El futuro urbano definido por el binomio energ¨ªa-tecnolog¨ªa
Las empresas, principalmente concentradas en las grandes ciudades, no pueden eludir la responsabilidad de contribuir a la expansi¨®n de modelos urbanos sostenibles
M¨¢s del 70% de la superficie de Oslo es verde. Estocolmo es capaz de cubrir el 80% de la demanda de calor de sus ciudadanos con un sistema de calefacci¨®n urbana o district heating para el que la ciudad se vale de m¨¢s del 70% de los residuos generados. En Copenhague, desde 2010, todos los nuevos edificios que se construyen deben tener azoteas verdes que ayudan a reducir la contaminaci¨®n y se conectan con el suministro de agua para aprovechar las lluvias.
Con evidencias como estas, no sorprende que estas urbes regularmente est¨¦n a la cabeza de los rankings de ciudades m¨¢s sostenibles del planeta. El beneficio es tangible: en las ciudades n¨®rdicas, la estrategia de sostenibilidad a largo plazo que han seguido desde hace a?os no solo les ha reportado una mejora clara en su medioambiente, sino tambi¨¦n prosperidad socioecon¨®mica y una mayor calidad de vida para sus ciudadanos. Para lograrlo no hay f¨®rmulas m¨¢gicas. La cooperaci¨®n entre el sector p¨²blico, el sector privado y la sociedad civil, sumada a la voluntad individual, ha sido imprescindible.
Pero, ?a qu¨¦ llamamos ciudad sostenible? ?C¨®mo debe configurarse un n¨²cleo urbano para cubrir las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer las del futuro?
No son preguntas sencillas porque el contexto actual es complejo. Tenemos ante nosotros desaf¨ªos globales que, combinados, van a moldear el porvenir de las comunidades y la forma en que vivimos. Retos geopol¨ªticos y sociales, como el r¨¢pido crecimiento demogr¨¢fico en algunas geograf¨ªas, el distinto ritmo de aumento de la esperanza de vida, el incremento de las desigualdades sociales o las migraciones y los conflictos, son especialmente relevantes.
Tambi¨¦n nos enfrentamos a nuevas tendencias relativas al desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses, como el avance de la tecnolog¨ªa y la digitalizaci¨®n ¨Dcon un 60% de la poblaci¨®n con acceso a Internet¨D, o los desaf¨ªos ambientales, por ejemplo, las emisiones de CO? ¨Dun 50% m¨¢s elevadas mundialmente desde 2000 a pesar de las reducciones en Europa y Estados Unidos¨D y la subida generalizada de temperaturas en los ¨²ltimos a?os por la amenaza global y de extrema gravedad que es el cambio clim¨¢tico, que afecta a todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida cotidiana.
Perseguimos un planeta en equilibrio, lograr el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que el crecimiento econ¨®mico consiga un desarrollo sostenible y arm¨®nico para la sociedad. Reflexionar sobre estas tendencias permite a las organizaciones y empresas comprender mejor los riesgos y oportunidades de los escenarios posibles y tomar mejores decisiones para configurar ese futuro que queremos. Est¨¢ claro que estos desaf¨ªos deben influir en el dise?o de las ciudades del futuro y desde disciplinas como el urbanismo o la movilidad se deber¨¢ trabajar para darles respuesta.
Precisamente en la respuesta global a estas tendencias encontramos dos grandes transformaciones subyacentes: la ecol¨®gica y digital. La poblaci¨®n en el planeta cada vez se concentra m¨¢s en las urbes ¨Dalrededor del 75% de los europeos vivimos en las ciudades¨D, por lo que estas dos transiciones que vive nuestra sociedad son, en gran medida, las transformaciones que atraviesan las ciudades.
