Inflamaci¨®n cr¨®nica: c¨®mo evitar que el cuerpo viva en estado de alerta
El 50% de la mortalidad global se puede atribuir a enfermedades relacionadas con este trastorno, ?qu¨¦ es exactamente y qu¨¦ lo provoca?
Cuando nos damos un golpe o nos pica un mosquito, podemos observar de primera mano la parte externa de un proceso de inflamaci¨®n. La zona afectada se pone roja, caliente, nos duele o nos pica y aumenta de tama?o. Si todo va bien, conforme avancen los d¨ªas, esa zona ir¨¢ poco a poco recuperando su aspecto normal. Ocurre lo mismo con las inflamaciones que provoca una infecci¨®n, como en una de garganta, o si sufrimos un esguince en un tobillo: ser¨¢ ah¨ª donde lo notes y no en un hombro. En todos estos casos, vemos y sentimos esa inflamaci¨®n que est¨¢ en una zona espec¨ªfica.
Sin embargo, cada vez es m¨¢s frecuente encontrarse con titulares que alertan de otro tipo de inflamaci¨®n algo m¨¢s dif¨ªcil de entender. Leemos que determinados alimentos o dietas producen inflamaci¨®n, al igual que lo hacen el estr¨¦s o la falta de sue?o. Esa inflamaci¨®n es una inflamaci¨®n negativa, relacionada con m¨²ltiples enfermedades, algo que en principio nos interesar¨ªa evitar. Pero ?est¨¢ relacionada con la inflamaci¨®n de cuando sufrimos una lesi¨®n, o hablamos de algo distinto? ?Qu¨¦ parte del cuerpo es la que se nos inflama, por ejemplo, si dormimos mal de forma continuada?
La respuesta a la primera pregunta es s¨ª. La inflamaci¨®n es un conjunto de respuestas fisiol¨®gicas que tienen los organismos para intentar mantener la estabilidad (la homeostasis), explica Jaime Mill¨¢n, cient¨ªfico titular del CSIC. Esa estabilidad consiste en mantener ciertas variables como la presi¨®n sangu¨ªnea, la temperatura o los niveles de glucosa dentro de un rango ¡°aceptable¡±, algo para lo que tenemos mecanismos aut¨®nomos. Sin embargo, cuando esos mecanismos se ven superados y no logran mantener esa regulaci¨®n, aparece la respuesta inflamatoria, que es principalmente ¡°un mecanismo de protecci¨®n y defensa¡±, dice Mill¨¢n, vicedirector del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa (CBM) de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Cuando no est¨¢ bien controlada [su duraci¨®n o su magnitud], la inflamaci¨®n es exagerada y produce las enfermedades¡±Marcos L¨®pez Hoyos, presidente de la Sociedad Espa?ola de Inmunolog¨ªa
El investigador y nutricionista Pedro Carrera-Bastos, coautor de un estudio publicado en la revista Nature sobre la relaci¨®n de m¨²ltiples enfermedades con la inflamaci¨®n cr¨®nica, es claro a este respecto: aunque ahora nos estemos fijando en la parte mala de la inflamaci¨®n ¡ªpor ejemplo, cuando se vuelve cr¨®nica¡ª, el proceso en s¨ª es indispensable para nuestra supervivencia. ¡°El problema estar¨ªa en no poder llevar a cabo un proceso inflamatorio. Si nuestros ancestros no hubieran podido activar una respuesta inflamatoria siempre que fuese necesaria, probablemente estar¨ªamos extintos como especie¡±, se?ala.
El problema viene cuando esa inflamaci¨®n no funciona adecuadamente, no se resuelve una vez solucionado el problema que ven¨ªa a tratar o cuando, al estar expuestos a est¨ªmulos inflamatorios constantes, se alarga en el tiempo. El presidente de la Sociedad Espa?ola de Inmunolog¨ªa (SEI), Marcos L¨®pez Hoyos, habla del control y la regulaci¨®n como claves en ese paso de la inflamaci¨®n buena a la mala: ¡°Cuando no est¨¢ bien controlada ¡ªsu duraci¨®n o su magnitud¡ª, la inflamaci¨®n es exagerada y produce las enfermedades¡±, resume.
