La regulaci¨®n del Bisfenol-A por la EFSA significa una victoria para la salud en Espa?a y toda la UE
El organismo europeo ha reconocido que la exposici¨®n actual a esta sustancia, a trav¨¦s de la dieta, constituye un elevado riesgo para la salud humana
La mayor¨ªa de las enfermedades cuya prevalencia est¨¢ aumentando a?o tras a?o, como son la obesidad, la diabetes, el autismo, las alteraciones de la funci¨®n tiroidea, los problemas de fertilidad y el c¨¢ncer, son debidas a la interacci¨®n de nuestros genes con el ambiente en el que vivimos. No podemos cambiar nuestros genes, pero s¨ª podemos mejorar el ambiente, hacerlo m¨¢s saludable, y as¨ª disminuir la probabilidad de sufrir estas enfermedades. Nadie duda de que la qu¨ªmica nos ha proporcionado grandes avances que han mejorado y siguen mejorando nuestra vida, pero el peaje que pagamos es el efecto delet¨¦reo de la contaminaci¨®n en la salud humana y el medioambiente. Parece l¨®gico que, como afectados, exijamos que nuestro peaje sea m¨ªnimo.
Los compuestos denominados disruptores endocrinos son una parte importante de la contaminaci¨®n qu¨ªmica de nuestro medioambiente. Se denominan disruptores endocrinos porque act¨²an alterando la acci¨®n de nuestras hormonas, como la insulina liberada por la c¨¦lula-¦Â del p¨¢ncreas o la tiroxina, liberada por la gl¨¢ndula tiroides. Lo hacen de manera sutil, a concentraciones bajas a las que la mayor¨ªa estamos expuestos, alterando la expresi¨®n de nuestros genes, sobre todo durante el desarrollo fetal y la infancia. Como resultado, una parte de la poblaci¨®n se vuelve m¨¢s propensa a la obesidad, diabetes, autismo y al c¨¢ncer de test¨ªculos y de mama.
El Bisfenol-A (BPA) es el disruptor endocrino m¨¢s estudiado en la actualidad, habi¨¦ndose demostrado su relaci¨®n con numerosas enfermedades. El BPA se encuentra en la mayor¨ªa de los pl¨¢sticos y de las resinas de epoxi que se utilizan en objetos cotidianos, incluyendo el envasado de comida o bebida y se ha detectado en la orina de pr¨¢cticamente todos los habitantes de la UE.
Desde el 19 de abril de 2023, la salud de las ciudadanas y los ciudadanos europeos est¨¢ en mejores condiciones debido a que la Autoridad Europea de Sanidad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en ingl¨¦s) ha reconocido que la exposici¨®n actual al BPA, a trav¨¦s de la dieta, constituye un elevado riesgo para la salud humana. El nuevo informe considera que los actuales l¨ªmites de exposici¨®n al BPA subestiman con creces el da?o que este componente de los pl¨¢sticos causa a la salud humana, y establece que el nuevo umbral de exposici¨®n debe ser 20.000 veces inferior al actual. En la pr¨¢ctica significa eliminar el BPA de todos aquellos productos en contacto con comida o bebida, y se espera que la Comisi¨®n Europea adopte las medidas oportunas para ello.
Sin embargo, el problema de los disruptores endocrinos va mucho m¨¢s all¨¢ del BPA. La Comisi¨®n Europea tiene una lista de m¨¢s de 500 sustancias sospechosas de actuar como disruptores endocrinos, de la que se ha priorizado el estudio de m¨¢s de 100. Es importante destacar algunos puntos en el documento publicado por la EFSA sobre el BPA, y deber¨ªan adoptarse como norma en el futuro para regular el resto de compuestos qu¨ªmicos sospechosos de actuar como disruptores endocrinos.
El actual documento analiza los resultados obtenidos por laboratorios cient¨ªficos independientes, algo que no siempre ha ocurrido y que no sucede en las agencias equivalentes a la EFSA en otros pa¨ªses; debe seguir siendo as¨ª y deber¨ªa suceder en las agencias a nivel global, incluyendo la Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria y Nutrici¨®n.
El documento reconoce que el BPA act¨²a a dosis bajas, es decir, a los niveles a los que los humanos estamos expuestos. Por lo tanto, debe aceptarse que otros disruptores endocrinos tambi¨¦n pueden hacerlo. El documento reconoce que el BPA tiene efectos diferentes a dosis bajas y a dosis altas. De hecho, la ausencia de efecto de las dosis altas no significa que las dosis bajas sean seguras. Esta propiedad, relativamente com¨²n en el caso de los disruptores endocrinos, tiene consecuencias muy importantes a nivel regulatorio y debe ser aceptada de manera general.
Los problemas de salud causados por el BPA y otros disruptores endocrinos son globales, y en consecuencia el documento de la EFSA debe ser considerado por las agencias regulatorias de todo el mundo si se pretende mejorar la salud humana a nivel global. Sin duda, el resultado de la nueva reevaluaci¨®n de la EFSA es una buena noticia para la salud p¨²blica de la UE, que hoy por hoy posee las normativas m¨¢s protectoras de la salud en el mundo, pero que son claramente mejorables.
Profesionalmente, he participado del recorrido cient¨ªfico y regulatorio del BPA desde sus inicios a mediados de los a?os 90 del pasado siglo. El grupo de investigaci¨®n que dirijo ha sido pionero en desentra?ar el mecanismo molecular que inicia los efectos celulares del BPA y en desvelar su papel como factor de riesgo para la diabetes. Esta noticia me ha alegrado, pero con la sensaci¨®n de que llega tarde. La ciencia se mueve a una velocidad mucho mayor que la regulaci¨®n. La visi¨®n de los cient¨ªficos y de las autoridades regulatorias sobre un mismo problema suele ser diferente. Es necesario que la ciencia y la regulaci¨®n viajen juntas si queremos afrontar con eficacia los problemas generados en nuestra salud como consecuencia de la alteraci¨®n del medioambiente por la actividad humana.
?ngel Nadal es catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa y subdirector del IDiBE en la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche.
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