El modelo energ¨¦tico tradicional est¨¢ cambiando; la b¨²squeda de la descarbonizaci¨®n nos conduce hacia un sistema basado en fuentes limpias. En Espa?a, en 2023, m¨¢s del 50% de la producci¨®n el¨¦ctrica fue renovable, mostrando que este proceso lleva un largo camino ya recorrido. Para las ciudades, esta transici¨®n implica que la demanda de electricidad va a aumentar en gran medida, porque la electricidad renovable se est¨¢ extendiendo a otros usos energ¨¦ticos como el transporte y la calefacci¨®n.
Tambi¨¦n lo har¨¢ la necesidad de infraestructuras, que deber¨¢n estar m¨¢s presentes e integradas en el paisaje urbano, con elementos m¨¢s visibles, como por ejemplo los cargadores de veh¨ªculos el¨¦ctricos. La energ¨ªa procedente del sol, el viento y el agua es una gran oportunidad para mejorar la vida de las ciudades, al reducir la contaminaci¨®n directa, mejorar la calidad del aire y tambi¨¦n incluso el ruido ambiental.
Por otro lado, la integraci¨®n de la tecnolog¨ªa que conlleva la transformaci¨®n digital est¨¢ convirtiendo los n¨²cleos urbanos en ciudades inteligentes. Los avances en el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA) y el big data han abierto nuevas posibilidades para mejorar la eficiencia y la calidad de vida en las ciudades. El sistema de transporte que han logrado en Singapur, conocido por ser uno de los m¨¢s avanzados del mundo, y que permite una gesti¨®n en tiempo real mucho m¨¢s eficiente de la movilidad urbana basada en datos, es un buen ejemplo.
Esta digitalizaci¨®n debe ser, eso s¨ª, inclusiva y conducir a un despliegue de una conectividad universal, accesible y asequible para todos. Pero esta digitalizaci¨®n debe ser, ante todo, ¨¦tica, respetando a las personas y garantizando la privacidad, la intimidad y la libertad individual.
Ambas transformaciones, por tanto, influyen decisivamente en las palancas clave para la configuraci¨®n de ciudades sostenibles. La planificaci¨®n urban¨ªstica es, por supuesto, una de ellas, con dise?os que favorecen las zonas verdes y los espacios p¨²blicos como centros de vida social y un enfoque cada vez m¨¢s inclusivo para la reducci¨®n de desigualdades. Un urbanismo que antepone las necesidades de la ciudadan¨ªa y que conduce al concepto de ciudad de 15 minutos o ciudad de proximidad, donde se pretende que los servicios esenciales se encuentren a una distancia razonable, ya sea a pie o en bicicleta, recuperando los entornos de barrio. Ciudades como Par¨ªs o Portland avanzan en esa direcci¨®n y el proyecto Street Moves de Suecia plantea incluso el modelo de ciudad hiperlocal de un minuto.
La construcci¨®n de edificios e infraestructuras sostenibles, que optimizan el consumo de energ¨ªa y el uso de los recursos p¨²blicos, el fomento de la econom¨ªa circular y la producci¨®n local o la apuesta por los ecosistemas de innovaci¨®n digital, y la implicaci¨®n destacada de la ciudadan¨ªa son algunas de las tendencias en las que se avanza hacia esas ciudades del futuro.
Las empresas, que principalmente est¨¢n concentradas en las grandes ciudades, no pueden eludir la responsabilidad de contribuir a la expansi¨®n de modelos urbanos sostenibles, puesto que son agentes protagonistas del cambio. Su rol ser¨¢ clave si queremos que esos modelos, tan avanzados ya en regiones como el Norte de Europa, sean tambi¨¦n una realidad en otras regiones del planeta. Si implementan en su estrategia de negocio el impacto econ¨®mico, motivando las inversiones, especialmente en innovaci¨®n, y la defensa medioambiental, lograr¨¢n tambi¨¦n dejar un impacto positivo en el ¨¢mbito social. Con esta triple v¨ªa, conseguir¨¢n mejorar la vida de las personas y contribuir¨¢n al desarrollo de todos los territorios en los que operan.
Beatriz Corredor Sierra es presidenta de la empresa Redeia.
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