De lo localizado a lo sist¨¦mico
Volviendo a la pregunta de qu¨¦ es exactamente lo que se nos inflama cuando el origen de esa inflamaci¨®n no es una picadura sino, por ejemplo, estar sometidos a un estr¨¦s constante, Jaime Mill¨¢n, del CBM, explica que las se?ales inflamatorias locales que env¨ªan las c¨¦lulas del sistema inmunitario que se encuentran cerca de la picadura (por ejemplo) pueden en otras ocasiones ser inducidas de forma sist¨¦mica, en todo el organismo. Esto puede ocurrir por una infecci¨®n (hablar¨ªamos aqu¨ª de una septicemia), pero tambi¨¦n ¡°de forma progresiva, pero constante, en respuesta al estr¨¦s o los h¨¢bitos de vida poco saludables¡±, se?ala Mill¨¢n. En este tipo de inflamaci¨®n, nuestro cuerpo est¨¢ permanentemente en estado de alerta, emitiendo se?ales de peligro y enviando por todo el organismo c¨¦lulas inmunitarias como respuesta.
Para entender bien c¨®mo y por qu¨¦ ocurre esto, sigamos el camino de la inflamaci¨®n, desde el golpe hasta que tenemos un chich¨®n palpitante. Ante un problema o una amenaza, ?qui¨¦n da la voz de alarma? Los principales sensores de esas se?ales de estr¨¦s (infecciones, roturas del tejido, golpes, etc¨¦tera) que pueden desencadenar una respuesta inflamatoria son, por un lado, las c¨¦lulas del sistema inmunitario que se encuentran en los tejidos, responsables de un tipo de inmunidad m¨¢s primitiva y denominada innata; y, por otro lado, las neuronas sensoriales, que detectan est¨ªmulos externos de varios tipos, elabora Mill¨¢n. Todas estas c¨¦lulas, que han visto de primera mano la amenaza, disparan mediadores inflamatorios que activan al resto de las c¨¦lulas necesarias para ¡°orquestar la respuesta inflamatoria¡±.
Aqu¨ª hay un detalle importante: ni estos mediadores ni el resto de las c¨¦lulas que son activadas han visto esa amenaza inicial. Es decir, quien ve el problema en cuesti¨®n (detecta las mol¨¦culas de una bacteria, por ejemplo) emite numerosos mensajes que llegan al resto de la caballer¨ªa, que se pone en acci¨®n. ¡°La activaci¨®n inicial se amplifica y llega a activar a muchas m¨¢s c¨¦lulas, sobre todo del sistema inmunitario innato¡±, se?ala Mill¨¢n.
De lo agudo a lo cr¨®nico
En el ejemplo de la picadura o el golpe, lo habitual es que esa inflamaci¨®n, adem¨¢s de localizada, sea aguda y transitoria. Es decir, empieza r¨¢pido y se resuelve en un periodo de tiempo corto. Cuando no se resuelve, por un problema de descontrol o porque estamos recibiendo esos est¨ªmulos inflamatorios de forma constante, la inflamaci¨®n se cronifica.
Esto puede ocurrir porque esos mensajeros de los que habl¨¢bamos antes, mediadores como las citoquinas inflamatorias, tambi¨¦n son secretados por c¨¦lulas ¡°que se encuentran bajo alg¨²n tipo de estr¨¦s o de desregulaci¨®n de su equilibrio natural u homeostasis¡±, se?ala el vicedirector del CBM. Como ejemplo, Mill¨¢n cita los adipocitos llenos de grasa en el tejido adiposo. ¡°Si la capacidad de almacenamiento de grasa de estas c¨¦lulas supera cierto umbral, se produce una respuesta al estr¨¦s dentro de estas c¨¦lulas que desencadena la secreci¨®n de citoquinas inflamatorias de forma cr¨®nica y no aguda¡±, explica. ¡°Se activan de forma?cr¨®nica las c¨¦lulas del sistema inmunitario en todo el organismo, como si tuvi¨¦ramos una infecci¨®n muy d¨¦bil pero persistente en el tiempo¡±.
