Un psiqui¨¢trico bajo sospecha
La fiscal¨ªa investiga el hospital gallego de Conxo despu¨¦s de detectar el Defensor del Pueblo excesos en tratamientos, instalaciones obsoletas y pacientes con 50 a?os de internamiento
En Santiago de Compostela hay enfermos que llevan medio siglo ingresados en el hospital. Son pacientes del sanatorio psiqui¨¢trico de Conxo, un reducto de la vieja psiquiatr¨ªa que enclaustraba de por vida en manicomios a quienes perd¨ªan la cordura y que Espa?a se propuso erradicar hace 30 a?os. Una inspecci¨®n de oficio del Mecanismo Nacional de Prevenci¨®n de la Tortura, dependiente del Defensor del Pueblo, ha detectado en el centro que gestiona la Xunta excesos en los tratamientos, irregularidades en los ingresos y falta de vigilancia y seguimiento de los internos, cerca de la mitad despojados de cualquier esperanza de rehabilitaci¨®n. La fiscal¨ªa de A Coru?a ha abierto una investigaci¨®n tras una denuncia de la asociaci¨®n El Defensor del Paciente.
¡°Conxo es un sumidero de los derechos humanos¡±, advierte Miguel Anxo Garc¨ªa, portavoz del Movimiento Gallego de Defensa de la Salud Mental, integrado por una veintena de sindicatos, colectivos sociales y organizaciones cient¨ªficas. Garc¨ªa, psic¨®logo cl¨ªnico del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago al que est¨¢ unido el psiqui¨¢trico, explica que en el sanatorio conviven m¨¢s de un centenar de ¡°personas asiladas, que est¨¢n all¨ª como residentes¡±, con pacientes en proceso de rehabilitaci¨®n (42 plazas) y afectados por alteraciones psiqui¨¢tricas ¡°intensas¡± ingresados en la unidad de cuidados especiales (42 plazas). ¡°La reforma [psiqui¨¢trica] en Conxo fue eternamente pospuesta y en parte no lleg¨®; nunca se hicieron las inversiones necesarias¡±, explica Garc¨ªa.
Dos t¨¦cnicos del Defensor del Pueblo, dos t¨¦cnicas externas y una asesora del Valedor do Pobo de Galicia se presentaron por sorpresa en el hospital de Conxo el pasado 29 de noviembre. Durante dos d¨ªas se entrevistaron con miembros de la direcci¨®n, del equipo m¨¦dico y del resto de la plantilla; bucearon en los archivos para examinar los expedientes personales e historias cl¨ªnicas; y celebraron encuentros reservados con algunos de sus 221 pacientes.
De aquella visita los inspectores concluyen que el sanatario, abierto en 1885 por la Iglesia con dos sacerdotes como primeros pacientes y que lleg¨® a ser el m¨¢s grande de Galicia al acoger a 1.500 enfermos, se aleja de la ¡°concepci¨®n actual de las unidades psiqui¨¢tricas¡± y sigue siendo m¨¢s un ¡°centro residencial de salud mental de larga estancia¡±.
Tan larga que en el caso de algunos internos se mueve entre los 30 y los 50 a?os. Son los olvidados de la reforma psiqui¨¢trica que emprendi¨® Espa?a con la Ley General de Sanidad de 1986, pacientes aislados de este mundo, con el cuerpo desgastado por d¨¦cadas de intensa medicaci¨®n y cuya capacidad jur¨ªdica ha sido reducida a la de un ni?o. Enfermos a los que, seg¨²n registra el Defensor del Pueblo, el hospital no practica seguimiento y que han tenido y tienen un ¡°menor o m¨ªnimo acceso a actividades encaminadas al incremento de su autonom¨ªa e independencia¡±.
¡°Un dispositivo as¨ª es ilegal, no deber¨ªa existir, porque permite la violaci¨®n sistem¨¢tica de derechos de personas discapacitadas con una vulnerabilidad extrema¡±, lamenta Xos¨¦ Ram¨®n Gir¨®n, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Galicia (Feafes). Pese a que los inspectores del Defensor del Pueblo concluyen que el personal trata a los internos con ¡°respeto, cari?o y cercan¨ªa¡±, el centro sufre una ¡°insuficiencia general de recursos adecuados para su atenci¨®n extrahospitalaria y sociosanitaria¡±, con instalaciones ¡°obsoletas¡± y habitaciones ¡°de aspecto impersonal¡±, en las que sus moradores ni siquiera se rodean de sus enseres y pertenencias.
El Servicio Gallego de Salud (Sergas) replica que s¨ª existen recursos extrahospitalarios y de rehabilitaci¨®n y que se han ejecutado reformas en el recinto: ¡°Las personas en unidades de larga estancia tienen una amplia oferta de actividades, aunque en ocasiones sus limitaciones f¨ªsicas y/o ps¨ªquicas no les permiten participar en alguna¡±.
