Ataque frontal a la secesi¨®n
Los cuatro fiscales se coordinan para fijar de forma contundente la responsabilidad de los pol¨ªticos presos
Durante una hora justa, el fiscal Javier Zaragoza pronuncia su alegato ¡ªduro, contundente, lleno de frases redondas destinadas a ocupar enseguida todos los titulares¡ª con la mirada fija en los siete magistrados del tribunal, que son a fin de cuentas a los que tiene que convencer de que fue rebeli¨®n y no sedici¨®n, dejarles claro que los acusados se confabularon para ejecutar un golpe de Estado destinado a derogar la Constituci¨®n espa?ola, que hubo violencia y que esa violencia constituy¨® un ingrediente necesario. Pero a las 10.40, antes de pronunciar la frase final de su intervenci¨®n, el fiscal Zaragoza cambia de postura y se dirige, mir¨¢ndolos por encima de sus gafas de cerca, a los acusados:
¡ª No les pido que renuncien a sus ideales, tienen todo el derecho, esto es una democracia. Lo que no pueden hacer es imponer sus ideas a los dem¨¢s por medios ilegales. Les pido, y creo que les exijo, que respeten las leyes, la convivencia y los derechos de los dem¨¢s.
Al fiscal Zaragoza le gustan los golpes de efecto, los interrogatorios en los que va llevando sinuosamente al testigo o al acusado hasta ponerlo entre la espada y la pared, constri?¨¦ndolo a decir la frase que jam¨¢s querr¨ªa haber pronunciado y, una vez atrapado, a?adir cinematogr¨¢ficamente, mirando ahora s¨ª al juez Manuel Marchena: ¡°No hay m¨¢s preguntas, se?or¨ªa¡±.
En su alegato de hoy, sin embargo, Zaragoza no ha colgado ning¨²n adorno, ni una pizca de brillantina. Han sido 60 minutos de reloj con un golpeo duro, directo a la mand¨ªbula, para dejar claro desde el principio que no, que la Fiscal¨ªa ¡ªque ha tenido sus tropiezos durante los cuatro meses de juicio y algunos de ellos muy sonados¡ª no hab¨ªa barajado en ning¨²n momento soltar el bocado de la rebeli¨®n. Es m¨¢s, hace algunas semanas, alguien hab¨ªa malmetido con que alg¨²n miembro del tribunal hab¨ªa dicho no se sabe d¨®nde ¡ªlos bulos suelen ser as¨ª de concretos¡ª que si la Fiscal¨ªa aspiraba a que el tribunal condenara a los pol¨ªticos independentistas por rebeli¨®n, iba a tener que demostrarlo con argumentos muy s¨®lidos, dejando claro que la respuesta correcta a la pregunta del mill¨®n ¡ª?se ejerci¨® alg¨²n tipo de violencia durante aquel oto?o de 2017?¡ª era un s¨ª n¨ªtido.
Y lo cierto es que, de las cuatro horas justas que los cuatro fiscales han empleado para convencer al tribunal de que los acusados s¨ª cometieron los tres delitos que se les atribuyen ¡ªrebeli¨®n, malversaci¨®n y desobediencia¡ª, los minutos m¨¢s largos y m¨¢s intensos han versado precisamente sobre el delito de rebeli¨®n.
Fidel Cadena, el ¨²ltimo de los cuatro en intervenir, un fiscal que no se ha destacado por su habilidad interrogando, ha explicado con brillantez cu¨¢l es la diferencia entre la sedici¨®n y la rebeli¨®n. Aunque se ha reservado para s¨ª la parte m¨¢s jur¨ªdica, m¨¢s densa en apariencia, nada m¨¢s inaugurar su hora de parlamento se esfuerza en dejar clara la diferencia:
¡ª No se puede calificar esto como sedici¨®n porque no estaba en juego el orden p¨²blico, sino el orden constitucional. Si hubiese estado en juego el orden p¨²blico s¨ª habr¨ªa sido sedici¨®n, pero aqu¨ª est¨¢bamos ante un ataque al orden constitucional. Hubo un levantamiento evidente contra los cimientos del Estado de derecho.
El fiscal Cadena recurre a una sentencia de la Sala de lo Penal del Supremo por atentado a la autoridad del a?o 1993 para explicar que ¡°no solo el utilizar energ¨ªa f¨ªsica para crear una situaci¨®n determinada implica el empleo de fuerza; tambi¨¦n el mantenerse, resistiendo, en una determinada situaci¨®n previamente creada, que solo podr¨ªa ser modificada por el empleo de otra energ¨ªa f¨ªsica en sentido contrario¡±. La imagen, clara, lleva a la sala a acordarse de los v¨ªdeos de los enfrentamientos en los colegios electorales. Cadena esgrime entonces una teor¨ªa que hasta ahora nadie hab¨ªa contemplado.
¡ª Los l¨ªderes independentistas no solo son responsables de la violencia que sufrieron las personas que hacen de escudos humanos y que fueron enviados dici¨¦ndole que no pasar¨ªa nada. Tambi¨¦n son responsables de la violencia que sufrieron 93 agentes.
Tres horas antes, al inicio de su alegato, Zaragoza se acuerda de la gente. No de la gente que ha monopolizado el juicio ¡ªlos dirigentes independentistas y sus simpatizantes que, a la voz de ya, corrieron a bloquear los colegios para que la polic¨ªa no pudiera entrar¡ª, sino de la otra gente. La que ni siquiera ha aparecido por el juicio, y que conforma la mitad m¨¢s uno ¡ªo menos uno, qu¨¦ m¨¢s da¡ª de la ciudadan¨ªa catalana. Aquellos que aquel primero de octubre, conscientes de que el refer¨¦ndum hab¨ªa sido anulado judicialmente, ni siquiera se acercaron a los colegios electorales y por tanto, no solo se les dej¨® sin voz entonces, sino que desde entonces hasta ahora se han convertido en el cero a la izquierda del proyecto soberanista.
¡ª La ¨²nica violaci¨®n de derechos civiles que hoy se est¨¢ produciendo en Catalu?a es la que est¨¢n sufriendo y padeciendo estoicamente aquellos que defienden la Constituci¨®n.
El fiscal Moreno puso dos ejemplos muy gr¨¢ficos para explicar qu¨¦ sucedi¨® en Catalu?a en oto?o de 2017.
¡ª A quien ostenta el poder no le hace falta asaltar palacios, porque ya los tienen. Y tampoco le hace falta abordar al buque del Estado. Le bastaba con cortar las amarras y seguir navegando en solitario. Eso es lo que intentaron.
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