Esta cronificaci¨®n acaba por producir enfermedades. Mill¨¢n aporta otro ejemplo: ¡°Los niveles altos de colesterol, la vida sedentaria, etc¨¦tera, hacen que se acumulen l¨ªpidos en el interior de las paredes de los vasos sangu¨ªneos. Esto genera la secreci¨®n de se?ales inflamatorias que atraen a c¨¦lulas inmunitarias que migran hacia estos lugares de acumulaci¨®n lip¨ªdica como si fuera un foco de infecci¨®n. Pero, en lugar de hacerlo transitoriamente, lo hacen de forma lenta y constante y se acumulan en el interior del vaso en un proceso que tarda a?os, contribuyen a formar las placas de ateroma que pueden terminar bloqueando el torrente circulatorio¡±, explica. Si a esto adem¨¢s se le a?ade otro foco de emisi¨®n cr¨®nica de mediadores inflamatorios, esa arterioesclerosis se acelerar¨¢, a?ade. Esos focos pueden ser los adipocitos ya mencionados o, por ejemplo, ¡°una boca en muy mal estado que est¨¢ llena de bacterias y por tanto siempre inflamada¡±.
Es de este tipo de inflamaci¨®n, la cr¨®nica, del que hablan todos esos art¨ªculos llenos de consejos. ¡°En la actualidad se est¨¢ dando mucha importancia a la inflamaci¨®n cr¨®nica sist¨¦mica de bajo grado¡±, afirma Carrera-Bastos. Seg¨²n este nutricionista e investigador, el inter¨¦s se debe, por un lado, a que este tipo de inflamaci¨®n no suele producir signos ni s¨ªntomas, por lo que pasa en muchos casos desapercibida. Adem¨¢s, esta inflamaci¨®n cr¨®nica provoca atenci¨®n porque est¨¢ involucrada en much¨ªsimas enfermedades: ¡°Diabetes tipo II, enfermedad por h¨ªgado graso no alcoh¨®lico, enfermedad renal cr¨®nica, enfermedades cardiovasculares, varios tipos de c¨¢ncer, sarcopenia, osteoporosis, osteoartritis, depresi¨®n y enfermedades neurodegenerativas¡±, enumera el experto.
L¨®pez Hoyos, de la SEI, coincide: ¡°Los inmun¨®logos lo estamos investigando mucho ahora porque estamos viendo que, cuando se desregula esa parte, se produce esa inflamaci¨®n patol¨®gica que tiene que ver mucho con la enfermedad y que te altera todos los componentes de la respuesta inmunitaria adaptativa que estudi¨¢bamos de antes¡±, indica.
La nutrici¨®n en el punto de mira
Teniendo en cuenta que el 50% de las muertes que se producen en el mundo son atribuibles a enfermedades relacionadas con la inflamaci¨®n, tiene sentido querer hacer todo lo posible por prevenirla o reducirla. Por eso surgen todos esos art¨ªculos que colocan a alg¨²n alimento casi como ant¨ªdoto m¨¢gico, a menudo con poca base cient¨ªfica. ?Hay alg¨²n alimento que nos pueda salvar de la inflamaci¨®n cr¨®nica? ¡°Antes de preocuparse en saber cu¨¢les son los alimentos, nutrientes, compuestos bioactivos y dietas con capacidad de reducir o resolver la inflamaci¨®n¡±, Carrera-Bastos recomienda fijarse en los principales promotores de un estado inflamatorio cr¨®nico de bajo grado e intentar actuar ah¨ª en primer lugar: la contaminaci¨®n, el tabaco, el sue?o inadecuado, el estr¨¦s psicol¨®gico, la inactividad f¨ªsica, la obesidad y una dieta incorrecta.
