubo un caso pol¨¦mico que pude comprobar, cuando el embajador alem¨¢n comunica una conversaci¨®n que hab¨ªa tenido con el Rey despu¨¦s del 23F y dec¨ªa que el Rey le hab¨ªa dicho que al fin y al cabo lo que los golpistas no quer¨ªan otra cosa que m¨¢s o menos lo que quer¨ªan todos y que esperaba que los jueces fueran ben¨¦volos¡ y ese despacho est¨¢ en Alemania. Es un ejemplo muy llamativo de hasta qu¨¦ nivel de cosas se pueden ver¡±. Para Sanz es una falta de voluntad pol¨ªtica: ¡°Aqu¨ª hay un terror cerval por parte de las autoridades, del gobierno, a abrir los archivos. Las desclasificaciones de documentos de exteriores han venido por v¨ªa judicial¡±. Se refiere Sanz a las listas de colaboradores del nazismo que un investigador alem¨¢n consigui¨® en Espa?a gracias a los tribunales o a la resoluci¨®n de la Audiencia Nacional para que se entregara documentaci¨®n de Exteriores a las Asociaciones de V¨ªctimas de la Dictadura Argentina. Pero los historiadores espa?oles, se queja Sanz, no tienen ni el dinero ni el tiempo para litigar por cada documento que reclaman.
Tendr¨¢n que seguir buscando en otros pa¨ªses para contarnos qu¨¦ pasaba en Espa?a. Aqu¨ª, no podr¨¢n consultar los informes sobre el Meyba de Fraga o sobre el incipiente programa nuclear de Franco, ni sobre la represi¨®n, los esp¨ªas extranjeros en la Segunda Guerra Mundial o la Transici¨®n. Por obra y gracia del secreto y de la falta de medios, las estanter¨ªas de los archivos espa?oles est¨¢n, de momento, blindadas.
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