Sobremedicaci¨®n y habitaciones sin c¨¢maras
El Mecanismo Nacional de Prevenci¨®n de la Tortura es un ¨®rgano independiente que inspecciona recintos donde haya personas privadas de libertad con el fin de prevenir ¡°la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes¡±. En los ¨²ltimos a?os ha visitado diversas unidades de salud mental por toda Espa?a, pero en ninguna, seg¨²n la informaci¨®n difundida, se han constatado las graves irregularidades de Conxo. Asegura que en el hospital compostelano no existe un control oficial que registre los historiales legales y administrativos de los pacientes, algo que la Administraci¨®n sanitaria niega, ni siquiera un procedimiento para realizarles un seguimiento.
Ning¨²n m¨¦dico firma en Conxo los ingresos voluntarios, por lo que no se comprueba ¡°la suficiente capacidad del paciente para emitir un consentimiento v¨¢lido¡±, una carencia que la Xunta promete subsanar. Y se han detectado ¡°casos de sobremedicaci¨®n de psicof¨¢rmacos en las unidades destinadas a personas con m¨¢s dif¨ªcil manejo¡±. El Sergas responde que es "responsabilidad" de los m¨¦dicos ajustar las dosis y admite el uso de neurol¨¦pticos para sedar a pacientes con graves alteraciones de conducta, pero solo en casos extremos y por breve tiempo.
Ni los pabellones donde residen los internos ni las habitaciones en las que se realizan ¡°contenciones mec¨¢nicas¡± cuentan con c¨¢maras que registren lo que all¨ª ocurre. Algunos pacientes han denunciado haber sido sometidos a ¡°medidas de contenci¨®n¡± como castigo, una pr¨¢ctica prohibida, inciden los inspectores. Para las ¡°contenciones¡± los enfermos son encerrados en estancias inadecuadas, por lo que el Defensor del Pueblo recomienda a los responsables de Conxo que instalen en las salas ¡°al menos una cama anclada en el medio¡±, un ¡°interfono para la comunicaci¨®n con enfermer¨ªa¡± y un sistema para que se pueda controlar desde el exterior lo que ocurre dentro. El Sergas se compromete a instalar videovigilancia y mejorar las habitaciones de "contenci¨®n¡±, pero niega rotundamente que se inmovilice a los enfermos para castigarlos, una acusaci¨®n que atribuye a que ¡°alg¨²n paciente pueda vivenciarlo¡±.
La inspecci¨®n ha constatado importantes carencias de personal que la Xunta tambi¨¦n niega. En el hospital trabaja una ¨²nica psic¨®loga cl¨ªnica y un solo m¨¦dico internista y las trabajadoras sociales soportan una carga de trabajo ¡°alta¡± porque, se?ala el informe del Defensor del Pueblo, se ven obligadas a suplir las funciones de los tutores de los numerosos enfermos incapacitados.
El Movimiento Gallego de Defensa de la Salud Mental sostiene que deber¨ªa aumentarse la plantilla con tres psiquiatras, siete psic¨®logos cl¨ªnicos, 23 enfermeros, cuatro terapeutas ocupacionales y dos trabajadores sociales. Su portavoz rememora uno de los lemas de la reforma psiqui¨¢trica, que abogaba por cerrar la puerta delantera de los manicomios y abrir la trasera para liberar a los enfermos, al resumir c¨®mo deber¨ªa saldar la Administraci¨®n las cuentas pendientes con Conxo: "Hay que cerrar su puerta delantera y dotarlo de recursos para rehabilitar a las personas que est¨¢n all¨ª y que puedan salir".
"Humanicen la vida de estos enfermos"
Conxo ha sido siempre "inaccesible" para las organizaciones de familiares de enfermos mentales y el informe del Defensor del Pueblo les ha provocado una "enorme preocupaci¨®n". El de Santiago es el ¨²ltimo sanatorio psiqui¨¢trico que queda en Galicia tras el cierre de Castro de Rei en Vigo, To¨¦n en Ourense y O Rebull¨®n en Lugo, este ¨²ltimo hace solo dos a?os. Para clausurar estas instalaciones, la Conseller¨ªa de Sanidade cuenta que deriv¨® a geri¨¢tricos desde 2011 a 69 pacientes que acumulaban largas estancias en estos hospitales, incluido Conxo.
Feafes, la federaci¨®n que agrupa a las asociaciones gallegas de familiares, subraya que los centros elegidos son residencias privadas y reclama a la Xunta "transparencia"?y garant¨ªas de que estas personas que llevan toda su vida en una instituci¨®n sanitaria son acomodadas en centros adecuados a sus necesidades. ¡°Exigimos para ellos una salida digna, una humanizaci¨®n de sus vidas. Que se analice caso a caso con criterios transparentes y profesionales¡±, reclama Xos¨¦ Ram¨®n Gir¨®n.
Las familias piden tambi¨¦n que se aclare qui¨¦n paga estas residencias. Desde el Movemento Galego de Defensa da Sa¨²de Mental se?alan que son centros concertados que la Administraci¨®n financia en funci¨®n del patrimonio del afectado. Y aseguran conocer casos de residentes de Conxo que durante la crisis fueron derivados a psiqui¨¢tricos privados con plazas vacantes, pero a los que hicieron volver cuando resucit¨® la demanda.
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