¡°En ese sentido, y de acuerdo con varios estudios de intervenci¨®n y epidemiol¨®gicos, las intervenciones no farmacol¨®gicas que previenen, reducen o resuelven la inflamaci¨®n son dejar de fumar, algunas estrategias de control del estr¨¦s (como yoga, taichi, meditaci¨®n o simplemente pasar m¨¢s tiempo en espacios verdes), sue?o adecuado, ejercicio f¨ªsico, disminuci¨®n de la grasa corporal (en especial la visceral, que est¨¢ localizada principalmente en la cavidad abdominal junto a ¨®rganos como el h¨ªgado y el p¨¢ncreas) y dieta sana, que aporte todos los nutrientes necesarios¡±, enumera. Es decir, antes de buscar antinflamatorios, mejor eliminar las fuentes de inflamaci¨®n.
Despu¨¦s de haber intervenido en estos aspectos del estilo de vida, si se quiere se puede profundizar m¨¢s en ¡°estrategias nutricionales¡± espec¨ªficas. Es decir, m¨¢s que superalimentos de cualidades cuasim¨¢gicas, ser¨ªa m¨¢s conveniente centrarse en la alimentaci¨®n en general. ¡°Hay dietas que favorecen la inflamaci¨®n y otras que se asocian a una disminuci¨®n de estos mediadores inflamatorios en los pacientes, de la que por supuesto la dieta mediterr¨¢nea es el exponente principal¡±, indica Jaime Mill¨¢n.
Es en este ¨¢mbito, en el de la nutrici¨®n, en el que se est¨¢n centrando numerosas investigaciones sobre la inflamaci¨®n, explica el cient¨ªfico del CSIC, que conf¨ªa en que en los pr¨®ximos a?os se describan en detalle ¡°las bacterias intestinales a partir de diferentes tipos de alimentos y su efecto sobre el sistema inmunitario. Tambi¨¦n se conocer¨¢ el efecto de las diferentes dietas sobre la composici¨®n de la microbiota intestinal¡±.
[Los ¨¢cidos grasos omega-3] han demostrado reducir varios par¨¢metros anal¨ªticos de inflamaci¨®n y mejorar al cuadro cl¨ªnico de algunas enfermedades inflamatorias cr¨®nicas¡±Pedro Carrera-Bastos, investigador y nutricionista
Como ejemplo, explica que la dieta rica en alimentos ultraprocesados ¡°altera y disminuye la diversidad de la microbiota¡±, ya que se trata de alimentos que no necesitan tanto de las bacterias para ser digeridos y absorbidos, por lo que disminuyen los nutrientes disponibles para su supervivencia en el intestino. Esto tiene un efecto proinflamatorio, puesto que ¡°a menor poblaci¨®n de bacterias propias y beneficiosas, mayor posibilidad de ser colonizados por bacterias patog¨¦nicas que se?alizan al sistema inmunitario y producen inflamaci¨®n¡±, explica.
En cuanto a los nutrientes que parece que se van perfilando como mejores a la hora de combatir la inflamaci¨®n, Carrera-Bastos menciona los ¨¢cidos grasos omega-3, ¡°que ya han demostrado reducir varios par¨¢metros anal¨ªticos de inflamaci¨®n y mejorar el cuadro cl¨ªnico de algunas enfermedades inflamatorias cr¨®nicas, como es el caso de la artritis reumatoide¡±. Aun as¨ª, antes de lanzarnos a alimentarnos de sardinas, caballa, salm¨®n y jurel, es conveniente recordar su primer consejo: fijarnos en el resto de los promotores inflamatorios e intentar reducirlos si est¨¢ en nuestra mano (no siempre es as¨ª). Las sardinas, al fin y al cabo, no son un elixir que vaya a neutralizar las horas que pasamos sentados o los efectos de vivir continuamente estresados.
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